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La legendaria directora de teatro francesa y actriz Ariane Mnouchkine, fundadora de Le Theatre du Soleil, en un teatro en Río de Janeiro, Brasil  LA PRENSA/AFP/Daniel Ramalho

Ariane Mnouchkine monta una tragicomedia musical con veinte actrices, sin hombres a la vista

"Son mujeres que a través del canto expresan sus frustraciones, sus desdichas, pero a quienes a lo largo de la obra se las ve soportando, sin salir de cierta servidumbre voluntaria", dijo Mnouchkine

La fundadora del Théatre du Soleil, Ariane Mnouchkine, salió por primera vez del Bosque de Vincennes, en las afueras de París, desde donde hace más de cinco décadas revoluciona el arte escénico, para dirigir en Brasil “Les belles soeurs” (“As comadres”, en portugués), una tragicomedia musical con veinte actrices, sin hombres a la vista.

Al igual que en las instalaciones de La Cartoucherie de Vincennes, la directora de “1789” y “Molière” (llevadas al cine) o, más recientemente “Los náufragos de la loca esperanza”, está presente en la sala del teatro SESC Ginástico de Rio de Janeiro antes de que se apaguen las luces.

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Tras la función del sábado, se prestó a un diálogo con el público, en el cual se evocó la difícil situación de la cultura en Brasil en los últimos años, por falta de recursos y en un clima enrarecido por la ola de conservadurismo que en enero llevó al poder a Jair Bolsonaro.

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Mnouchkine realizó tres estadías en Brasil para preparar esta obra que tuvo dos presentaciones en marzo en el Festival de Curitiba (sur), antes de estrenarse la semana pasada en Rio, donde permanecerá en cartelera hasta el 19 de mayo. La idea vino de personas que le son cercanas, contó.

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“Me dijeron: ‘Ayúdanos, las cosas son tan difíciles en este momento’. Y eso era antes de que se volvieran peor”, agregó, levantando una hilaridad ácida en la sala.

“As comadres” se ambienta en una cocina hogareña de los años 60, donde mujeres de todas las edades fueron convocadas para pegar en decenas de álbumes un millón de sellos ganados en un concurso por Germana, la dueña de casa, que podrá canjearlos por sus sueños de consumo: renovación de la vivienda, compra de objetos diversos…

Solo mujeres en escena

La reunión se convierte rápidamente en una pesadilla… desopilante, con ajustes de cuentas y el afloramiento de envidias alimentadas durante años.

“Son mujeres que a través del canto expresan sus frustraciones, sus desdichas, pero a quienes a lo largo de la obra se las ve soportando, sin salir de cierta servidumbre voluntaria”, dijo Mnouchkine en una entrevista con la AFP.

La única que en apariencia consiguió romper las amarras, una hermana de Germana, es rechazada por las demás.

El dramaturgo canadiense Michel Tremblay, de la provincia francófona de Quebec, escribió en 1965 esta obra, sobre la cual su coterráneo René Richard Cyr creó el musical. Tremblay “es muy duro con la pequeñez, la mojigatería, la mezquindad, el egoísmo” de esas mujeres, apunta Mnouchkine.

Hay 15 papeles femeninos, a quienes Mnouchkine agregó un pequeño coro de 5 actrices-cantantes, para permitir una rotación en los papeles principales. La idea de tener más actrices que roles surgió porque no conseguía decidirse por alguna más que por otra para encarnar a varios personajes.

“Aunque no sea más que por el hecho de dar visibilidad a 15 actrices, es una obra revolucionaria. En general suele verse a 15 hombres y dos mujeres”, afirma.

“Esa es la fuerza de la obra, mostrar la fuerza colectiva de una paleta de mujeres de todas las edades”, subraya.

“Desprecio por los artistas”

La tentación de considerar “As comadres” como “un llamamiento a la resistencia” en el Brasil actual es grande, pero Mnouchkine prefiere abstenerse de limitar las lecturas de una obra que se mantiene viva desde hace medio siglo.

“Claro que espero que haga reflexionar, que toque a la gente y les haga plantearse preguntas. Pero no me corresponde a mí decir lo que la gente debe pensar”, explica.

Al ser interrogada sobre la vida artística en el Brasil de Bolsonaro, Mnouchkine, de 80 años, no esconde su preocupación.

“No voy a comparar el destino de los artistas con el de los indígenas [que acaban de denunciar en un manifiesto una situación cercana al ‘apocalipsis’], pero “los artistas se hallan en una situación sumamente alarmante, que debería alarmar a los artistas de todo el mundo”, sostiene.

“No disponían de muchos recursos (…), pero aparentemente se instala ahora un desprecio” hacia ellos, añade.

El gobierno suprimió el ministerio de la Cultura, cortó subsidios y lanzó una guerra contra el “marxismo cultural”, la “ideología de género” y el “globalismo”, que pone bajo sospecha a creadores y enseñantes.

“Conozco un poco los ambientes de artistas en Brasil y veo su angustia, su tristeza. Es raro que en Brasil la gente muestre su tristeza. Hay un dignidad de la alegría aquí”, dice Mnouchkine.

A la directora le gustaría que esta obra montada de A a Z con actores que no son del Théâtre du Soleil esté tan solo en el inicio de su camino. En junio irá a Sao Paulo y probablemente después a Porto Alegre. “Espero que vaya por todo Brasil, por toda América Latina, a Portugal y tal vez a Francia”, expresa.

Cultura

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