El excanciller de Nicaragua Francisco Aguirre Sacasa, afirma que la propuesta de ley “del perdón” o amnistía que impulsa en el Parlamento orteguista este miércoles, los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, estarían pensando su aprobación para protegerse de acusaciones en tribunales internacionales.
Por otro lado, para el exdiplomático, el diálogo que sostienen tanto el régimen como la opositora, Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia “está en alas de cucaracha” y si reconoce que el sector opositor tiene como objetivo buscar la democratización de Nicaragua, mientras Ortega y Murillo, solamente buscan como permanecer en el poder.
Aguirre Sacasa cree que Ortega apuesta por desaparecer a la Alianza Cívica de la mesa de conversaciones para montar otro diálogo con interlocutores internacionales como la OEA, el Sica, la ONU, con la participación de políticos criollos.
¿Todo hace indicar que próximamente la Asamblea Nacional, que Ortega controla, aprobará una ley de perdón. Con esto ¿qué pretende lograr Ortega?
Con esta ley, el comandante Ortega estaría recurriendo a una figura legal que gobiernos han utilizado más de cincuenta veces en nuestra historia para protegerse de gobiernos sucesores por abusos que ellos cometieron cuando estaban en el poder. Me refiero a la amnistía que es una suerte de “borrón y cuenta nueva.” Los que creen que este proyecto de ley favorecería a los presos de consciencia se equivocan porque estos no han cometido ningún delito. Por ejemplo, Miguel Mora y Lucía Pineda fueron encarcelados solamente por cumplir con su deber periodístico: el de reportar las realidades. Ellos estaban actuando en todo su derecho, un derecho garantizado por la constitución.
Ahora bien, hay otra posibilidad, y es que con una amnistía El Carmen podría estar buscando protegerse en contra de acusaciones de lesa humanidad en tribunales internacionales. Pero esto no funcionaría. Con la evolución del derecho internacional, violaciones notorias de derechos humanos no prescriben. Por ende, la única manera en que gobernantes pudiesen escudarse contra su enjuiciamiento internacionalmente es a través de un acuerdo político, garantizado por importantes jugadores internacionales, en donde el paquete que negociar lo incluyese.
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El diálogo está suspendido al retirase la Alianza Cívica. ¿Cómo valora usted este mecanismo para resolver la crisis nicaragüense?
El diálogo está en alas de cucaracha. La realidad es que El Carmen y la Alianza no comparten un objetivo común. Para la Alianza el norte es democratizar a Nicaragua a través de elecciones creíbles y anticipadas y lograr justicia para los insurrectos, al igual que respeto para los derechos humanos y constitucionales. Para Daniel y doña Rosario, el objetivo es permanecer en el poder. En este ejercicio, la Alianza Cívica se estaba desgastando porque muchos piensan que había logrado muy poco.
Por otro lado, el Comandante Ortega estaba ejecutando exitosamente una estrategia de jugar a los tiempos, desprestigiar a la Alianza y agotar a el pueblo y la comunidad internacional. Otro elemento del plan de El Carmen era aprovechar la volatilidad mundial y valerse de cualquier “imponderable” que pudiese ocurrir y fortalecer el gobierno. En esto, al igual que muchas otras cosas, Daniel está siguiendo en los pasos de los Somoza. Recordemos que después de derrocar a Leonardo Argüello en 1947, Washington aisló a Somoza. Pero Truman abandonó a esta política cuando se impuso un imponderable: la Guerra Fría. Y Washington se reconcilió con la dictadura para consolidar una América Central favorable a sus intereses.
Creo que la estrategia de El Carmen estaba funcionando hasta que la muerte de Eddy Montes cambió todo. Encendió de nuevo la ira popular. Y la Alianza ganó puntos al hábilmente retirarse, por ahora, del diálogo y al respaldar al paro. También mejoró su imagen al rehusar pronunciarse en contra de sanciones internacionales, a como El Carmen exigía. Por cierto, el comandante se equivocó al dar a conocer que las sanciones les estaban llegando. Con esto mostró debilidad y borró la imagen que él estaba dominando a la situación.
¿Usted no cree que el Gobierno está queriendo marginar a la Alianza buscando otros interlocutores?
Afirmativo. Por lo que estoy viendo pareciera que El Carmen pretende diluir o hasta descartar a la Alianza al introducir al diálogo interlocutores internacionales como el SICA, y hasta la ONU. Además, quiere revivir un acercamiento con la OEA en temas electorales, pero dejando fuera a la Alianza insinuando que no tiene legitimidad o representatividad. Incluso, no me extrañaría que el gobierno declarase que la crisis nicaragüense es política, y que tratase de incorporar al diálogo a políticos criollos manejables por El Carmen.
¿Usted cree que este cambio de enfoque podría ser exitoso?
Dependerá de varias cosas. Por ejemplo, el gobierno pudiera unilateralmente tomar pasos creíbles y oportunos como liberar a todos los presos de consciencia, desmantelar sus fuerzas irregulares, soltarles papel y tinta a los medios escritos y rescindir las “reformas” tributarias que están fundiendo aún más a nuestra averiada economía. Si tomara estas medidas inmediatamente, podría fortalecer su mano de cara al mes de junio que será decisivo para Nicaragua. Mirá, mi lectura es que la OEA está inclinándose cada vez más a aplicar la Carta Democrática Interamericana al gobierno en la reunión de cancilleres el 26 de junio. Y el Departamento de Estado y el Tesoro norteamericano tienen que enviarle al Congreso su informe y recomendaciones sobre la situación en Nicaragua. El gobierno está enfrentado una crisis existencial, y sortearla requerirá de acciones audaces y creativas.
¿Usted cree que la Alianza y el diálogo es imprescindible?
A ver, tenemos que estar claros que el gobierno aceptó el “Diálogo 2.0” en el INCAE como un mecanismo para desactivar a la bomba de tiempo política que enfrenta internacionalmente y, sobretodo, la presión estadounidense. Esta presión es una poderosa realidad, y ¡las realidades se imponen! Por eso creo que el diálogo es imprescindible. La pregunta es ¿con quién? El objetivo es retornar Nicaragua al sendero de la democracia con justicia y respeto a los derechos humanos.
¿Cuáles son las probabilidades que esto se dé a través del diálogo con la Alianza?
No sé. Pero sí sé que no se dará sin un respaldo continuo y fuerte estadounidense. ¿Existe este? Lo veremos si es que Washington y sus aliados logren someter a votación la aplicación de la Carta Democrática a Nicaragua, y si se reúnen los 24 votos necesarios. Si esto ocurre, podrá retomarse el diálogo, pero el que cuenta; el diálogo entre Washington y El Carmen.
Un último punto, Existe una percepción hasta en círculos opositores de que no conviene aplicarle la Carta Democrática a Nicaragua porque al hacerlo la OEA no podría continuar apoyándonos en, por ejemplo, temas electorales. Esta lectura es equivocada. Yo trabajé en la elaboración de la Carta y la firmé como canciller. Y te aseguro que en el último párrafo del Artículo 21 de la Carta, se estipula que una vez que sea suspendido un país, la OEA mantendrá sus gestiones diplomáticas para el restablecimiento de la democracia en el estado suspendido. Tenemos que tener esto claro.
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