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Una fecha para recordar

Este 25 de abril se cumple el 29 aniversario del ascenso presidencial de doña Violeta Barrios de Chamorro, después de ganar la elección del 25 de febrero de 1990 como candidata de la Unión Nacional Opositora (UNO). Por su significación histórica, y en las circunstancias actuales del país, es una fecha que se debe recordar.

En el estudio de la historia se enseña que las fechas dan contenido a los acontecimientos y son necesarias para recordar el orden en que sucedieron, así como la significación que tuvieron entonces y tienen para la posteridad.

Recordar las fechas trascendentes de la historia es una herramienta para la construcción de la identidad nacional y el sentido de continuidad del pueblo.

En realidad, como ha dicho la filósofa judía húngara Agnes Heller, “el pasado no puede volver y tampoco repetirse”.

Pero recordar fechas memorables como la histórica toma de posesión presidencial de doña Violeta, ayuda a aprender y permite aprovechar lo positivo de los acontecimientos pasados y también a no olvidar ni repetir los sucesos nefastos.

El expresidente democrático Enrique Bolaños Geyer, dice en su libro de historia nacional que el ascenso presidencial de doña Violeta “trajo una brisa de paz, esperanza y tranquilidad al país en momentos en que la situación general era desastrosa en lo político, social, económico y hasta en lo moral, y demandaba grandes empeños para resistir al FSLN que amenazó con seguir gobernando, esta vez ‘desde abajo’”.

El Frente Sandinista y Daniel Ortega cumplieron su amenaza siniestra de “gobernar desde abajo”, lo que significó una campaña sistemática de sabotaje violento contra el gobierno democrático, boicot a la recuperación de la economía, asonadas callejeras, asaltos armados, secuestros, asesinatos políticos, etc.

Sin embargo, a pesar del sabotaje sandinista y del desastre total en el que dejaron a Nicaragua después de diez años de dictadura revolucionaria, el gobierno de doña Violeta levantó al país de las cenizas y condujo con serenidad la trascendental triple transición: de la guerra a la paz, de la dictadura a la democracia y de la economía estatizada a la de libre empresa.

El recuerdo de la gesta de doña Violeta y la UNO fomenta y fortalece la convicción en que de la misma manera que en aquella ocasión se pudo derrotar en elecciones a Daniel Ortega y su dictadura partidista, también ahora es posible vencerlo con el voto en elecciones libres y limpias como demanda la Alianza Cívica con el respaldo efectivo de la comunidad internacional.

La situación actual de Nicaragua es muy difícil y las perspectivas parecen inciertas. Esto se debe a que el régimen oprobioso que sufre el país está condenado por la historia pero se resiste a desaparecer; mientras que a la indispensable alternativa democrática le cuesta mucho nacer. Pero la historia no camina hacia atrás. A pesar de todas las dificultades marcha hacia adelante. Así lo demostró el cambio democrático de 1990 y se volverá a demostrar ahora, más temprano que tarde.

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