El fotógrafo argentino-francés Daniel Mordzinski, autor del volumen “Costa Rica en los retratos de sus escritores” publicado por Uruk Editores que recien presentó en el Sexto Festival literario Centroamérica Cuenta, también comparte cinco maravillosas fotografías de escritores centroamericanos y de España, los que vienen acompañados de textos literarios.
La muestra incluye a la escritora española Berna González Harbour; al escritor Sergio Ramírez Mercado; la poeta Gioconda Belli; al escritor costarricense Carlos Cortés; y al joven escritor salvadoreño Armando Barrera Galdámez, ganador del Premio Carátula de Cuento Breve.
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Conocido como “el fotógrafo de los escritores”, Mordzinski trabaja desde hace 38 años en un ambicioso
“atlas humano”de la literatura iberoamericana.
También es autor de otros libros y ha recorrido en busca de sus objetivos gráficos y creativos, el Festival Internacional de Poesía de Granada, Hay Festival, Festival literario Centroamérica Cuenta, entre otros eventos internacionales.
Aquí cinco tomas del objetivo Mordzinski:
1 – Berna González Harbour, escritora española:
“La utopía latinoamericana puede haber muerto, si por ella entendemos una representación imaginaria de un sistema deseable, un sueño que pudo brillar en momentos fulgurantes del pasado. Porque el ansia de retrotraer el mundo a la exclusión avanza en el continente. Todo ello se analizó ayer en Centroamérica Cuenta, un festival vibrante en el que estos días buscamos utopías, maldecimos las distopías en que se van convirtiendo los territorios de violencia y migración que nos acorralan y nos refugiamos en la única a nuestro alcance: ¿acaso no es Costa Rica esa utopía? Por ello seguramente, en la fotografía de Mordzinski, cierro los ojos y disfruto del sonido de lo deseable”.
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2- Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017:
“Cuando la crisis que vive Nicaragua nos obligó a cancelar el encuentro del año pasado, buscamos un escenario alterno y encontramos asilo generoso en Costa Rica de parte del gobierno del presidente Carlos Alvarado, novelista él mismo. Y estamos hoy aquí, abriendo Centroamérica Cuenta gracias al empeño entusiasta de su ministra de cultura, nuestra amiga Sylvie Durán, quien supo articular los apoyos nacionales necesarios. Y fuimos acogidos, generosamente también, por la Cámara Costarricense del Libro como invitados de honor de la Feria Internacional del Libro” .
3 – Gioconda Belli, poeta y novelista nicaragüense:
“Se me ocurre que los libros son el gimnasio de la mente. Daniel me pide que cumpla con mi cuerpo caminando después de comer, pero le digo que estoy triste, que ha sido un año triste en Nicaragua. Difícil hacer ejercicio cuando uno está bien, peor cuando uno está triste. Prefiero leer. Prefiero leer en la cama si es posible y amo estar rodeada de escritores, como en estos días de Centroamérica Cuenta en Costa Rica, que son el mejor bálsamo para la nostalgia y el mejor ejercicio para la esperanza”.
4 –Carlos Cortés, escritor costarricense:
“Hace 70 años, Ernesto Cardenal escribió en un poema juvenil sobre Costa Rica: Y el presidente camina a pie en San José. El sucesor de aquel presidente, Carlos Alvarado, inauguró el festival Centroamérica cuenta y llegó sin escolta. Somoza ya no es el tirano que aplasta Nicaragua, es otro y es el mismo. Hay cosas que no cambian nunca. Las carretas ya “no van cargadas de café”, como dice el poema, Costa Rica ya no es un país idílico y pugna por salir del estancamiento. La “dulce cintura de América” está siempre por estallar o estalla poco a poco en fenómenos actuales –migración, narcotráfico – o en realidades inalterables. La explosiva Centroamérica, desde Rubén Darío y Miguel Ángel Asturias, escupe palabras”.
5- Allan Armando Barrera Galdámez
Frente al poema
Ahí estoy yo
mirándome de frente en el poema
que escribí hace siglos
desde antes de nacer,
parado en el centro de la desgarradura
desde donde inventé mi voz para llamarme del otro lado del fuego
sin que nadie me encuentre, sin que nadie me mire.
Ahí estoy, en la altura de mi mano,
cayendo en el poema desde mi ser más profundo, más antiguo
como la noche en la que se inventó la sed y el frío de los muertos
como la mañana que se quebró en mi rostro frente al espejo,
buscando una razón que justifique
la temperatura de mi muerte y el líquido de mis ojos.
Ahí estoy al principio de mi voz
entre mil imágenes labradas por el silencio
buscando una palabra desde la cual partir hacia el lugar del canto
sin verdugos o testigos para la noche de este verso
heredero invisible de un fuego increíble, milenario
soy mi único sueño
y también mi único llanto.