El doctor José Pallais, miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, expresó que era un error esperar la suspensión de Nicaragua en una reunión ordinaria de cancilleres como la que actualmente se realiza en Medellín, Colombia, que lo que sí podíamos esperar era la continuación del proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana iniciado a solicitud del secretario general de ese organismo. Proceso que tomará impulso con la propuesta del grupo de trabajo que lleva por título La situación de Nicaragua.
En dicho documento se les pide a los cancilleres que se nombre una comisión de alto nivel y proponen un plazo máximo de tres meses para que esta logre una salida pacífica y efectiva a la crisis política y social que nos afecta. Este plazo lejos de desanimarnos debería darnos confianza, pues establece un horizonte predecible en un entorno en que no solo la OEA se interesa por nuestros derechos humanos y nuestra democracia, sino también lo acompañan la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá entre otros, que con sus sanciones al régimen estimulan un desenlace democrático y negociado.
Recordemos que ya una vez, por apresurados creímos que cualquier cosa sería mejor que Somoza y miren donde estamos. Esto me recuerda una frase célebre que se le atribuye tanto a Napoleón Bonaparte como al rey Fernando VII, que dice: Vístanme despacio que voy de prisa. Desgraciadamente los tiempos de la diplomacia internacional no son lo expeditos que nosotros quisiéramos, pero si analizamos los resultados que se han ido obteniendo, necesariamente tenemos que concluir que los días del orteguismo en el poder están contados. Y este lo sabe, por ello se opone ferozmente a la aprobación de la resolución propuesta, pese a la sobada que Almagro ha intentado darle recientemente.
Es tan cierta esta aseveración, que el régimen está dispuesto a pagar el costo que le produce el seguirnos escamoteando nuestro derecho a una elección adelantada en donde nuestro voto se cuente.
Por ello no accede a excarcelar a los más de ochenta reos políticos que permanecen recluidos en sus ergástulas, pues sabe que con esa acción estanca el diálogo y lo desvía del tema principal que es el electoral en condiciones de pleno respeto a nuestros derechos ciudadanos. A esto le llamo viveza de ratón, pues el deterioro que sufre su régimen ante el inevitable incremento de la represión que tiene que implementar para mantenernos bajo control, es tan inmenso que cuando llegue el momento en que los nicaragüenses acudamos a las urnas electorales a elegir a nuestros futuros gobernantes.
Ese día el orteguismo quedará reducido a su mínima expresión. En otras palabras, en un futuro no muy lejano todo lo que representan, será solo un oprobioso recuerdo en los libros de los historiadores.
El autor es analista político.