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La contundencia del paro nacional

Paradójicamente, el paro nacional que se realizó ayer por convocatoria de la Alianza Cívica, con el respaldo de diversos sectores sociales democráticos, fue exitoso gracias a la misma dictadura que pretendió impedirlo con sus amenazas represivas, pero le salió el tiro por la culata.

No todas las empresas independientes participaron en el paro de manera activa, pero quedó claro que lo hubieran hecho de no haber sido por las amenazas de una dictadura que ha amenazado “ir con todo” contra los que se atrevan a desafiarla, y ha respaldado con hechos sus amenazas, inclusive con una horrenda cantidad de muertos, presos y torturados, miles de exiliados y muchas propiedades confiscadas.

En muchas empresas que no acataron la convocatoria al paro por las amenazas de la dictadura, sus trabajadores se ausentaron, o trabajaron al mínimo e hicieron significativas demostraciones de repudio a la dictadura, como cantar el Himno Nacional y corear consignas democráticas.

Las calles y centros de habitual aglomeración pública se vieron casi vacíos. De esa manera la gente mostró su repudio a una dictadura que se resiste tercamente a aceptar la condena del pueblo y de la historia; que no quiere entender que debe hacerse a un lado para que Nicaragua pueda reconstruirse en libertad, democracia y con justicia.

El objetivo del paro nacional de ayer –el cuarto desde el estallido social de abril de 2018–, no era derrocar a la dictadura de Ortega y Murillo. Su propósito era eminentemente cívico y democrático, como lo dejaron claro los representantes de la Alianza Cívica al convocarlo: exigir la libertad plena de todos los presos políticos y solidarizarse con sus madres, esposas, hijos y demás familiares; condenar el asesinato en la cárcel del preso político Eddy Montes Praslin; exigir el cumplimiento de todos los acuerdos que el régimen ha aceptado en la mesa de negociaciones pero se resiste a cumplir; y demandarle que no siga trancando la negociación de las reformas legales y acciones políticas necesarias para la nueva transición democrática en Nicaragua.

Pero además, el paro nacional de este jueves 23 de mayo ha enviado a la comunidad internacional, el contundente mensaje de que en el interior del país el pueblo no cesa de luchar contra la dictadura, a pesar de la cruda represión.

La comunidad democrática internacional ha apoyado de manera consecuente al pueblo nicaragüense y condenado fuertemente a la dictadura de Daniel Ortega, por sus crímenes contra la democracia y la humanidad. Pero se necesita que el respaldo externo sea más robusto y eficaz, para que pueda dar los resultados deseados y necesarios.

Lo que a su vez requiere que todos los nicaragüenses que quieren libertad y democracia, sigan luchando en el país de manera cívica y pacífica, desafiando la represión de la dictadura y aprovechando todos los espacios posibles, hasta obligar al dictador Ortega a aceptar la solución democrática de la grave crisis sociopolítica nacional que él mismo provocó.

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