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Abelardo Mata, obispo de Estelí. LAPRENSA/O.Navarrete

Abelardo Mata: “Nicaragua es una olla de presión que va a estallar”

El obispo de Estelí, Abelardo Mata, considera que en el país se está generando un clima de violencia que puede generar más horror en cualquier momento.

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En un pasillo del obispado de Estelí, monseñor Abelardo Mata aparece con una sotana de blanco absoluto. Llega puntual a la entrevista después de haberla acordado dos días antes, pero no contesta su celular a números “extraños” porque muchas veces se trata de amenazas de muerte.

Incluso desde antes que Ortega regresara al poder, el obispo Mata era una de las voces más duras de la Conferencia Episcopal. Por esa razón confiesa que en 2011 participó en una intentona para unir a las fuerzas liberales lideradas por Eduardo Montealegre y Arnoldo Alemán.

“Llegamos a acuerdos bellísimos pero ambos (Montealegre y Alemán) se traicionaron y yo me aparté”, dice Mata, quien agrega que si se metió a ayudar a buscar la unidad era para que Daniel Ortega no llegara al poder porque “sabía que este baño de sangre de abril (de 2018) ocurriría en cualquier momento”.

En esta entrevista habla sobre lo que considera “el exilio” de monseñor Silvio Báez, las agresiones del Frente Sandinista a los jerarcas de la Iglesia y los sacerdotes perseguidos, atacados o que actualmente se encuentran en el exilio por las amenazas de muerte.

¿Qué opina sobre la partida de monseñor Silvio Báez?
Dolorosa… creo que esa palabra resume todo por dos factores fundamentales: dentro de la Conferencia Episcopal era una de las voces más beligerantes que teníamos y de los hombres más pensantes. No digo que los demás no lo sean, pero era el que marcaba la pauta en muchos de los puntos de reflexión. Solo para ponerle un dato: entre todos hicimos la famosa carta de 2014 en la que sintetizábamos puntos que a la sazón considerábamos urgentes. Cada uno aportamos, pero Báez recogió magistralmente todas las ponencias y todas las perspectivas que cada obispo presentamos. Entonces, la carta en la práctica fue hecha por él.

Por lo tanto su partida ¿es un golpe a la Conferencia Episcopal?
En el fondo sí, nos debilitamos. No digo que no habrá otros “jugadores” que vendrán, incluso más capaces que nosotros mismos. Porque Dios suscita hombres para su Iglesia según los tiempos. Monseñor Báez lo ha aportado y no dudo que desde Roma lo seguirá aportando. Vendrán otros hombres a robustecer la Conferencia.

¿Por qué ningún obispo acompañó a monseñor Báez a su salida de Nicaragua?
Todo fue “contra el cacho”. Monseñor avisó hasta última hora, también a los obispos. Él explicó ampliamente a sus razones en el aeropuerto. Ese mismo día yo procedí a darle ánimos y le dije que lo acompañaba en oraciones. Y monseñor me agradeció “haber estado cerca hasta el último momento en esta experiencia tan dolorosa e incomprensible”. En lo personal, traté de estar pendiente y hacer algún comentario para hacerlo reír.

¿Cree que la partida de Báez en realidad es un exilio?
Yo mismo lo he dicho. No es autoexilio porque monseñor Báez no se quería ir. El santo padre pensó que alejarlo de la situación ante tantas amenazas de muerte y desgaste humano: si ustedes observaban monseñor Báez se había envejecido mucho a raíz de este año. Pues, yo mismo haría lo mismo con algún sacerdote que esté en esa situación, y de hecho así lo he hecho con algunos de los míos. Entiendo la posición del santo padre. Pero dentro de la Iglesia tomamos en consideración el respeto por la persona humana. En lo personal no tomo decisiones si la persona no está de acuerdo, aunque yo crea que es necesario el cambio. Este es el punto que duele porque monseñor Báez externó públicamente que no quería irse, lo vimos sufrir mucho en su partida.

Muchos señalan al Nuncio de haber intervenido en esta partida de Báez, ¿qué cree usted?
No me consta. Si me constase lo dijese. Creo que son suposiciones. El Nuncio hace poco dijo que a Roma no solamente se dirige él, sino que cada obispo tenemos derecho de acudir a Roma. Nuestro canal es la nunciatura pero cada obispo tenemos conexión a las congregaciones romanas. Y a nivel centroamericano también lo dijo el Nuncio y tiene razón, hay intercambio frecuente de inquietudes a través del Secretariado Episcopal de América Centra (Sedac). Para poner un ejemplo, alguien muy cercano al santo padre es el arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Rodríguez, y también es muy cercano a nosotros. Yo no dudo que monseñor Rodríguez habló también con el santo padre. Porque son tantas personas que están en el contexto, que no podemos decir “este fue”.

Usted ha sido una de las voces más críticas del régimen de Ortega, ¿teme que le pueda pasar lo mismo que a Báez?
Bueno, todos, todititos estamos dispuestos a esto. Ustedes saben del ataque de las turbas. Monseñor Rolando Álvarez en su momento pidió no hablar, pero es necesario que se sepa. Pasó que ante una parada de la Policía que estaba con turbas, y a raíz de lo que me pasó a mí, monseñor Álvarez se detuvo y unas turbas lo atacaron y la Policía no la frenó. Álvarez escapó de balas y luego lo siguieron por algunos kilómetros. Eso no lo sabe nadie pero es el momento de decirlo y externarlo. Porque no solamente hemos sido nosotros (Báez, Álvarez y Mata), sino que otros obispos han sido acosados.

Con el caso de Báez supimos casi hasta el día que oficializó su partida que hubo un plan para asesinarlo. ¿Hubo un plan contra usted?
Las agresiones que he hecho públicas. Pero repito que no solamente la agresión ha sido contra nosotros, sino que hay otros sacerdotes. Por ejemplo, hay algunos sacerdotes que se han exiliado y no es por pura cobardía, sino que el instinto de conservación le pide retirarse del campo, mientras pasa la calamidad. Muchos sacerdotes están siendo insultados, perseguidos, exiliados. Muchos sacerdotes no duermen en sus casas curales. Entonces, cuando tocan a uno de mis sacerdotes me tocan a mí.

¿Ha tomado medidas de seguridad?
Claro, y no puedo ir al campo. Porque mis mismos sacerdotes me dicen que no vaya. Ahorita Somoto está agitado. Yo debía ir este domingo y no voy porque el mismo párroco me dijo que el tiempo no era propicio. Como él, tantos otros me han advertido.

¿Existen muchos sacerdotes en el exilio?
No muchos. La mayor parte se ha quedado. Algunos por salud o porque sus familias se sienten mal y temen por sus vidas se han tenido que ir. Y otros porque sus superiores les han pedido salir.

¿Qué tendría que pasar para que usted se exilie?
Solo que el santo padre me diga. Yo soy hombre de iglesia y si mañana el papa me dice que me quiere en cualquier otra parte, me iría.

¿Usted cree que la partida de Báez sea una estrategia para continuar el diálogo?
Por parte del gobierno no entiendo si es su estrategia. No sé, porque el gobierno no quiere dialogar, sino que quiere ser diletante. Alargar lo más que puede, llamar a un diálogo que sale un monólogo y tratar de apagar las voces que contradigan su posición. La misma Alianza Cívica busca espacios por donde no muera este diálogo que da la esperanza que llegue una solución sin derramamiento de sangre. Creo que la ida de Báez no obedece a un bando, sino que es en un contexto de irreversibilidad de parte de un régimen que no quiere ceder en la búsqueda de la justicia y democracia.

Pero entonces si no ve solución a través del diálogo, ¿cuál podría ser?
Ay, pedimos al Señor que no haya derramamiento de sangre. De veras, con todo nuestro corazón. Nos duele cuando torturan y apresan; sacan a 150 y meten presos a 180. Esta misma mañana un muchacho desesperado me buscó porque la Policía entró a un banco donde estaba haciendo una gestión para apresarlo. La única razón fue que este muchacho la semana pasada en los homenajes a los caídos subió fotos a su Facebook. Ese fue su gran delito. ¿Eso es justo? ¿Se construye patria así? ¿Se buscan soluciones a los problemas? Más bien más rencores y desesperación. Esto no es el camino. Por eso creemos que el camino que buscan algunos es la violencia y nosotros abocamos a que no haya violencia. Creemos que este pueblo será oído por el Señor. Y hay que llamar al cambio y a la gente que es responsable de esta situación inhumana.

¿Usted era de los que esperaba el estallido que hubo el año pasado?
Yo lo venía hablando. Y precisamente un mes antes, en marzo de 2018, durante una charla cuaresmal dije que “Nicaragua es una olla de presión y que tarde o temprano iba a estallar”. A mí me extrañaba que no había estallado ante tantos desmanes y abusos que se venían cometiendo: injusticia, corrupción y desmanes en la política.

¿Cree que ahorita exista otra “olla de presión”?
Se está generando. No lo quieren ver. Ciertos señores de la Policía dicen que ya controlaron el 90 por ciento de la gente que se ha sublevado. Eso es falso. No crean que porque echan a la cárcel y algunos callan en sus casas, ya se apagó el asunto. Al contrario, esa es una olla de presión que va a estallar. Solo pido que estalle de forma racional, no de forma irracional.

Ya vivimos un año sangriento y doloroso. ¿Cree que ya terminó o todavía habrá más violencia?
Si quiere que le diga la verdad: es que va a haber violencia. Hasta ahí nos van a llevar. Pero mientras tengamos respiración, nosotros los obispos, cuando vemos la mecha encendida lo que hacemos es ponerle el pie y apagarla. Si nosotros no actuáramos la bomba hubiera estallado hace rato. La bomba está ahí. Y lo veo venir. Dios quiera que no. Le pido a la Virgencita que ese designio cambie, porque los designios de Dios cambian cuando un pueblo dobla rodillas.

 “Va a haber violencia. Hasta ahí nos van a llevar. Pero mientras tengamos respiración, nosotros los obispos, cuando vemos la mecha encendida lo que hacemos es ponerle el pie y apagarla. Si nosotros no actuáramos la bomba hubiera estallado hace rato. La bomba está ahí”.

ABELARDO MATA, OBISPO DE ESTELÍ.

¿Por qué nunca creyó en Daniel Ortega?
Porque estoy en el campo. Yo aquí en mis manos tengo un informe que hice con toda la síntesis de las décadas de los 80 y 90: los cementerios clandestinos, las torturas, las asesinadas, y ejecuciones a los líderes de la Contra. Lo que ahora hacen en las ciudades lo hacían en el campo desde hace años y no han querido oír. Al contrario, motes, apodos, burlas me he ganado, pero esos son gajes del oficio. Dicen que las balas atraviesan las sotanas y es verdad, podrá callar esta boca pero no la voz de un pueblo que clama que exista justicia en esta nación. Aquí hay violaciones a la ley desde hace rato.

Usted mucho alertaba de grupos de rearmados en el campo. ¿Hubo acciones de ellos en estos meses?
Naturalmente. Pero les he dicho que este no es el camino cívico. Si usted hace memoria, en las elecciones de 2011 venían corriendo tres tendencias liberales, entonces a petición de José Rizo (q.e.p.d.) me pidió testigo y mediador para unificar las fuerzas. Entonces me acusaron de liberal. Pero yo no me siento liberal. Pero yo sabía que si los liberales iban desunidos, perdían. Pasamos 11 meses y llegamos a muchos acuerdos bellísimos, pero todo se rompió. Me di cuenta que no había voluntad de unión ni de amor patrio siquiera. Entonces, si llegamos a esto no solo es responsabilidad de quien gobierna (Ortega y Rosario Murillo), sino que ha habido otra gente responsable. Se los dije en su momento: “La sangre de muchos nicaragüenses va a caer sobre ustedes”, y creo que está cayendo. Yo llamé aparte a Montealegre y Alemán, y les dije que eran cartuchos quemados y que buscaran la unión y relevo para que no llegara el Frente Sandinista, porque nunca nos ha traído ni paz ni desarrollo.

¿Por qué ha creído siempre eso?
Yo soy hombre de fe. El 25 de marzo del año 2000 en la iglesia Nuestra Señora de las Victorias, el vidente Bernardo Martínez se preparaba para ser sacerdote. Yo lo tenía como oyente, no como alumno. Él me contó esto parafraseándolo: “Fui al Crucero, tuve la experiencia de la Virgen. La vi muy triste. Y le pregunté ¿por qué Señora está triste? Y la Virgen dijo ‘porque el pueblo no ha querido obedecer ni hacer la paz, y por eso, los enemigos de la Iglesia tomarán el poder y no saldrán de ahí, sino que solo a punta de fuego y sangre para nunca más volver’”.

Abelardo Mata, obispo de Esteló. LAPRENSA/O.Navarrete

¿Cómo ve estos movimientos como la UNAB y la Alianza Cívica?
Hay un claroscuro. Creo que las aguas tienen que asentarse. Sé que están surgiendo nuevos líderes y espero que estos líderes amen al pueblo, no a su bolsillo.

¿La Conferencia Episcopal no participó en el diálogo porque no creía en él?
Sí. Por los juegos, mentiras, estrategias y nos convencimos de eso. No hay voluntad de diálogo. Yo de entrada estaba convencido. Justamente previo a comenzar el diálogo hice ver que con Ortega jamás podríamos salir de esta situación. Mientras que si Ortega se retira, podríamos salir e instaurar un profundo diálogo que acomode las cosas.

¿Cuál sería entonces la salida?
Que Ortega sea un poco más consecuente. Erario público ya no hay. Mantener este enorme staff de personas armadas no lo podrá sostener. No creo que vaya a tocar sus propios capitales, máxime cuando se siente maniatado con leyes internacionales que no le permiten mover su propio dinero y persiguen a sus testaferros. Si fuera un poquito más consecuente, ya debería haberse ido hace rato. Porque aunque yo no lo desee y ore mucho por él y por su entorno, no quisiera ver quemados sus bienes o verle hecho un cadáver, porque un pueblo cuando desencadena su ira se vuelve feroz, se vuelve salvaje. Y así tampoco reconstruiremos Nicaragua, sino que generaremos otro ciclo de violencia que dentro de unos años nos estará machucando los callos nuevamente.

¿Usted cree que se está negociando amnistía?
Se está buscando. Pero los delitos de lesa humanidad no prescriben. Y la podrán dar, pero no tendrá efecto. Tal vez la Alianza Cívica ceda a una amnistía parcial, pero no tendrá efecto.

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