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Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de Funides. LAPRENSA/R. FONSECA

Juan Sebastián Chamorro: si la crisis se extiende por todo 2019 nos estaríamos dirigiendo hacia una depresión económica

En entrevista con LA PRENSA, el director ejecutivo de Funides hace un balance del impacto de la crisis política en la economía, hacía dónde va y las acciones que se deberán retomar para recuperar el crecimiento. Chamorro advierte que el país se encamina al peor estado que una economía puede alcanzar

Desde que en el país se comenzó a medir formalmente el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), en Nicaragua han habido dos depresiones: en 1978- 1979 y en 1984-1991. Una tercera está en camino. Si al término de este año la economía termina en negativo, habrá transitado de la recesión a la depresión, con impacto devastadores en las vidas de los nicaragüenses.

En los tres desastres económicos de los últimos 59 años, la figura omnipresente será Daniel Ortega, que un 19 de abril del 2018, es decir hace un año,  dinamitó el crecimiento económico con una brutal represión que hasta ahora no solo le ha costado la vida a más de 325 nicaragüenses sino que también ha derrumbado la gran mayoría de las actividades económicas, aumentando la pobreza y el desempleo.

Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides),  señala que “sin un acuerdo político que asegure un cambio en el rumbo del país, Nicaragua se dirige hacia una depresión”.

En un recorrido hacia dónde va la economía, tras un año de crisis política, Chamorro señala que “en la actualidad no hay forma de que retomemos la senda de crecimiento económico sin resolver el tema político”.

La crisis política, estalló hace un año, significó también el fin de una especie de “luna de miel” que desde 2009 estableció el régimen de Daniel Ortega con el sector privado, que permitió a la economía crecer en promedio cinco por ciento, pero no de forma duradera. Detrás de ese crecimiento económico, había un elevado costo democrático e institucional, que desmoronó en cuestión de pocos meses la riqueza que acumuló el país en los años de crecimiento.

Chamorro admite que recuperar esa riqueza tardará años, una vez que se logre un acuerdo político que permitan recobrar la confianza del sector privado y los hogares. Para ello, el director ejecutivo de Funides explica cuál deberá ser la ruta a seguir no solo para retornar al crecimiento económico sino también para que la historia no se vuelva a repetir.

Tras varios meses de no publicar indicadores sobre la situación de la actividad económica, el Banco Central de Nicaragua informó que la economía cayó 3.8 por ciento el año pasado como consecuencia de la crisis, ¿está apegado ese indicador a la realidad actual de la economía?

Las proyecciones de Funides presentadas en septiembre del año pasado indicaban que la economía caería 4 por ciento con respecto a 2017, así que un valor de -3.8 por ciento está de acuerdo con nuestras estimaciones. Estamos hablando que la economía pasó de crecer 4.7 por ciento en 2017 a decrecer 3.8 por ciento en 2018, lo cual implica una diferencia en tasas de variación de la actividad económica de 8.5 puntos porcentuales.

Un cambio así de un año a otro no se observaba desde finales de la década de los 80, en periodos de hiperinflación y en medio de una guerra civil, cuando la economía pasó de decrecer 0.2 por ciento en 1987 a caer 12.4 por ciento en 1988, con lo que la diferencia de tasas de crecimiento de un año al otro fue de 11.7 puntos porcentuales.

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Durante la última década la economía venía creciendo a un ritmo de cinco por ciento anual, el cual parecía sólido. ¿Por qué en tan pocos meses del estallido político se derrumbaron los cimientos del crecimiento? ¿O era un crecimiento ficticio?

Las bases del crecimiento económico se soportaban en la confianza de los empresarios y hogares en el país. Sin embargo, dicha confianza se fue debilitando por el deterioro gradual de las instituciones democráticas y la mayor demanda en los últimos años para ejercer las libertades civiles.

La sociedad nicaragüense enfrentaba limitaciones para manifestar su opinión y demandar cambios sobre la estrategia política y el tipo de instituciones que debería prevalecer en el país. Esto generó una acumulación de tensiones en diferentes sectores de la sociedad que ocasionó que Nicaragua entrara en crisis a partir de abril de 2018.

Desde entonces, se han acumulado amplio un listado de malas noticias que las publicadas en los más de 11 años de informes realizados por Funides. Podemos enumerar varios de ellos, como la reducción de los ingresos por turismo, el saldo de depósitos en el sistema bancario, el crédito, la inversión extranjera, la cooperación internacional, las reservas internacionales, los ingresos tributarios y el empleo formal.

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Nicaragua está sumida en una de las peores crisis sangrientas en tiempo de paz, lo que ha ahuyentado a los turistas. Hay tranques por todos lados.

 Las actividades económicas de Nicaragua acumulan casi 11 meses de contracción, ¿se encuentra aún Nicaragua en recesión o ya se puede hablar de una depresión económica?

Una depresión la podemos definir como una recesión extendida, informalmente de al menos dos años y más profunda. En términos de profundidad, en torno al menos a una caída acumulada de 10 por ciento. Desde que existen mediciones formales del PIB, a partir de 1960, podría decirse que Nicaragua ha tenido dos depresiones: 1978-1979 producto de la guerra civil, y 1984-1991.

En dichos períodos, la caída combinada de la producción fue de 34.3 por ciento y 21.8 por ciento, respectivamente. En estos momentos definitivamente Nicaragua experimenta una recesión económica, ya con una reducción de 3.8 por ciento estimada por el BCN. Respecto a si estamos o no en depresión, lo que se puede decir es que si la crisis se extiende por todo 2019 nos estaríamos dirigiendo hacia ella, puesto que las estimaciones de contracción de la actividad económica para este año se sitúan entre 5 por ciento según FMI y Cepal y hasta 11 por ciento por parte de Funides.

 ¿Cuánto más puede la economía mantenerse en el estado actual si no se logra un acuerdo político? ¿Cree que aún la crisis económica no ha tocado fondo?

Continuando con la respuesta a la pregunta anterior, sin un acuerdo político que asegure un cambio en el rumbo del país, Nicaragua se dirige hacia una depresión. En la actualidad no hay forma de que retomemos la senda de crecimiento económico sin resolver el tema político. Nuestras proyecciones actuales suponen que el sistema financiero continúa deteriorándose pero no entra en crisis. Tampoco considera efectos de la aplicación de la Carta Democrática en la OEA sobre la economía o de una potencial sanción de parte de la UE.

Sin embargo, si se agudiza la crisis de confianza, y las fuentes de divisas se reducen aún más (ingresos por turismo, inversión, exportaciones) e incrementa el ritmo de salida de los depósitos del sistema bancario, y consecuentemente de las reservas internacionales, el sistema financiero y el régimen cambiario no serán sostenibles en lo que resta de 2019.

Rosario Murillo y Daniel Ortega, los sanguinarios dictadores de Nicaragua. LA PRENSA/ TOMADA DE EL 19
Rosario Murillo y Daniel Ortega, los sanguinarios dictadores de Nicaragua. LA PRENSA/ TOMADA DE EL 19

 ¿Cuántos años ha retrocedido la economía de Nicaragua?

Si se extiende la crisis por todo 2019, para cuando el año haya finalizado, y se tenga al menos una caída adicional del PIB de -5 por ciento como estima el FMI o de hasta -10.9 por ciento que es el rango superior de Funides, y comparándolo con la tendencia que traía la economía en torno a 4.5 por ciento, se tendría un retroceso de entre 4 y 5 años para la economía nacional.

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 Una vez que se logre un acuerdo político, ¿cuál deberá ser la ruta para retomar en el crecimiento económico? ¿cuáles serán los ajustes económicos que se deberán implementar para retomar la senda?

Como hemos resaltado en nuestro Informe de Coyuntura 2018, el primer punto de partida para solucionar la crisis de confianza es alcanzar acuerdos políticos que incluyan, al menos, garantías del respeto a los derechos constitucionales, la libertad a los presos políticos, el esclarecimiento de la verdad detrás de los hechos de violencia y elecciones libres, observadas, transparentes y anticipadas.

Posteriormente, deberá trabajarse un paquete más amplio de reformas institucionales y económicas. En relación a las reformas económicas es importante ejecutar políticas que permitan alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo en el largo plazo. Es clave destacar que estas políticas solo podrán ser efectivas en la medida en que la confianza de los agentes económicos se haya recuperado por completo.

Las medidas de política económica que podrían ser ejecutadas en el período post crisis deben orientarse en dos vías:

1) estabilización macroeconómica y 2) reactivación de la actividad económica. Ambos conjuntos de política podrían ser ejecutados de forma simultánea.

La estabilidad macroeconómica incluye no solo estabilidad de precios y políticas fiscales sólidas, sino también una economía real con buen funcionamiento, deuda sostenible y balances públicos y privados saludables. En estos momentos, la estabilidad macroeconómica se encuentra afectada, porque la caída en la producción y la renta ha reducido considerablemente los ingresos del sector público, y por ende la capacidad de ejecutar políticas anti cíclica y el programa de inversiones.

El manejo adecuado de las principales variables macroeconómicas posterior a la crisis sociopolítica permitirá retomar la senda de crecimiento económico. Dado que el esquema del tipo de cambio actual no permite ejecutar una política monetaria activa, el reto para alcanzar la estabilidad macroeconómica es encontrar los espacios fiscales que le permitan al sector público estimular la economía sin caer en un endeudamiento excesivo. Para esto deben aplicarse medidas de ajuste del gasto público (en particular las partidas de gasto corriente), medidas que aseguren la sostenibilidad del INSS, aumentar la eficiencia en el gasto público, mejorar la focalización de subsidios, financiar la recuperación económica a corto plazo a través de la inversión pública y el gasto social, ampliar la base tributaria, entre otras. Además, deberá revisarse la Ley de Concertación Tributaria.

Por otro lado, la crisis ha tenido un fuerte impacto en la mayor parte de las actividades económicas. Las actividades de turismo, construcción, comercio y agro-industria han sido los sectores más afectados, y en particular, las mipymes.

Para algunos de estos sectores la recuperación puede ser relativamente rápida (por ejemplo, en algunas actividades de comercio), pero para otros las afectaciones son significativas y de mediano plazo, como en turismo. Por lo tanto, un primer paso fundamental es llevar a cabo medidas encaminadas a reactivar el aparato productivo existente previo a la crisis. Por ejemplo, desarrollando un plan nacional de turismo para mercadear a Nicaragua como destino turístico.

Para ejecutar las medidas de recuperación económica se necesitará de un plan de captación de fondos externos. Las restricciones estructurales de Nicaragua y la salida de capitales durante la crisis requieren que el país solicite donaciones y préstamos concesionales para mantener la estabilidad financiera y financiar las diferentes acciones del proceso de reactivación económica.

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Exportaciones no cayeron en mayo a pesar de la crisis sociopolítica que enfrenta el país. LA PRENSA/Jader Flores

¿Qué condiciones políticas e institucionales se requerirán en Nicaragua para asegurar que la crisis económica actual no se vuelva a repetir y qué papel jugará el sector privado para asegurar que esas condiciones se mantengan?

Son al menos cuatro las condiciones: Fomentar la independencia de poderes, fortalecer la integridad electoral, y el estado de derecho, brindar garantías de respeto hacia las libertades y derechos civiles, un mayor compromiso ciudadano con una mayor participación a todos los niveles de informarse y presionar por cambios y con estos cuatro elementos, el país aseguraría la no repetición de una forma de gobierno autocrático como el actualmente vigente.

El sector privado empresarial deberá seguir constituyendo el motor para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza en Nicaragua.

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Por años el sector privado se sintió cómodo con el esquema de relación que estableció con el Gobierno, ¿cree que el sector privado pecó por ignorancia o realmente estaba consciente de que el crecimiento que se venía experimentando no era sostenible?

El tipo de instituciones que surgió a partir del “Modelo de Consenso” entre el sector privado y el Gobierno durante la administración del Presidente Ortega, fomentaron la estabilidad macroeconómica, la inversión extranjera, un crecimiento económico por encima de 4 por ciento, la mayor cobertura de los servicios de educación y salud, así como la reducción del desempleo y la pobreza. En esta estrategia el sector privado jugó un rol clave como motor del crecimiento económico. No obstante, su rol fue limitado a la discusión de políticas económicas, dejando por fuera en los diferentes espacios de diálogo aquellos temas relacionados a la institucionalidad democrática. Esta exclusión facilitó el deterioro de la institucionalidad y permitió la marginalización de los partidos políticos tradicionales en las negociaciones de políticas. Por ejemplo, los procesos de reformas a la constitución y leyes clave, como la electoral, no contaron con amplios consensos entre la sociedad nicaragüense.

Funides en su reporte habla de más de 400 mil empleos afectados por la crisis política, ¿a qué ritmo deberá crecer la generación de empleo para reponer esas plazas en las mismas condiciones de antes de la crisis? ¿cuántos años le tomará al país recuperarlos?

La recuperación del empleo es un reto doble. No es solamente el hecho de recuperar el empleo perdido, sino también que dicho empleo tenga al menos el mismo nivel de calidad que antes. Durante la crisis ha habido un retroceso en términos de empleo formal, el cual está asociado a mayor productividad (y por lo tanto a mayor salario). Toda recuperación económica es inicialmente lenta y no se debería de esperar pasar de un -7.3 en 2019 a 5 por ciento en 2020. A la economía le tomaría cerca de 4 años para llegar al nivel que teníamos en 2017 una vez que se inicie el crecimiento económico. Mientras se siga en recesión el nivel del empleo formal continuará reduciéndose.

¿Cuáles serán los sectores económicos que requerirán apoyo inmediato para sacarlos de la crisis una vez que se logre un acuerdo político?

El principal y más inmediato apoyo que recibirían todos los sectores económicos sería un aumento de la confianza por parte de empresarios, inversionistas, consumidores, ahorrantes y turistas. Esto de entrada crea un incentivo muy fuerte a tomar acciones encaminadas a la recuperación económica y la generación de empleo. No obstante, hay sectores que requieren acciones particulares adicionales para su recuperación. Por ejemplo, turismo, el cual va a requerir mucho trabajo, especialmente a nivel internacional para vender nuevamente la imagen de Nicaragua como destino turístico. El sector comercio y la construcción son otros sectores bastante afectados que requieren particular atención.

¿Qué impacto ha tenido la crisis en el poder adquisitivo de los hogares?

El poder adquisitivo de los hogares se ha reducido considerablemente. Esto se observa en el hecho de que la reducción del consumo y las importaciones de 2018 fueron de 4.8 y 14 por ciento, respectivamente. En otras palabras, la reducción en el PIB no es un evento aislado e independiente de lo que ocurre con los ingresos de los nicaragüenses. Por el contrario, la contracción en el PIB es también la caída en los ingresos de las familias, ya sea porque a nivel de empresas las ventas se están contrayendo o a nivel de hogar hay afectaciones de pérdidas de empleo o reducciones salariales.

La Cepal y el FMI estiman una caída del cinco por ciento para este año, ¿qué significará para la gente de a pie y las empresas una caída de ese nivel?

No es solo el hecho de que va a caer 5 por ciento la economía, sino que un año antes ya había caído 3.8 por ciento. Es una proyección que indica que la situación estará afectada por 2 años consecutivos. Eso tiene un gran impacto sobre la gente de a pie y las  mipymes, pues es insostenible aguantar tanto tiempo ya sea en desempleo, o con un empleo en la informalidad con salarios más bajos, o para el caso de las mipymes, estar lidiando con la reducción en las ventas, y por otro lado, con insumos que vienen al alza y tener que pagar más impuestos producto de la reforma tributaria y más contribuciones al salario por el incremento en la cotización del INSS.

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FOTO: Wilmer López/ LA PRENSA.

El presidente del Banco Central de Nicaragua descartó la semana pasada un control cambiario, ¿cuán sólido está realmente el córdoba? ¿Cree que aún se puede mantener estable el régimen cambiario?

La crisis ya va por 12 meses y el BCN ha perdido un tercio de sus reservas internacionales. Esto no sería preocupante si las perspectivas de acumulación de reservas internacionales para este año fueran positivas. No obstante, esto no es así. El mecanismo de generación de reservas está afectado, y se puede ver por la reducción en los ingresos por turismo, la inversión extranjera directa y las exportaciones de mercancías (esto último en lo que va del año), los préstamos internacionales y la salida de divisas para depositarse en bancos en el exterior. Es relevante que el único mecanismo que evita que se pierdan más reservas internacionales es la reducción de las importaciones, lo cual no es positivo por su impacto en los procesos productivos del país.

Esto implica que, si no hay una solución política a la crisis, no entrarán suficientes divisas al país y con ello el BCN podría seguir reduciendo sus reservas internacionales, especialmente con la continuación de la recesión económica.

Sin embargo, si se agudiza la crisis de confianza, y las fuentes de divisas se reducen aún más (ingresos por turismo, inversión, exportaciones) e incrementa el ritmo de salida de los depósitos del sistema bancario, y consecuentemente de las reservas internacionales, el sistema financiero y el régimen cambiario no serán sostenibles en lo que resta de 2019.

¿Qué consecuencia ha tenido la crisis económica en la pobreza? ¿Cuáles son las perspectivas?

Como ya se mencionó anteriormente, hay una relación directa entre la caída en la actividad económica y la pobreza del país. Las proyecciones de Funides indican que ya en 2018 la pobreza aumentó 3.1 puntos porcentuales, al pasar de 20.4 por ciento en 2017 a 23.5 por ciento al cierre de 2018. Con una caída adicional de 7.3 por ciento del PIB, la pobreza pasaría a 29.9 por ciento y si el PIB cayera en 10.9 por ciento, la pobreza se ubicaría en un nivel de 32 por ciento.

Más preocupante aún, se estima que el 21.0 por ciento de la población de Nicaragua se encontraría en situación de vulnerabilidad (ganan entre 4 y 10 dólares al día) en 2019 de extenderse la crisis por todo el año, lo cual equivale a 1.4 millones de personas.

El año pasado la inversión extranjera directa cayó más de la mitad, ¿cuáles son las perspectivas para este año?

La confianza del inversionista está seriamente afectada. El riesgo país ha aumentado significativamente en el último año y en la medida que la crisis se extienda, es probable que las agencias calificadoras de riesgo continuarán disminuyendo la calificación de Nicaragua, incrementando el costo del financiamiento y deteriorando el clima de negocios.

La incertidumbre en general, las sanciones internacionales, el encarecimiento de los precios de los insumos y el incremento de los impuestos desincentiva la inversión. La inversión extranjera es de muy lenta recuperación ante la incertidumbre. La imagen del país como un destino ideal para la inversión se ha visto empañada en el último año y en la medida que la crisis se extienda continuaría reduciéndose con respecto a años anteriores.

El Gobierno impulsó dos paquetes de reformas, uno a la Seguridad Social y otro Tributario, para afrontar el impacto de la crisis política en sus finanzas ¿Qué tan sostenibles son ambos ajustes? ¿Qué consecuencia tendrá si el Gobierno se resiste a no derogarlas?

El Gobierno tiene dificultades de financiamiento. Por un lado, con la economía en recesión, los ingresos fiscales cayeron, y por otro lado, el financiamiento también se redujo. Y sin embargo, el Gobierno no busca cómo hacer un ajuste de sus gastos corrientes, lo que provocó que tuvieran que recurrir a reformas de índole recaudatorio. Precisamente, esto incide negativamente en la actividad económica, y por lo tanto, la meta de recaudación del Gobierno no es realista. De hecho, el Gobierno ha dejado abierta la posibilidad de revisar la Ley de reforma tributaria a más tardar al finalizar el primer trimestre de su entrada en vigencia. La idea de esta medida es evaluar el rendimiento de la reforma luego de su aplicación. Funides ha explicado con anterioridad que la reforma tributaria en un contexto de recesión tiene implicaciones negativas que agudizan la contracción económica que experimenta el país.

Esta contracción de la actividad económica significaría menores ingresos fiscales y limitaría la capacidad de la reforma tributaria de cumplir con su objetivo de solventar las necesidades financieras del Gobierno. Por tanto, el Gobierno evaluaría el rendimiento de la reforma en el primer trimestre de su aplicación para ver si sus efectos recaudatorios se mantienen o si se han erosionado antes de lo previsto.

El INSS por su parte, es el principal problema macroeconómico del país. Un análisis de Funides indica que la reforma no será suficiente para cubrir las necesidades financieras del INSS de 2019.

La sostenibilidad del INSS en el presente es un tema mucho más complicado que hace un año. Antes que nada, el país tiene que retomar la senda de crecimiento económico y ganancia de empleos que oxigenaría al INSS. No existen medidas que reparen al INSS con un empleo formal cayendo mes a mes. Ahora, el problema es que cada reforma afecta los bolsillos tanto de los pensionados como de los cotizantes, lo cual agudiza el problema de pobreza en el país. En particular para los pensionados aumenta la probabilidad de caer en la pobreza durante la vejez.

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Si bien los últimos meses Estados Unidos impuso sanciones directas a funcionarios de Nicaragua, ¿qué consecuencias han tenido estas en la economía? ¿Cuándo se sentirán los efectos de la Nica Act?

La aprobación de la orden ejecutiva y de la Nica Act, tendrá consecuencias económicas importantes para el país. Por un lado, tiene un efecto directo en la reducción en la cooperación internacional. Si bien la Ley no afecta la cartera aprobada de proyectos, ésta ya fue afectada por la crisis que atraviesa Nicaragua ya que se estima que los desembolsos de recursos del Banco Mundial y el BID disminuyeron en 2018 como resultado de mayores controles por parte de estos organismos multilaterales para asegurar el correcto uso de los fondos. En 2019, como resultado de las sanciones establecidas en la Ley, los organismos multilaterales no aprobarían nuevos proyectos y a medida que la cartera de proyectos vigente.

Por otro lado, ambas sanciones tendrían un efecto indirecto en el crecimiento económico a través del aumento en la incertidumbre de los agentes económicos. Este efecto sería mucho más importante y de mayor impacto que la paulatina reducción de la cooperación internacional. En este sentido, la mayor incertidumbre produciría los siguientes resultados:

Menores flujos de inversión, tanto de nueva inversión como de reinversión, lo que afectaría en especial al sector de la construcción. A su vez, esto tendría un efecto multiplicador negativo en el empleo y consumo, ocasionando un mayor deterioro en actividades ya debilitadas por la crisis.

Afectación al turismo al ser Nicaragua calificada como una “amenaza para la seguridad nacional” de EE. UU.

Contracción de la industria manufacturera, debido a una menor demanda externa en algunos rubros de exportación tradicional y de zonas francas, ocasionados por un aumento en la incertidumbre de los compradores sobre eventuales incumplimientos de contratos por el contexto volátil.

Continuación de la salida de depósitos, como resultado de la incertidumbre derivada de la Ley. La salida de depósitos obligaría a la banca a continuar con su política de contracción del crédito, como mecanismo de protección de liquidez.

Reducción o bloqueo de las líneas de asistencia financiera internacionales para la banca nacional producto del mayor riesgo país derivado de la señal negativa que envía la Ley a los proveedores de fondos.

Todos estos efectos van gestándose de forma gradual, aunque a ritmos distintos.

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