El porqué no hemos logrado enrumbarnos como país en las sendas del desarrollo, parece en buena medida explicarlo el autor de la teoría del Desarrollo Humano, Amartya Sen, quien aclara que no hay desarrollo sin libertad, y que no hay libertad si no se tiene alternativas para escoger. La libertad es una capacidad personal; pero también una condición social que permite a las personas escoger sin presiones entre ofertas que respondan a sus necesidades de empleo, salud, vivienda, educación, ambientales; así como para su participación social, política y cultural. En nuestro contexto de crisis sociopolítica, ¿cuáles son las alternativas de futuro que se nos ofrecen? ¿Realmente podemos escogerlas como ciudadanos?
Como país nos encontramos en una encrucijada, en donde Gobierno y Alianza Cívica interpretan radicalmente diferente las causas de la crisis. Pero los hechos resuenan y hay que solucionarlos: de los 400 a 500 muertos más del 95 por ciento son del pueblo opuesto al Gobierno, aunque todos lamentables; 700 presos y un número no determinado de desaparecidos, ambos por razones políticas; 60 mil exiliados por persecución política o crisis económica; mientras la economía se enrumba inevitablemente a la catástrofe. Veamos los escenarios de soluciones que se nos ofrecen.
Un escenario en que no se logra la inflexión y el Gobierno decide asumir a mediano plazo las consecuencias de su visión totalitaria y medidas unilaterales; tales como las sanciones económicas de Estados Unidos y la Unión Europea. Entre ellas vendrían sanciones a personas implicadas en crímenes y violaciones a derechos humanos, así como otras que afectarán a toda o parte de la población. Agregándoseles, una posible expulsión de la OEA y suspensión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Esta alternativa conlleva la imposibilidad de reactivar la economía con inversionistas nacionales e internacionales, por la falta de confianza en el estado de derecho y el ambiente político represivo, aumentando el éxodo de las familias. Este escenario se iniciaría a finales de junio por coincidir con los plazos fatales para activar las sanciones. Considerando la capacidad de maniobra y terquedad del régimen este podría solamente prolongar su propia agonía y el sufrimiento del pueblo.
El Gobierno probablemente considera que el sector privado podría salir al rescate en algún momento; pero el sector privado parece ya decidido a propiciar la convivencia, la justicia y la democracia, lo cual vendría bien al desarrollo económico con amplia participación productiva y emprendedora de la base social, para transformar la economía y superar la pobreza.
Por tanto, un escenario realista y deseable es que la Alianza Cívica continúe resistiendo con el pueblo, firme, digna y alerta; mientras el Gobierno reconoce sus límites y, para seguir con alguna fuerza en la vida política, devuelva los derechos al pueblo. Su libertad de expresión, de prensa, de movilización. Retorno con garantías de nuestros hermanos exiliados. Elecciones inmediatas y limpias donde el soberano dirá a quién quiere como gobierno.
Con estas condiciones básicas, se propiciará el estado de derecho y las reglas del juego claras para generar confianza a los inversionistas y colaboradores históricos para nuestro desarrollo. Entonces el pueblo, sus grandes mayorías, podrá escoger entre ofertas económicas, sociales y culturales porque los motores y actores de estas ofertas estarán desatados; asimismo, podrán escoger y comprometerse sin violencia y sin temor con sus opciones políticas. Y habrá esperanza nacional para un desarrollo humano, en el cual valdrá la pena educar y sostener a las futuras generaciones.
El autor es educador.