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Jonathan Loáisiga realizó su primera apertura de la temporada 2019 de las Grandes Ligas, con los Yanquis de Nueva York. LA PRENSA/Elsa/Getty Images/AFP

Jonathan Loáisiga está en una buena temporada con los Yanquis. LA PRENSA/ARCHIVO

Los ajustes que debe realizar Jonathan Loáisiga en las Ligas Menores

El lanzador capitalino necesita una pasadita por el fuego para terminar de compactar su textura y afinarse para la excelencia

Después de cada actuación de Jonathan Loáisiga en Grandes Ligas, nos queda la sensación de que efectivamente pertenece ahí, a ese nivel, pero todavía no. Que necesita una pasadita por el fuego para terminar de compactar su textura y afinarse para la excelencia.

Loáisiga es un talento especial de acuerdo con los expertos que lo han calificado alto. Dispone de un repertorio electrizante, de la serenidad de un valiente y la compostura de un veterano, mientras enseña una llamativa capacidad para adaptarse en un proceso rápido.

Y, sin embargo, aún necesita ser más agresivo y atacar a los bateadores. Es urgente que se vaya rápido al frente en el conteo y luego confíe en todo su arsenal para rematar a su rival, mientras consigue graduar adecuadamente su esfuerzo para acumular innings.

Todo eso parece sencillo de conseguir, pero no es tan fácil. En cierta ocasión pregunté al mexicano Alex Treviño, exreceptor de Grandes Ligas y analista de beisbol para los Astros, qué pasaba con Brad Lidge, quien ya no era el certero rematador de otros años.

“Es que perdió su release point”, dijo secamente Treviño. Él se refería a un desajuste en la mecánica que impide ser consistente en el punto exacto en el que se suelta la bola, o en que la energía acumulada a través del wind up es liberada mediante el lanzamiento.

Después de su presentación ante los Tigres de Detroit, Loáisiga comentó a los medios que había cierta alteración al momento de soltar su curva, la que, en lugar de desplomarse en la cercanía del home, se movía hacia un costado como un slider y eso lo complicó.

Hacer esos ajustes no es sencillo. De otro modo Lidge había continuado siendo efectivo en Filadelfia como lo fue en Houston. Requiere mucho trabajo, mucha repetición hasta llegar a hacerlo de forma mecánica y archivarlo en el cerebro. En eso trabaja el pinolero.

Ir a las Ligas Menores fue una decisión correcta de los Yanquis. Ahí tendrá la oportunidad de trabajar en las variantes necesarias para ajustarse y regresar con más fuerza a las Ligas Mayores. No hablo de fuerza en términos literales, sino en estar mejor construido.

El repertorio

Loáisiga cuenta con una recta poderosa que alcanza hasta las 98 y 99 millas, pero que tiene promedio de 96.1, lo cual es fantástico. La usa en cuatro costuras, es decir, con un poco de prisa, pero menos movimiento que una de dos, la cual también usa ocasionalmente.

Jonathan tiene una curva de 12 a seis (que describe una trayectoria como las agujas de un reloj al descender), el cual es también un envío sobre average. Le sirve para hacer abanicar o conseguir contactos flojos, mientras su cambio va en una clara mejoría.

Quizá lo esencial de todo esto, es que Loáisiga sabe usar lo que tiene. Donde ha flaqueado ha sido en el comando de algunos de sus disparos y eso lo ha obligado a redoblar esfuerzo, pero no es nada que no pueda ser arreglado en este viaje a las Ligas Menores.

Lo más importante para Loáisiga es su salud. Si tiene salud, tiene oportunidad de escribir su historia en las Grandes Ligas, donde ya ha probado que puede sacar outs. Solo necesita de unos pequeños grandes ajustes, que seguro lo hará un mejor big leaguer.

Deportes Jonathan Loáisiga archivo

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