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La propuesta de reforma electoral

La propuesta de reforma electoral de la OEA presentada este miércoles a la Alianza Cívica y el régimen orteguista, podría ser un avance hacia la solución de la crisis de Nicaragua.

Podría ser, decimos, porque no se sabe en qué consiste tal propuesta. El tema electoral es del más legítimo interés público, pero la tal propuesta es manejada como secreto de Estado.

Miembros de la Alianza Cívica dijeron que, según la propuesta de la OEA, el sistema electoral se podría reformar en seis meses con vistas a lograr elecciones creíbles adelantadas.

En igual sentido, también el miércoles el secretario general de la OEA, Luis Almagro, reiteró en Washington su criterio de que la anticipación de las elecciones es la vía adecuada para la redemocratización de Nicaragua.

Pero Almagro no parece optimista en lo que se refiere al adelanto de los comicios en Nicaragua. El secretario general de la OEA dijo que en mayo del año pasado, cuando la violencia estaba en su apogeo y habló sobre el tema con Daniel Ortega, este “parecía estar dispuesto a adelantar los comicios”. Sin embargo, agregó Almagro, “desde entonces muchas cosas han cambiado” y a su juicio Ortega “no está tan dispuesto ahora”.

Ciertamente, el representante del dictador Ortega en la mesa de negociaciones con la Alianza Cívica, Denis Moncada, ha rechazado categóricamente la propuesta de adelantar las elecciones. Este mismo miércoles lo reiteró después que el delegado de la OEA presentó la misteriosa reforma electoral.

El orteguismo sostiene que la anticipación de las elecciones violaría la Constitución de Nicaragua. Pero eso es una falacia. Para adelantar las elecciones no hay que pasar encima de la Constitución ni hacer ninguna maniobra jurídica espuria, como la que hizo el dictador Ortega para imponer su reelección. Los comicios pueden ser anticipados de manera absolutamente legal y legítima, mediante una reforma constitucional parcial, de la misma manera que fueron adelantados en 1989 para poner fin a la guerra civil y salir de manera democrática de la terrible crisis que también entonces tenía crucificada a la nación.

Precisamente este 25 de abril se ha cumplido el 29 aniversario del ascenso presidencial de doña Violeta Barrios de Chamorro. Ella ganó el 25 de febrero de 1990 la elección presidencial que, según la Constitución, se debía realizar en noviembre del mismo año, pero mediante una reforma constitucional aprobada por el mismo Daniel Ortega la votación se adelantó nueve meses, para que el país no se siguiera destruyendo por el conflicto armado y la profunda crisis económica, social, política y moral causada por la dictadura sandinista.

No es por respeto a la Constitución que Ortega no quiere adelantar las elecciones. Es porque se resiste a dejar el poder y sabe y teme que unas elecciones libres, limpias y supervigiladas internacionalmente, las perdería irremediablemente. Del mismo modo que perdió las del 25 de febrero de 1990.

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