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El expresidente Enrique Bolaños dice que Daniel Ortega lo traicionó dos veces cuando llegaron a acuerdos en dos mesas de negociaciones diferentes. Sin embargo, considera que la negociación es más que nunca necesaria para evitar que el hundimiento del comandante se lleve por delante a todos los nicaragüenses.
“Estamos todos en la misma canoa en que se está hundiendo Ortega. Es un problema que todos tenemos, no solo ellos (Ortega y Rosario Murillo)”, dice Enrique Bolaños Geyer, quien está a dos meses de cumplir 91 años de edad, desde su oficina en Carretera a Masaya, donde maneja una biblioteca digital que se ha convertido en su mayor orgullo.
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Bolaños considera que aunque la salida de Ortega podría facilitar la salida a la crisis, no solucionaría definitivamente todos los problemas.
En esta entrevista habla sobre las críticas a su gobierno, las negociaciones con Ortega y su lucha contra el sandinismo desde los años 80.
¿Cree que en este nuevo diálogo se puede encontrar una solución?
Se debería encontrar una solución. Yo creo en el diálogo, no creo en las trompadas ni en los tiros.
En realidad el Gobierno lo llamó negociación…
Bueno, sí, es una negociación. Es como marido y mujer que están conversando, y pueden decirse cosas que el día de mañana se pueden arrepentir. Es por eso que debería de buscarse un moderador. Alguien que sirva para hacer llegar los mensajes.
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¿Usted cree que es bien importante tener un moderador?
Sí, porque esa persona sirve porque si alguien dice: “Decile a esa tal por cual, tal cosa…”, entonces el moderador dice: “Sí, claro”, y le lleva el mensaje sin decirle la ofensa. Y así por lo menos el proceso avanza. Es un proceso largo… Yo tuve un moderador uruguayo llamado Manuel Flores, que vino al país en 2004. Él sirvió para intercambiar los mensajes con Arnoldo Alemán y Daniel Ortega.
¿Cómo funcionó?
Yo tenía un techo de lo que pedía y un piso de lo que podía ceder, es decir que más bajo que eso no podía aceptar.
¿Usted se lo decía al moderador?
No se lo dije directo. Yo lo tenía presente. Es ahí donde empieza la negociación.
¿Quién debería ser el moderador en este diálogo?
Yo tenía uno, que lo quise sugerir en el diálogo anterior de 2018. Yo quería sugerir al expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Porque es amigo de Ortega, se estiman los dos, se respetan. Y Carter es una persona honesta que pudiera servir de intermediario. Pero Carter ya tiene 94 años. Yo consulté y me dijeron que no, que acaba de salir de un tratamiento contra el cáncer. Y yo no encontré a ningún otro.
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Ahorita hay muchas dudas sobre que Daniel Ortega quiera dialogar de verdad. ¿Usted qué cree?
La duda es lo único seguro, pero a lo mejor, porque está bien fregado, esta vez cede. Aunque no creás que solo es él el que está fregado. Hoy que escuché en una radio que alguien decía: “Es que como Ortega está pegado, lo tienen en 3 y 2, está cediendo”, recordé una caricatura de la Segunda Guerra Mundial donde aparecía una canoa en la que un extremo estaban Checoslovaquia, Polonia y Austria, mientras que al otro estaban Inglaterra, Francia y Rusia. En el lugar del primer grupo estaba saliendo un chorro de agua. Entonces el segundo grupo decía: “Mirá está haciendo agua la canoa, gracias a Dios no es en nuestro extremo”. Esto yo me lo imagino en Nicaragua, donde en el extremo donde está saliendo agua está Ortega con doña Rosario, y toditos los demás estamos en el otro extremo diciendo: “Ve, está haciendo agua Ortega, gracias a Dios no es en nuestro lado”. Por favor, estamos todos en la misma canoa. Entonces, es un problema que todos tenemos, no solo ellos.
Por eso cree necesaria la negociación…
Claro, para que podamos ponerle un tapón al chorro y no nos hundamos todos.
¿Qué priorizaría?
Ay, es que hay tantas cosas. Tenés que ir poco a poco. Ir negociando punto por punto. No los pongás todos juntos porque se te complica. Hay prioridades que dijeron los representantes de la Alianza Cívica. Por ejemplo, la liberación de los presos. Ahí pueden tardar uno o dos días discutiendo solo eso.
Esta semana liberaron a 100 presos políticos. ¿Cree que es una muestra de voluntad?
A unos poquitos liberaron. Pero no los importantes. Es muy poquito… Pero ahí le vas zocando la tuerca para ver si va cediendo. Él algo va a pedir a cambio de soltarlos a todos.
¿Qué puede ceder la Alianza?
Depende de lo que Ortega pida. Por eso hay que tener claro el techo y el piso. En este caso, se tendría que definir un piso de hasta donde se puede rebajar. Por ejemplo, Ortega puede pedir que le dejen su capital, que le otorguen amnistía, de que no ha cometido ni un solo pecado y así… ese es su techo, pero él debe tener un mínimo. Pero eso lo tienen que arreglar entre todos los miembros de la Alianza. Eso lo tenemos que esperar.
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¿Está crudo el diálogo?
Eso está en los cuernos de la luna. Quién sabe, nadie puede decir lo que va a pedir y va a ceder. Uno se imagina pero nada más.
¿Cuál sería el techo que pueda conseguir la Alianza?
Que Ortega diga: “Ya renuncio, ya me voy, llamen a elecciones”.
¿Así se solucionarían los problemas?
Ideay, es posible… Porque no es solo esa la solución. Que se vaya Ortega facilitaría una solución… ¿Qué es lo que ha pasado en la historia de Nicaragua? Con José Santos Zelaya todos luchaban contra él para que se fuera y creían que después iba a caer el maná del cielo, el paraíso terrenal. Se fue y vino Emiliano Chamorro, y seguía la guerra, seguían los pleitos. Y decían: “Hay que botar a Emiliano, el día que se vaya, aquí va a venir el paraíso”. Y entonces llegó Anastasio Somoza García, y decíamos: “El día que este tal por cual se vaya y lo botemos, aquí va a venir el paraíso”. Después llegó el hijo de él, Anastasio Somoza Debayle, y seguimos con lo mismo. Luego llegó el Frente Sandinista con Ortega y trajo guerra y problemas. Cuando ganó doña Violeta creíamos que se había ido Ortega, pero volvió, y estamos en las mismas. ¿Será la última vez, la última carcajada de la compancha? Eso ya es cosa de Dios, si hace el milagro de que aquí nos portemos bien.
“En el extremo de la canoa donde está saliendo agua está Ortega con doña Rosario, y toditos los demás estamos en el otro extremo diciendo: ‘Ve, está haciendo agua Ortega, gracias a Dios no es en nuestro lado’. Por favor, estamos todos en la misma canoa. Entonces, es un problema que todos tenemos, no solo ellos”.
Enrique Bolaños, expresidente de Nicaragua
¿Cómo se corta ese ciclo?
Ideay, dialogando, negociando. Dialogando, dialogando, dialogando, dialogando. Poco a poco, poco a poco. Puede tomar un mes, dos meses. Y que venga alguien extranjero a ayudarnos, que nos ayuden a comprender. Por eso no sé qué le pasa al Sistema de Integración Centroamericana (SICA). En mi período todos los presidentes hablaban. Y para salir de Ortega en los 80, todos los presidentes se juntaron.
A propósito de presos políticos, usted ha estado preso en dos ocasiones. ¿Por qué fue?
Yo me metí a tratar de ganar la presidencia del Cosep. Yo estaba tranquilo en Masaya, nunca fui a ninguna manifestación política. Y ya con 50 años de edad decidí meterme. Iba a las asambleas del Cosep, pero no participaba, no hablaba. Pero después que se va Somoza y viene el comunismo, y uno de sus principios es que una vez que se llega al poder se debe destruir todo lo anterior y poner lo tuyo. Yo miraba que todo lo iban a hacer nuevo, al estilo comunista. Como yo lo conocía, dije que iba a tratar de ayudar para que no pasara eso. Y ayudé para que doña Violeta cambiara eso, y Arnoldo Alemán siguió con lo mismo y yo también, seguíamos con eso.
Pero Ortega regresó…
Porque todos ustedes votaron por él… ¿o no es verdad?
Ortega negoció para regresar al poder.
Esa es culpa de Arnoldo Alemán. Definitivamente, él es el gran culpable.
¿Y usted no se arrepienta de haber hecho más para impedirlo?
¿Impedir cómo?
Me acaba de decir que se metió a la política en los 80 para cambiar al gobierno sandinista…
Pero cívicamente. Yo nunca he cargado una pistola. Ni nunca le he pegado un pencazo a nadie. Yo soy dialogante, vengo de familia dialogante. Muchas veces es mejor un mal arreglo que un buen pleito. Así soy yo. Pero no todos somos así… ¿Qué es lo que hizo Arnoldo en 1999? le dijo a Ortega: “Te voy a bajar del 45 % al 35 % para que podás ganar las elecciones, a cambio de que me hagás diputado de la Asamblea”. Trato hecho. Encantado se fue Ortega. Arnoldo es uno de los culpables, porque se suman otros factores, pero eso fue importantísimo.
Hasta hace un par de años usted reconocía que Ortega había hecho alguna buena gestión, sobre todo en ejecución de proyectos, ¿sigue pensando lo mismo?
Yo le entregué a él, sinceramente y justamente, la mesa servida. Cuando yo gano la Presidencia, a los cuatro días vino una misión del FMI, y nos preguntan: “¿Saben cómo van a recibir el país?”, yo les dije que no lo manejaba porque andaba en campaña, pero asumía que mal. Ellos me dijeron que a más tardar dos meses de que tomara posesión no habría ningún centavo, y estaría todo cerrado. Al mes me fui con un equipo a Washington para hablar con el FMI, y nos dijeron que “no es que Nicaragua tenga mal récord, sino que tiene el peor de toda América Latina”. Regresamos desahuciados, pero antes logré hablar con el presidente George Bush y conseguimos el Cafta. Así recibimos, y entregué una deuda de 1,600 millones de dólares, cuando la recibí de 6,000 mil millones de dólares. Y entregué el PIB per cápita por encima de lo que lo encontré. Y dejé más zonas francas, porque es lo que podemos buscar, no podíamos traer empresas de alta tecnología. En 2005 logro enderezar la economía y empezamos a conseguir préstamos porque ya éramos sujetos de crédito. Y todo eso le dejamos para que arrancara.
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En las recientes intervenciones Ortega ha dicho que antes de que tomara el poder, el país estaba destruido…
A pues sí, hom… Así lo recibimos de él en su primer período, que bastante enderezó doña Violeta, bastante. Pero había que terminar de enderezar. Llega Arnoldo y se produce el huracán Mitch. Yo era su vicepresidente, porque me metí solo para ayudarle para que no ganara Ortega, porque yo acababa de ser presidente de Cosep y tenía mucha gente que me conocía. Pero Arnoldo pactó, y como con el Mitch vino dinero para reconstruir. Alemán decía: “Obras y no palabras”. Porque los reales que vino por el Mitch los usó para eso, pero lo del Presupuesto de la República, se lo comió él.
Una de las críticas más fuertes a su gobierno es que dejó el país a oscuras…
Ideay si no me permitieron ni siquiera traer una barcaza que podía venir al país, que ya la tenía. El proyecto que yo presentaba, me lo bateaban. Pero él (Ortega) puede decir misa, pero ya no vale.
¿Pero no se pudo negociar para que dejaran entrar la barcaza?
No se pudo, no, no, no. Y porque ya en ese tiempo estaba más caldeada la cosa. Ya habíamos pasado pleitos diferentes en todos estos años. Y ya había pasado el pacto con Alemán.
¿Cómo dejó el estado del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social?
Yo recibí casi quebrado el INSS y lo entregamos sano, y podíamos ir mejorando más. Yo mandé de gerente a Edda Callejas. Estaba jovencita, con una colita en el cabello. Y llegó la chavalita, una financiera, buena, buena, y comenzó a limpiar y lo controlamos.
¿Se puede salvar el INSS todavía?
Podría tener salvación, bien manejado, pero no saqueado. Ideay, si yo lo enderecé en cinco años. La Edda Callejas lo enderezó y era una jovencita.
¿De qué se siente orgulloso?
Hombre, digamos que de mi biblioteca.
¿Y de su período presidencial?
Que dejé la mesa servida, que limpié, quise limpiar la corrupción hasta donde pude. Pero en lo demás, económicamente lo hicimos muy bien.
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¿Cómo le gustaría ser recordado?
No… No me interesa. Lo único es que yo serví a Nicaragua. Quise hacer lo mejor que pude por Nicaragua. Eso es todo.
¿Faltó algo?
Uhh, yo quise hacer mucho más, si he tenido ayuda de la Asamblea. Pero yo tenía de 90 diputados, solo a nueve. Y hay un momento en que Ortega se da cuenta que la lucha contra la corrupción mundialmente es popular, reconocida, y me están alabando porque estoy tratando de luchar por eso. Entonces él se mete y vota contra Arnoldo para que lo echen preso. Por eso se metió, para que dijeran que él era el gran luchador contra la corrupción.
¿No pasó por su mente seguir en la política?
No, una vez es más que suficiente. Y además la ley decía que podía hacerlo en períodos alternos. Y entonces ya hubiera llegado otra vez a la presidencia a los 89 años. No soy Joaquín Balaguer ni estoy loco para meterme en esa chochada, si es arrecho. Ahí te desgastás, es de día y noche.
¿Actualmente mira algún líder en la oposición o alguna fuerza opositora?
No veo ninguno, sinceramente.
Por eso es que muchos dicen que “se va Ortega pero ¿quién queda?”
Ajá, ajá… Igual yo preguntó ¿quién? ¿Nos va a pasar como cuando se fue Somoza?
¿Cómo cree que será recordado Ortega?
Creo que mal, en fin. Porque qué sé yo lo que piensa el pueblo, es variante.
Pero casi siempre hay un consenso histórico. Por ejemplo, con Somoza se le recuerda como dictador…
¿Y qué? Si hay dictaduras por todos lados. No es tanto problema eso. Yo veía un problema diferente con Ortega en 2006. Porque a mí me vino a visitar su hijastra, Zoilamérica, con un documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en donde condenaban al Estado de Nicaragua por violarle el derecho de defensa porque en este país no pudo acusar al padrastro. Y decía que le teníamos que pagar 120 mil dólares. Yo le dije que personalmente no podía hacer nada, y que fuera a la Corte Suprema de Justicia, y si aceptan el documento, había que ponerlo en el presupuesto, para que la Asamblea me diera el dinero y pagarle. Yo no podía hacer nada. Pero después de este caso, yo decía: “No es posible que Nicaragua, que se dice cristiana, vote por él”. No es posible, por más divisiones que hubiera.
Pero usted mismo al inicio de su período decía que podía sentarse a negociar con Ortega porque había cambiado…
No, él decía que había cambiado. Yo decía: “Yo no cambio, no he cambiado, él decía que había cambiado”.
¿Creé que cambió?
A la larga no cambió, es el mismo de su primer período. Claro, cuando andaba en campaña era magnánimo, todo lo que vos querrás. Pero cuando llega a la Presidencia, él es control al estilo comunista: Vladimir Lenin hasta que murió, Iósif Stalin hasta que murió, ¿ah? Fidel Castro hasta que murió, comunista, socialista. Los (comunistas) que llegan al poder es hasta que mueren, es quedarse ahí para toda la vida.
Plano personal
Don Enrique Bolaños Geyer nació un domingo 13 de mayo, en Masaya, hace 88 años.
Es ingeniero industrial fue presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), fue programador de computadoras y fue presidente de la República.
Es un amante de la historia y como servicio social tiene una de las más ricas bibliotecas virtuales de Nicaragua: enriquebolanos.org. Con el sitio, dice, no gana dinero, y más bien invierte toda su pensión en mantenerlo. “Quiero dejar ese legado”, explica.
Es viudo de doña Lila Abaunza desde 2008 y dice que desde entonces casi no sale a restaurantes ni al cine.
En 1984 empezó a hacer un plan de gobierno desde un garaje clandestino llamado la Oficina. De modo que cuando fue considerado para presidente por la Unión Nacional Opositora en 1990, fue el único candidato que lo tenía completo.
En todo el período de la crisis política estuvo en su casa en El Raizón. “A veces no podía salir, y me quedaba encerrado en la oficina”, dice Bolaños.