Cuando el bate de madera apareció en nuestro beisbol, en el 2000, se acabó la fiesta de los jonroneros y puso fin a una década fantasiosa para los bateadores, en la cual se decía que cualquiera era capaz de tumbar la cerca con solo pegarle a la pelota. Todos, sin excepción, eran un peligro con un bate de aluminio en sus manos.
De 1990 a 1999, cuando el aluminio alcanzó su mayor nivel de destrucción y los lanzadores sufrían mucho, los campeones jonroneros de nuestro beisbol se coronaron con un promedio de 25 cuadrangulares por año. Del 2000 al 2007, el líder en cuadrangulares tuvo una media de 9.5.
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Sin embargo, la inclusión de equipos de todo el país y la mayor vivacidad de la pelota han hecho que los batazos largos reaparezcan, al punto que Juan Carlos Urbina alcanzó los 14 explosiones por cuarta temporada consecutiva, lo que empata un récord con los legendarios aporreadores Ernesto López y Próspero González. Temibles artilleros como Pedro Selva, Ramón Padilla, Panal Delgado, o cualquier otro nombre que se le ocurra, no mostraron esta consistencia, ni siquiera con el bate de aluminio.
Urbina llegó a 15 vuelacercas este año, luego de disparar 19 en 2016 y seguir con 14 tanto en 2017 como en 2018.
Lo de Próspero fue más brutal, porque fueron cuatro años al hilo de 20 o más: 26 en 1990, 22 en 1991, 20 en 1992 y 22 en 1993.
Ernesto lo hizo con una pausa de por medio. Se voló la cerca 19 veces en 1988 y tras no jugar aquí en 1989 y 1990, regresó para disparar 16 en 1991, de nuevo 16 en 1992 y se elevó a 28 en 1993.
De los tres, solo Urbina lo hizo con madera y además tendrá la oportunidad de imponer una marca si mantiene este nivel el próximo año.
Justo Rivas era sin dudas un candidato legítimo para este club, pero se fue tras la temporada de 2017, dejando su racha en tres años de 14 o más jonrones.
Entre los bateadores de tres campañas corridas de 14 vuelacercas sobresale Selva, porque lo hizo de 1971 a 1973 y luego de 1975 a 1978 (no jugó en 1977). De modo que en realidad pudo ser una racha de siete, pero en 1974 se quedó corto con solamente siete jonrones.
Próspero, además de su racha de cuatro, tuvo una de tres (1997-99). En ese mismo período también lo hicieron Norman Cardoze, Juan Vicente López y Freddy García. Así que podría decirse que aquí el aluminio alcanzó su mayor dimensión y justo el siguiente año desapareció, porque al derribarse el muro entre los profesionales y los aficionados, debíamos alinearnos al bate de madera.
Otros artilleros con hilera de tres años de 14 o más cuadrangulares fueron Róger Guillén (1976-78) y Dwight Britton (2012-14), quien aún está activo y podría hacer ruido.
¡Qué frecuencia!
Juan Carlos Urbina lleva este año 15 jonrones en 128 turnos al bate, para una alucinante frecuencia de un bombazo cada 8.5 visitas al plato.
Urbina no está lejos del récord de nuestro beisbol, en poder del todo poderoso Ernesto López, quien en 1977 y 1978 registró dos temporadas de fantasía.
En 1978, Ernesto descargó 42 cuadrangulares en 343 turnos oficiales, para un increíble ritmo de un jonrón cada 8.16 oportunidades al bate.
Urbina podría ser apenas el segundo con una frecuencia menor a un jonrón cada nueve turnos, porque luego están Justo Rivas con un cuadrangular por 9.15 viajes al diamante en 2016 (20 HR en 183 VB), Próspero González 9.3 en 1997 (26 HR en 242 VB), Chico Miranda 9.45 (31 HR en 293) y el mismo Ernesto con 9.5 en 1977 (41 HR en 391 VB).