14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Unos manifestantes despliegan una bandera gigante polaca durante una marcha antifascista el 21 de abril de 2018 en la ciudad de Gdansk. AFP/Archivos / Simon Krawczyk

Por su resistencia contra Hitler la ciudad polaca de Gdansk recibió el Premio Princesa de Asturias

La historia y presente de Gdansk "son un ejemplo de sensibilidad ante el sufrimiento, de solidaridad, de defensa de las libertades y los derechos humanos y de extraordinaria generosidad", declaró el jurado

La heroica ciudad polaca de Gdansk fue galardonada este jueves en España con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, como símbolo de las libertades por su resistencia al nazismo y luego encender la chispa que terminó democratizando a Europa Oriental.

Puerto estratégico en la costa Báltica, Gdansk es “un símbolo histórico y actual de la lucha arriesgada por las libertades cívicas en un punto crucial donde el espíritu de Europa consigue renacer una y otra vez frente a la intolerancia o la opresión”, escribió el jurado en el fallo.

“La historia y el presente de la ciudad de Gdansk son un ejemplo de sensibilidad ante el sufrimiento, de solidaridad, de defensa de las libertades y los derechos humanos y de extraordinaria generosidad”, abundó el fallo, dado a conocer en Oviedo (norte de España).

El de la Concordia cierra el ciclo de entrega de los premios internacionales Princesa de Asturias, galardones considerados como los Nobel del mundo iberoamericano.

Para entregárselo a la ciudad polaca, el jurado consideró su rica historia, desde que se convirtiera, cuando aún se llamaba Dánzig, en “Ciudad Libre” tras la Primera Guerra Mundial, recordó una nota de prensa de la fundación.

En septiembre de 1939, la ciudad fue escenario de lo que se considera la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial tras la invasión de Polonia de los nazis.

Allí, “una escasa guarnición de soldados polacos logró resistir heroicamente en inferioridad de condiciones durante una semana”, haciendo de la localidad un “símbolo de la resistencia” contra las tropas de Adolf Hitler.

Décadas más tarde, renacida de las cenizas -la ciudad había sido destruida en un 90%-, en ella, pero sobre todo en sus astilleros, se originó el sindicato Solidaridad, germen de la lucha para democratizar Europa Oriental tras casi medio siglo de dominio soviético.

Solidaridad fue protagonista del derrocamiento del régimen en 1989 y su líder, el Premio Nobel de la Paz Lech Walesa, se convirtió un año más tarde en el primer presidente polaco elegido democráticamente en medio siglo, señaló la nota de prensa.

Dinamismo, apertura y tolerancia

Desde el restablecimiento de la democracia, Gdansk ha mostrado un “dinamismo económico, apertura, cohesión ciudadana y carácter tolerante” con los inmigrantes y las minorías, cuya integración se promueve a través de programas sociales.

En la ciudad habitan unos 20.000 extranjeros, muchos de ellos refugiados de ex países soviéticos o de zonas en conflicto, como Siria, que acceden a la educación, empleo o salud y tienen representación en un consejo consultivo para notificar a las autoridades de sus necesidades.

La apertura de la ciudad se atribuye en buena parte al alcalde Pawel Adamowicz, en el cargo desde 1998 hasta que murió el 14 de enero pasado tras ser apuñalado en un evento público.

Su heredera política, Aleksandra Dulkiewicz, es actualmente alcaldesa de Gdansk, ciudad que en septiembre recordará el 80 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial bajo el lema “Unidos por encima de las diferencias”.

El año pasado, el galardón de la Concordia recayó en la llamada “dama de las profundidades”, la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle, por su vida dedicada a la conservación de los mares.

La distinción honró en el pasado a organizaciones como la Unión Europa, Unicef, Cáritas, Médicos sin Fronteras o Manos Unidas y a personajes como Ingrid Betancourt, Daniel Barenboim o Stephen Hawking.

En esta ocasión, competían en la categoría 34 candidaturas de 21 países.

Cada premio Princesa de Asturias está dotado con 50.000 euros (unos 56.500 dólares) y una escultura del fallecido artista Joan Miró.

Este año, se adjudicaron galardones al dramaturgo británico Peter Brook en Artes, al madrileño Museo del Prado en Humanidades, al matemático estadounidense Salman Amin Khan en Cooperación Internacional y a la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn en Deportes.

También a la escritora estadounidense Siri Hustvedt en Letras, al sociólogo cubanoestadounidense Alejandro Portes en Ciencias Sociales y a las biólogas argentina Sandra Myrna Díaz y estadounidense Joanne Chory en Investigación Científica.

Los premios serán entregados en octubre por los reyes de España en una ceremonia solemne en Oviedo, sede de la Fundación Princesa de Asturias, llamada así por la heredera del trono, la princesa Leonor.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí