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Régimen estrangula a empresa privada

Dirigentes empresariales de los sectores comercial e industrial han puesto el grito en el cielo porque el departamento de Aduanas del régimen de Daniel Ortega ha triplicado la carga impositiva a toda clase de bebidas.

A este desproporcionado aumento impositivo se suman las demás cargas derivadas de la reciente reforma tributaria, así como el incremento de las cuotas al Seguro Social, que agobian a todos los sectores empresariales pero también a los consumidores que deben pagar más por los productos y servicios que adquieren, o reducir el consumo, o de una vez dejar de consumir.

Algunos analistas de la problemática económica consideran que el desenfreno recaudatorio del régimen se debe a la caída de los ingresos tributarios como consecuencia de la crisis que sufre el país y es un desesperado esfuerzo para conseguir dinero que le permita aliviar el déficit fiscal y saciar a la enorme y voraz burocracia orteguista, civil, policial y militar.

Otros observadores estiman que las políticas tributarias agresivas y desmesuradas son en realidad una venganza de la dictadura contra el sector empresarial privado, porque a raíz de la sangrienta represión de las protestas sociales de abril de 2018, rompió la alianza que durante 10 años mantuvo con el gobierno.

Es posible que las decisiones económicas y tributarias de la dictadura orteguista sean motivadas por esos dos factores, y quizás por algún otro que no alcanzamos a advertir porque no podemos saber lo que piensa Ortega, ni lo que le aconsejan sus asesores económicos y políticos si fuese el caso de que los tiene y los escucha.

Sin embargo, como advierten los empresarios y los economistas independientes, las políticas económicas de la dictadura son torpes, arbitrarias, erróneas y contraproducentes. Y sus efectos solo servirán para empeorar la crisis de la economía nacional y del mismo régimen, nunca para aliviarla y menos para resolverla.

Si Ortega y sus funcionarios económicos creen que con las medidas tributarias agresivas y desmesuradas van a recaudar más dinero, están equivocados. No se necesita tener conocimientos de las ciencias económicas para entender que la excesiva carga impositiva disminuye la actividad productiva y comercial, impide el crecimiento económico y reduce drásticamente el consumo general. De manera que el beneficio aparente que podría obtener el régimen con el aumento de las tasas impositivas, lo perderá en la realidad al disminuirse inevitablemente las contribuciones por la afectación negativa al clima de negocios, la reducción de la actividad económica y la quiebra de muchas empresas. Y en cuanto a lo social, también cualquiera puede entender que una economía con incentivos basada en la libre empresa y el libre mercado, es la mejor receta para lograr el crecimiento económico, mejorar la recaudación fiscal, incrementar el consumo general, financiar los programas sociales, crear más empleos y reducir la pobreza.

Ortega debería entender que la salvación de la economía depende de un acuerdo político para recuperar la democracia. Él ya sabe lo que es gobernar con políticas socialistas y anticapitalistas, que arruinan a los empresarios pero también destrozan la economía y en vez de garantizar una vida digna para el pueblo lo hunden en la miseria.

Por su propia experiencia Ortega no debería copiar otra vez el modelo cubano y menos el actual de Venezuela.

Editorial Crisis en Nicaragua Empresa privada archivo
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