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Crucifixión en Nicaragua

Dios hizo que coincidieran las dos fechas grandes e históricas: Viernes Santo, con la pasión, crucifixión y muerte temporánea de Jesús de Nazaret, lo más grande del cristianismo que la Iglesia católica conmemora o recuerda desde el siglo V, y el primer aniversario del inicio de la rebelión cívica de todo un pueblo que por cuarenta años camina en un desierto de incertidumbre, corrupción, miseria y represión. Gracias Señor por este 19 de abril.

El mundo entero ha sido injusto y poco serio con nuestro sufrimiento; la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Parlamento Europeo (PE), las organizaciones democráticas y defensoras de los Derechos Humanos, y los presidentes de grandes naciones libres; todos dicen solidarizarse con el martirio y sufrimiento de nuestro pueblo. Ellos ven con asombro y preocupación lo que pasa en Nicaragua, pero todo es solo literatura y demagogia ya que la represión aumenta cada día y ya suman 800 los presos políticos y a los que les protegen con medidas cautelares son los primeros que secuestran los policías encapuchados.

El Vaticano y el papa Francisco han condenado a la pareja dictatorial pero, su propio nuncio o representante y los obispos son agredidos verbal y físicamente. Aunque ellos y la Santa Sede tienen la fuerza de la razón, el tirano amparado en sus serviles y en sus fuerzas armadas tiene la razón de la fuerza. Nicaragua es la única nación del planeta donde es pecado portar y lucir la bandera de la patria y cantar el Himno Nacional, te pueden secuestrar los paramilitares, te llevan al centro de tortura más cercano y un juez orteguista con suficientes “testigos” te condena por terrorismo a 30, 90, o 226 años de cárcel. Claro, antes te golpean y después viene la tortura.

Este viacrucis, Viernes Santo o 19 de abril será de mucha meditación, todos en unión familiar debemos rezar en nuestros hogares para que Dios escuche nuestros ruegos y tenga una mirada de misericordia hacia Nicaragua, toque el corazón de los gobernantes, dirija y proteja nuestro destino. Pero, ¿cómo podré pedirle a nuestro Señor Jesucristo que guíe mi camino? Es posible que Jesucristo esté entre los 500 jóvenes universitarios asesinados el año pasado, o entre los muchos desaparecidos, quizás estuvo entre las personas que colgaron de las manos y les arrancaron las uñas y en medio del inmenso dolor tuvo fuerzas para decirle a su padre celestial que perdonara a los torturadores porque no sabían lo que hacían. Solo así se puede explicar por qué no hay ningún criminal detenido. Dios nunca ha llegado tarde, cuando todo se pone oscuro es porque está muy cerca el amanecer. Asistamos con fe y esperanza a las procesiones de esta Semana Santa, fortalezcamos nuestra Iglesia, después tendremos nuestro Sábado de Gloria.

Opinión Crisis en Nicaragua crucifixión archivo
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