Ruth Matute volvió a su casa, en Masaya, después de un poco más de cuatro meses de prisión, donde escapó de morir al no recibir la atención especializada que exigía el marcapasos que desde hace siete años es parte de su cuerpo.
Matute Valdivia tiene 29 años, diez de estos los ha compartido con Danny García, su pareja, de 31 años. Ambos compartieron el horror de ser presos políticos del régimen de Daniel Ortega.
Ella fue apresada cuando llegaba a dejarle comida a García, a quien el 6 de octubre habían capturado en su casa, junto a otras cinco personas. Fue un gran despliegue policial, cuatro patrullas y más de cuarenta agentes que llegaron a su vivienda y revisaron hasta donde pudieron. No encontraron nada.
Ambos empezaron a padecer. Fueron trasladados a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como el Chipote; ahí los sometieron a interrogatorios en varias ocasiones.
A Danny lo golpearon en las costillas: “no te pegan en la cara”, cuenta. A ambos les preguntaban sobre las personas que protestaban en Monimbó, también intentaban jugar con sus mentes y les decían que uno había delatado al otro, todo para hacerlos caer; pero eso no les funcionó. Ellos aseguran que no podían caer en la trampa porque en realidad no sabían nada.
Ambos vivían una tragedia en el interior de las mazmorras del Chipote y posteriormente en los penales. En el caso de Ruth, su marcapasos le empezó a mandar señales de alerta, eso provocó que se desvaneciera el 4 de enero de este año, después que en múltiples ocasiones había demandado una revisión especializada. Incluso, el mismo día del desmayo, una doctora del penal le dijo que su malestar estaba relacionado con el estrés, cuando en realidad su vida estaba en juego.
Su estado empeoró y las autoridades actuaron. La sacaron de emergencia en una ambulancia, dos días después la sometieron a una cirugía.
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Libres a medias
A Ruth Matute y Danny García los investigaron porque su familia se dedica a la pirotecnia en Masaya, y los relacionaban con la explosión de bombas de contacto. A ella la acusaron como cabecilla de tranques, y en general, con financiamiento al terrorismo. Ambos son parte del listado de cien presos políticos que salieron el miércoles pasado, sin embargo, no están libres por completo. A eso se suman las amenazas que ya han recibido.
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