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Yadira Córdoba, sostiene el retrato de su hijo Orlando Aguirre Córdoba, asesinado de un disparo en el tórax por la PO en la marcha de Madres de Abril, el fatídico 30 de mayo. LA PRENSA/ÓSCAR NAVARRETE

“Nuestro corazón está llorando”. El relato de tres madres que perdieron a sus hijos en la masacre del 30 de mayo

A casi un año de la masacre de la marcha Madres de Abril, perpetrada por la dictadura de Daniel Ortega, las víctimas mantienen las heridas abiertas, pero con la firmeza de exigir justicia para los 18 muertos que dejó ese día esta tragedia.

“Felicidades mamá”, es el último recuerdo que tiene Guillermina Zapata Vanegas de su hijo Francisco Reyes Zapata aquel 30 de mayo de 2018, previo a la marcha Madres de Abril. En ese momento, ella le reclamó por qué la felicitaba tan triste, sin saber que un par de horas después la Policía Orteguista le arrebataría a su hijo.

A casi un año de la masacre de la marcha Madres de Abril, perpetrada por la dictadura de Daniel Ortega, las víctimas mantienen las heridas abiertas, pero con la firmeza de exigir justicia para los 18 muertos que dejó ese día esta tragedia.

Francisco, de 34 años, está entre los asesinados en uno de los días más trágicos desde que estalló la crisis política en Nicaragua el 18 de abril de 208.

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Él era bachiller y trabajaba con su mamá vendiendo ropa. Antes de dirigirse a la marcha, esa tarde del 30 de mayo, Francisco escuchó las canciones insignias de la lucha cívica. Había quedado con su mamá de verse en un punto de la marcha porque Guillermina asistiría con sus jefes.

“Eran las cinco de la tarde. Yo estaba en la rotonda de Metrocentro cuando la gente corría desenfrenadamente porque estaban disparando en la entrada de la UCA, sin saber que mi hijo ya era muerto en la entrada de la UNI”, recordó Guillermina.

Sin sospechar la tragedia, Zapata avanzó hacia el mercado Roberto Huembes, sin embargo, la intuición de madre le decía que algo estaba mal. “Cuando yo llamé a mi hijo, él me levantó atacado llorando y me contestó: ‘Acaban de llamar del (hospital) Bautista que está muerto Francisco’”.

Francisco fue trasladado al Hospital Bautista de Managua en una motocicleta por sus hermanos de protesta, pero llegó muerto.

“A un año del 30 de mayo y todavía las secuelas son muy difíciles de olvidar. Perder a un hijo es duro”, lamentó Guillermina.

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Ella recuerda a su hijo como aquel muchacho amoroso y apegado. “Él es mi ángel de la guarda”, manifestó.

Hasta ahora el régimen de Daniel Ortega ha propuesto que la Comisión de la Verdad, conocida como Comisión Porras, junto con otras seis instituciones —entre ellas la Policía Orteguista (PO)— investigue los crímenes que ha dejado su misma represión.

Sin embargo, la Asociación de Madres de Abril rechazó rotundamente esta propuesta. Francis Valdivia, directora de la asociación, afirmó que el régimen de los Ortega Murillo “está incapacitado para seguir gobernando Nicaragua”.

De hecho, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señaló en su Informe sobre los hechos de violencia ocurridos entre el 18 de abril y el 30 de mayo que el oficialista Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, convocó a una contramarcha el mismo día de la marcha Madres de Abril. Además, el GIEI señaló que el régimen de Ortega cometió “crímenes de lesa humanidad”.

Ese 30 de mayo de 2018 durante la realización de la contramarcha, Daniel Ortega se llenó la boca hablando de paz casi al mismo tiempo en que francotiradores disparaban indiscriminadamente desde el Estadio Nacional Dennis Martínez a los asistentes de la marcha Madres de Abril.

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“Exijo justicia para los asesinados. No hay perdón ni olvido ni tampoco Comisión Porras porque ellos saben lo de la masacre”, aseveró Guillermina.

El 30 de mayo ya no será igual

La popular celebración del 30 de mayo, ahora solo revivirá en los nicaragüenses el dolor, la impotencia y la saña con que el régimen de Ortega asesinó a los jóvenes. Para las víctimas, el Día de las Madres nunca más será igual.

“El 30 de mayo no volverá a existir para mí, es un día de dolor y sufrimiento porque las heridas siguen abiertas. Perder a un hijo no es tan fácil. Jamás pensé que ir a esa marcha a mi hijo yo lo iba a perder, pero si esa sangre va a ser abonada para una Nicaragua libre, me uno al dolor de todas las madres que hemos perdido a nuestro hijo”, dijo entre lágrimas Guillermina, de 66 años.

Asimismo, Josefa Meza, madre del joven asesinado Jonathan Morazán Meza, manifestó que para ella el 30 de mayo representa “un luto nacional” porque la ausencia de su hijo solo ha traído dolor y tristeza a la familia.

“No hay nada que celebrar, es un día de luto nacional porque no es posible que se hagan actividades como si no ha pasado nada cuando realmente fue una masacre”, enfatizó Meza.

Y agregó: “Hemos tratado de superar los traumas. Esperamos y confiamos en Dios que pronto habrá justicia”.
Jonathan Eduardo Morazán Meza tenía 21 años y era estudiante de Diseño Gráfico. Un disparo en la cabeza truncó sus sueños. La bala que penetró a Jonathan le afectó el tallo cerebral.

El GIE en su reporte informó que Jonathan permaneció dos días internado y falleció el 1 de junio de 2018 a las 10:05 horas, tras haber sido sometido a diversas intervenciones quirúrgicas.

“Yo nunca pensé que tiraran a matar, que andaba gente especializada en matar (francotiradores). Cuando a mí me dicen que está (Jonathan) gravemente herido, yo dije: ‘Es una herida en un brazo’, pero aquí fue una masacre, fue crímenes de lesa humanidad”, destacó Josefa.

“Salió de la casa radiante”

Orlando Daniel Aguirre Córdoba también fue asesinado por la dictadura orteguista. Le llamaban “Orlandito” y tenía 15 años. Le gustaba jugar futbol y tocar la batería.

Su progenitora, Yadira Córdoba, recordó que el día de la marcha Orlandito “salió de la casa radiante, bromeando. No tenía ninguna enfermedad para decir que estaba preparada y en cualquier momento me podían avisar que mi hijo estaba muerto, sino que fue asesinado”, declaró Yadira.

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Orlandito fue uno de los primeros fallecidos que dejó el ataque entre la zona del Estadio Nacional Dennis Martínez y la UNI. Él murió de un disparo en el tórax. Fue trasladado en moto por otros manifestantes hasta el Hospital Vélez Paiz, donde falleció aproximadamente a las 6:30 de la noche.

Yadira Córdoba no quiso asistir a la marcha de las Madres de Abril. Se sentía cansada y prefirió quedarse en su cama, pero sí permitió que Orlandito participara de la manifestación cívica.

“Yo le di permiso a mi hijo porque yo pensé que no iba a haber ninguna balacera. Pensé que iban a respetar el dolor de las madres”, dijo en una entrevista pasada.

Sus últimas palabras

Yadira no olvidará las últimas palabras que le dirigió su hijo ese 30 de mayo: “Adiós madre, hasta luego”. “Si hubiera sabido que ese era su última vez, me hubiera levantado y lo hubiera abrazado y besado”, lamentó.

Sobrellevar la ausencia de Orlandito ha sigo algo muy difícil para la familia, indicó Yadira, pero las fuerzas de seguir adelante solo se las da Dios.

El consuelo de Yadira es que Orlandito está tocando la batería en el cielo, adorando en el trono de Dios: “Orlandito era un niño alegre que salía entusiasmado a sus ensayos y que con mucho amor iba a la iglesia a tocar la batería.

Todos los días lo lloro, pero sé que Dios me lo tiene arriba en el cielo tocando sus instrumentos”, dijo entre llantos.

“Mi hijo siempre está en mi mente y mi corazón, podemos tirar una sonrisa, pero nuestro corazón y nuestra alma están llorando”.

Crímenes de lesa humanidad

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de la CIDH, registró los casos de Jonathan Morazán, Francisco Zapata y Orlando Córdoba entre las muertes violentas realizadas por el régimen orteguista durante el periodo del 18 de abril al 30 de mayo de 2018. La CIDH registra que al menos 325 nicaragüenses han muerto en el contexto de la represión Ortega Murillo.

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En su informe, el GIEI destacó que el régimen de Daniel Ortega cometió crímenes de lesa humanidad: “El Estado de Nicaragua ha llevado a cabo conductas que de acuerdo con el derecho internacional deben considerarse crímenes de lesa humanidad, particularmente, asesinatos, privación arbitraria de la libertad y el crimen de persecución”.

Por ello, el GIEI recomendó investigar la responsabilidad de Ortega, junto con la cúpula de la Policía Orteguista (PO).

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