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Laurentino Cortizo el día que ganó las elecciones presidenciales de Panamá, el pasado 5 de mayo. Ese mismo día dijo que le tiene un gran cariño a Nicaragua porque se bachilleró en el Instituto Pedagógico de Diriamba. LA PRENSA/ AFP

El Laurentino Cortizo que vivió en Nicaragua

Un joven panameño, chelito, bien parecido, rebelde pero sociable, llegó a Nicaragua para estudiar dos años en el Pedagógico de Diriamba. Para asombro de sus excompañeros, hoy es el presidente electo de Panamá

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“¿Y ese no es el Cortizo que estudió con nosotros?”, pensaron varios alumnos de la promoción 27 de 1969 del Instituto Pedagógico de Diriamba, cuando oyeron de un Laurentino “Nito” Cortizo que primero se candidateaba y luego ganó las elecciones presidenciales de Panamá. Algunos pocos, como Emiliano Baltodano y Julio Francisco Báez, lo identificaron inmediatamente, pero aún así recurrieron a las fotografías de la memoria de la promoción. Ahí estaba. Era él.

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Laurentino Cortizo ganó las elecciones con poca ventaja, apenas 40,000 votos más que su más cercano perseguidor. Era el mismo que a sus 16 años de edad llegó a Nicaragua en 1968 para cursar el cuarto año de secundaria en el Pedagógico de Diriamba, un centro de estudios que, según han escrito sus historiadores, era uno de los mejores no solo en Nicaragua sino en toda Centroamérica.

Quien lo reconoció inmediatamente, sin necesidad de recurrir a ninguna otra fuente más que la memoria, fue uno de los mejores amigos que Cortizo tuvo en su estadía de dos años en Diriamba, Robby Medrano.

“Él era bajito. Tenía una chaqueta esquimal, carísima, que a mí me gustaba y a él le quedaba grande. Cuando nos graduamos, antes de irse, me la regaló. A mí me quedaba bien pero a él le quedaba nadando porque era bajo. Ahora usa botas para verse más alto, es una buena estrategia”, explica Medrano.

En el Pedagógico de Diriamba estudiaron jóvenes que con el tiempo se convirtieron en importantes personajes de Nicaragua, especialmente como empresarios y académicos, como el propio Julio Francisco Báez, una eminencia en materia de impuestos. De allí salieron ministros, afirman algunos exalumnos, y bachilleres que después se fueron al extranjero y estudiaron en importantes universidades y han tenido éxito. Pero, un presidente, hasta ahora.

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Es por eso que cuando escucharon que Cortizo, a como le llamaban en el Pedagógico, nunca le llamaron “Nito”, varios de ellos se alegraron y ahora bromean y se preguntan si el aniversario número 50 de la graduación de bachillerato, que se cumple el próximo 21 de noviembre, la van a realizar en Nicaragua o en Panamá.

Laurentino Cortizo, foto del álbum de la promoción 1969. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN

El cariño de Cortizo

Cuando Laurentino Cortizo estaba al borde del triunfo electoral y convertirse en presidente electo de Panamá, en la noche del pasado domingo 5 de mayo, un periodista se le acercó y comenzó a preguntarle sobre Nicaragua:

—Con referente al tema de Nicaragua, ¿usted va a estar apoyando, una vez ganando las elecciones en Panamá, apoyando al gobierno de Nicaragua o al pueblo de Nicaragua?

—Vamos a apoyar la democratización. Yo estuve en Nicaragua, en Diriamba, cuando existía el Instituto Pedagógico de Diriamba, La Salle. Yo soy egresado de allá. Yo le tengo mucho cariño, demasiado cariño a Nicaragua.

—¿El respaldo sería entonces al pueblo de Nicaragua?

—A la democracia

Para algunos excompañeros de clases de Cortizo, quienes en este punto prefieren no se mencionen sus nombres, es clave cuando dice: “Vamos a apoyar la democratización”. Porque está suponiendo que en Nicaragua la democracia no existe. La segunda pregunta del periodista, para ellos, ya es innecesaria, porque en la primera respuesta Cortizo lo dijo todo.

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Julio Francisco Báez solo espera que conserve los valores que se llevó del Pedagógico de Diriamba. “Yo quisiera que Cortizo hiciera una presidencia con los valores que allá aprendió y que allá ejercitó. Él era muy sensible”, expresa Báez, quien agrega que dos características que siempre vio en el joven Cortizo le gustaría que permanezcan aún en el ahora presidente electo de Panamá: “Sensibilidad humana y pensamiento crítico”.

Vista parcial del Instituto Pedagógico de Diriamba, construido en 1939 y dañado severamente por un temblor en 1974. Ya no existe. LA PRENSA/ FOLLETO

Emiliano Baltodano recuerda la primera de esas características que Cortizo tuvo de joven. En el Pedagógico de Diriamba había más de 300 estudiantes internos y todos los días, de lunes a viernes, se preparaban más de 300 comidas, especialmente en el desayuno y en el almuerzo y Cortizo estuvo entre los estudiantes que idearon repartir entre los más pobres de Diriamba la comida que no era consumida por los estudiantes. “No eran sobras en sí”, advierte Baltodano, sino comida que no había sido jugada, pero que la botaban porque todos ya habían comido.

Cuando Cortizo dijo que le tenía mucho cariño a Nicaragua, sus excompañeros nicaragüenses lo confirman. Se desconoce exactamente por qué Cortizo llegó a Nicaragua, pero sus amigos explican que los hermanos cristianos de La Salle, que eran quienes dirigían el Pedagógico de Diriamba, tenían contacto y convenio con los hermanos cristianos que estaban en Panamá y siempre hacían intercambios.

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Además, explican quienes conocieron a Cortizo, los padres de él eran ricos. Hijo de Laurentino Cortizo Cortizo, español, y Esther Cohen de Cortizo, hija de un inmigrante griego con una panameña. Eran empresarios de buses y de la construcción y a su hijo le proporcionaron todas las comodidades posibles.

En el Pedagógico de Diriamba —afirman los exalumnos—, solo estudiaban personas de dinero, aunque también había becados.

Y como la fama del colegio era grande, llegaban a estudiar de toda Centroamérica, especialmente de El Salvador. Una de las colonias más grandes de estudiantes eran los panameños. “Siempre había panameños. El que estaba debajo de un aro (jugando basquetbol) ese era panameño”, recuerda Emiliano Baltodano. Mientras los diriambinos jugaban futbol.

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El Pedagógico estaba bien sectorizado: los de Managua se juntaban con los de Managua, los diriambinos con los diriambinos, los del norte con los del norte, los salvadoreños con los salvadoreños, los panameños con los panameños, y así.

En el caso de Cortizo, a diferencia de los demás panameños, siempre fue sociable con los nicaragüenses.

Robby Medrano, Lolo Morales y Julio Francisco Báez, tres de los amigos que Laurentino Cortizo tuvo en el Pedagógico de Diriamba. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Cortizo en Nicaragua

Los recuerdos ya se están borrando porque han pasado 50 años desde que se bachilleraron, pero, según sus excompañeros, Cortizo pasó dos años “lindos” en Nicaragua.

En el Pedagógico de Diriamba había dos quintos años, el A y el B, y Cortizo estaba en el A junto a Julio Francisco Báez y Robby Medrano, por ejemplo.

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Por esa época, en el Pedagógico de Diriamba había tres tipos de estudiantes: los internos, los seminternos y los externos. Los primeros eran los que procedían del extranjero, como Cortizo, y quienes venían de lugares lejanos, como Jinotega, Wiwilí, Nueva Segovia, entre otros. Esos dormían en el centro y salían los fines de semana, con excepción de los extranjeros que solo viajaban a sus hogares en dos ocasiones en el año.

Los segundos eran los que vivían en Carazo, pero no en Diriamba, por lo tanto no dormían en el centro pero tenían que almorzar allí y había un bus que los transportaba por las mañanas y por las tardes.

Los terceros, los externos, eran los estudiantes que vivían en Diriamba, y por tanto iban a almorzar y a dormir en sus casas. Uno de ellos era Emiliano Baltodano, cuya casa estaba frente al propio colegio.

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Baltodano cuenta que para los internos extranjeros era difícil porque se quedaban aburridos los fines de semana en el instituto y solo los veía salir a misa de la basílica los domingos, con los hermanos cristianos.

Emiliano Baltodano sostiene una enorme foto con las caritas de todos los promocionados del Pedagógico de Diriamba de 1969, entre quienes está Laurentino Cortizo. Las edades de los graduados ronda ahora los 65 y 66 años. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Esa misa era alegre para los extranjeros, porque en el Pedagógico solo había varones pero en la misa tenían la oportunidad de ver a las jóvenes de la alta sociedad de Diriamba, que también estudiaban en buenos colegios, de mujeres, La Inmaculada y el Divina Pastora.

Muchas veces Baltodano vio como los estudiantes extranjeros se le escapaban los fines de semana a los hermanos cristianos, quienes eran muy rígidos.

Para que no pasaran aburridos, algunas veces los nicaragüenses invitaban a sus casas a los extranjeros los fines de semana. Fue el caso de Julio Francisco Báez, quien en tres o cuatro ocasiones llevó a Cortizo a su casa en Managua. En Diriamba agarraban un taxi que los llevaba a la capital por cuatro córdobas. “Mi mamá se encariñó con él y él (Cortizo) era cariñoso también”, recuerda Báez.

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A Cortizo las muchachas lo llamaban el “Alain Delon” de Diriamba, porque guardaba cierto parecido físico con un actor de cine francés que tenía ese nombre y que fue un icono de la cinematografía europea de los años sesenta y setenta. Cortizo se peinaba con un copete parecido al del artista de cine.

Sus excompañeros lo reconocen: Cortizo era el más buscado por las muchachas de Diriamba. Y él era bandido, le gustaba enamorar y que lo enamoraran. Julio Francisco Báez recuerda que Cortizo era creativo con los piropos, bien parecido, ojos verdes y el mejor peinado con copete, pero era “chaparro”. “Sí, era enamoradizo, pero respetuoso”, aclara Báez.

Otras oportunidades que tenían los varones para verse con las muchachas eran las kermeses que se hacían en los diferentes colegios, especialmente en el Pedagógico. “Él era un bandido que no le daba pena nada”, dice Báez.

A Cortizo nadie lo recuerda como un alumno destacado que luchara por los primeros lugares académicos. “Él era un alumno promedio”, dice el empresario maderero Lolo Morales, quien también estudió con Cortizo en el Pedagógico de Diriamba. “Académicamente no era de los primeros puestos, tampoco el último”, agrega Morales.

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El mejor amigo de Cortizo, Robby Medrano, lo define así: “Cortizo tenía un magnetismo, era carismático y se le paraba (cuestionaba) a los curas. Tenía seguridad en sí mismo. Era un tipo listo, inteligente, con mucha capacidad. No le interesaba ser el primero, él sabía, no necesitaba sobresalir”.

Medrano recuerda que a Cortizo le gustaba cuestionar en las clases y “no se tragaba todo lo que le decían los curas. ‘¿Qué pasó’, le decía a los curas. Y después, haciendo gestos con las manos les decía: ‘la ley del papel’, refiriéndose a que los billetes eran los que mandaban”, rememora Medrano.

“Ahí está Laurentino”

Después que se graduaron en 1969, los compañeros nicaragüenses no volvieron a ver a Laurentino Cortizo, salvo uno o dos que se encontraron con él por casualidad.

Por ejemplo, Robby Medrano, tras la guerra que terminó en 1979, se fue a Panamá y buscó a Cortizo, pero no lo halló porque se había ido a estudiar a Estados Unidos.

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El papá de Cortizo le dijo a Medrano que había hablado con su hijo y que Medrano podía llevarse a toda su familia a Panamá, a la casa de los Cortizo, que no se preocupara, que no les iba a faltar nada.

Medrano agradeció el gesto, pero le dijo que no era necesario. Medrano solo andaba buscando a su amigo, no ayuda, pero de todas maneras le conmovió el gesto de su excompañero y el padre de él. Medrano todavía guarda una vieja agenda en la que están la dirección y el teléfono de la casa de Cortizo en Panamá.

El domingo 5 de mayo pasado, Emiliano Baltodano estaba viendo las noticias cuando exclamó: “Ahí está Laurentino”. Lo reconoció porque en los tiempos del Pedagógico de Diriamba, Cortizo fue uno de los más joviales entre los panameños que estudiaban en ese centro.

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“Parece que va a ganar”, le dijo Baltodano a otros de sus excompañeros de clases cuando los llamó para alertarlos de que Cortizo iba ganando las elecciones presidenciales en Panamá.

Una de las primeras cosas que pensó Julio Francisco Báez fue: “Ojalá haga una presidencia digna. Él no necesita enriquecerse”.

Emiliano Baltodano corrió hacia unas cosas que le heredó su mamá y ahí encontró una enorme foto en la que están las caritas de todos los bachilleres de 1969 en el Pedagógico, le tomó foto a la parte donde sale Laurentino Cortizo y comenzó a distribuirla entre sus excompañeros y luego se regó en las redes sociales.

La llegada al poder de Cortizo en Panamá ha causado sensación entre sus excompañeros y algunos se han asombrado. “Liderazgo no le vi (cuando era joven)”, comenta Lolo Morales.

Han pasado 50 años y sus excompañeros no saben si Cortizo ha cambiado, pero lo recuerdan como el joven amable, brillante, enamoradizo, rico y rebelde con los curas.

Cortizo, en una conferencia de prensa, junto a su esposa Yasmin Colón, a la izquierda, su hija Carolina Esther Cortizo y su nieta. LA PRENSA/ AFP

Nito, el político

A sus 66 años de edad, el empresario y ganadero panameño, conocido como “Nito”, ganó las elecciones con apenas 40,000 votos sobre el derechista Rómulo Roux, apoyado desde la cárcel por el detenido expresidente Ricardo Martinelli.

Sus seguidores destacan su humildad y sensibilidad social, mientras que sus detractores le achacan rodearse de diputados señalados por escándalos de corrupción. Sin embargo, él proclama que bajo su gobierno no habrá “intocables”.

De raíces españolas y griegas, estudió Comercio Internacional en Estados Unidos, donde llegó a trabajar en la Organización de Estados Americanos (OEA) y donde conoció a su esposa Yazmín Colón, quien le llamaba el “gringuito”. Con ella tuvo dos hijos. Tras pedir el voto a caballo y en cayuco (una canoa rudimentaria), este seguidor del Real Madrid y los Celtics de Boston fue electo diputado por la provincia caribeña de Colón en 1994. En un segundo período, llegó a presidir la Asamblea Nacional entre 2000 y 2001.

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Cortizo fue nombrado en su cargo político más alto en 2004, cuando el entonces presidente Martín Torrijos le pidió asumir como ministro de Desarrollo Agropecuario. En esa posición duró 15 meses.

Dimitió por considerar que Panamá no debía aceptar el relajamiento de las normas sanitarias que, a su juicio, imponía el TLC con Estados Unidos, aunque ahora manifiesta que ese acuerdo hay que “respetarlo”.

Amante de la ganadería de alta genética, asegura que él mismo ordeña, vacuna y desparasita a sus reses. Cortizo repite con insistencia que va a “rescatar y transformar a Panamá”.

El laboratorio del Instituto Pedagógico de Nicaragua. LA PRENSA/ FOLLETO HERMANOS CRISTIANOS

El Pedagógico de Diriamba

El centro fue, si no el mejor, uno de los mejores de Centroamérica y tenía profesores españoles, la mayoría científicos, especialmente hermanos cristianos, pero también tenía profesores nicaragüenses muy buenos, como el químico Paco Cordero y Heriberto Linarte. También Noel Romero y Juan Carlos Muñoz, entre otros.

De acuerdo con un escrito de Moisés Blanco, el origen del colegio se remonta al 15 de noviembre de 1903, cuando llegaron los hermanos cristianos de La Salle a Nicaragua y dirigieron en León el hospicio San Juan de Dios, que derivó en el Instituto Técnico La Salle.

Luego, los hermanos cristianos fundaron más colegios en diversas partes del país, como el Pedagógico de Managua, el 6 de junio de 1913.

El Pedagógico de Diriamba comienza a tener forma cuando el 3 de julio de 1938, se reunieron en casa de Ramón Ernesto González un grupo de padres de familia y decidieron fundar un centro de educación. El grupo se llamó Sociedad Esfuerzo Educacional Privado, de la cual se creó el Instituto Pedagógico de Diriamba, que se comenzó a construir en 1939 y comenzó a funcionar en 1940, aunque aún la construcción no estaba completa.

El 14 de marzo de 1974, a las 7:30 de la noche, un temblor de tierra —cuenta Blanco—, dañó severamente el edificio y quedó abandonado.

En los años ochenta fue cuartel del ejército sandinista y a mediados de los noventa desapareció totalmente para darle espacio a un hospital de maestros y a viviendas particulares.

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