Este miércoles se cumplen ocho días que cien presos políticos fueron excarcelados y llevados a sus casas, en muchos casos, bajo la figura de casa por cárcel; sin embargo, no han tenido paz debido al asedio al que son sometidos y que pone en riesgo la seguridad de su familia.
Ese es el caso de la presa política Ruth Matute, quien fue sometida a una cirugía de marcapasos, mientras estuvo detenida. Aunque ella y su pareja, Danny García, ahora están en la casa y volvieron a ver sus dos hijos y abrazar a los más cercanos, toda su familia está en riesgo.
Matute explica que unos miembros del Consejo del Poder Ciudadano (CPC) de Masaya, junto con supuestos policías se adjudican el logro de su “libertad”, hecho que es refutado por Matute, pues asegura que tanto García como ella salieron por la presión social y la de organismos de derechos humanos. Dicha personas les hicieron saber que esperaban que los presos que fueron excarcelados en Masaya filmaran un video en el que agradecieran a la pareja dictatorial por salir de la cárcel. En su caso, ellos se negaron.
Eso provocó que esas mismas personas los mandaran a ofender y les dijeran que en cualquier momento los podrían encarcelar.
Matute demanda que paren de amedrentar a su familia. Explicó además que las reuniones en las que participan estas personas se llaman comité de paz, y que corresponden a la implementación de la Ley de “reconciliación”, cuya promotora ha sido Murillo.
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Otras formas de asedio
Además de las amenazas que han recibido varios de los familiares de los presos políticos, deben soportar el parqueo de patrullas policiales frente a sus casas a todas horas, mientras que durante la madrugada pasan motos haciendo sonar la bocina.
También viven bajo el escrutinio de los Consejos del Poder Ciudadano, que se encargan de tomar fotografías de todos los movimientos de sus respectivas casas, lo que incluye a las personas que entran y salen. Varios de los reos políticos han denunciado los malos tratos a los que fueron sometidos mientras estuvieron recluidos en el Chipote, o en los otros reclusorios. Muchos fueron golpeados y agredidos verbalmente.