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El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez; el cardenal Leopoldo Brenes, el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y otros sacerdotes fueron recibidos violentamente por orteguistas el 9 de julio en Diriamba, Carazo. LA PRENSA/ARCHIVO

Sacerdotes que han sido blanco de ataques orteguistas se suman a la lista de exiliados

El exilio del padre César Augusto Gutiérrez de Monimbó, Masaya y del presbítero Pedro Denis Obando de Estelí son los dos casos que se conocen

Desde la primera ola de represión ejecutada por el régimen de Daniel Ortega en abril de 2018, sacerdotes y obispos de la Iglesia católica también se convirtieron en blanco de ataques por acompañar a la ciudadanía en su demanda de democracia, justicia y libertad.

El asedio y amenazas de la dictadura ha sido tal que se conocen dos casos específicos de sacerdotes que tuvieron que salir del país para resguardar sus vidas. El primero es el presbítero César Augusto Gutiérrez, de la iglesia San Sebastián en Monimbó, Masaya. Y el más reciente es el caso del padre Pedro Denis Obando, párroco de la Catedral de Estelí.

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Gutiérrez salió de Masaya antes que llegara la “operación limpieza” —efectuada el 17 de julio— porque había recibido amenazas de muerte y cárcel al querer acusarlo de financiar el terrorismo, contó a LA PRENSA desde su exilio en Guatemala.

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El sacerdote vivió en carne propia la represión policial. Él servía de mediador junto con el secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos para que liberaran a los detenidos por la Policía Orteguista (PO) y en una ocasión recibió el impacto de bombas lacrimógenas.

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El padre César Augusto Gutiérrez fue auxiliado en Masaya en 2018. LA PRENSA/ARCHIVO

Gutiérrez salió del país en vehículo privado con vidrios polarizados y a través de veredas, pues le habían aconsejado que no circulara por los puestos fronterizos.

La represión contra sacerdotes de Estelí

Por su parte, el padre Pedro Denis Obando abandonó el país hace pocas semanas por las amenazas de muerte que recibió de personas ligadas al gobierno que lo presionaban a que informara de los movimientos de monseñor Juan Abelardo Mata Guevara, obispo de la Diócesis de Estelí.

De acuerdo con Mata, Obando vivió persecución desde años atrás porque también denunciaba las violaciones a los derechos humanos, desde que asesinaron cruelmente a varias personas en el norte del país- donde el sacerdote  estuvo ubicado en la comunidad Juan Pablo Segundo, entre la zona de Mulukukú y Río Blanco- “entre ellos a dos niños hijos de la señora Elea Valle”, explicó Mata en su momento.

Otro de los sacerdotes que ha sido fuertemente asediado, amenazado de muerte y difamado de diferentes formas es el padre Edwin Román, de la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya, quien asegura que el asedio contra ellos, los sacerdotes y la sociedad no ha disminuido.

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Lo más reciente que vivió fue el jueves pasado: “Llegó una mujer a confesarse y me preguntó que dónde podía conseguir bombas. ‘Porque me dice esto’, le digo. No, me dice, es que tengo vasitos de gerber. Yo no ando en eso ni sé quién las hace ni las estoy promoviendo ni las ando tirando”, cuenta. Tuvo que retirar a la mujer de la iglesia y diez minutos después dos patrullas estaban al frente de la iglesia.

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El padre Edwin Román ha soportado las embestidas de la dictadura. LA PRENSA/ARCHIVO

Sin embargo, Román considera que irse del país es una decisión personal en la que él no ha pensado porque “hay gente que a uno lo necesita”. “Miedo todos tenemos, pero no nos puede vencer. Hay que enfrentarse a una realidad, a esta dictadura”, asegura.

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Dictadura enemiga de la Iglesia

El 20 de abril de 2018 en la Catedral de Managua se dio la primera agresión a la Iglesia católica. En  ataque fue invadida por turbas orteguistas que agredieron a los estudiantes que se refugiaban dentro del templo.

Además, varias iglesias fueron saqueadas en diferentes momento durante la ola de violencia desatada el año pasado. El 9 de julio de 2018, una delegación de la Arquidiócesis de Managua que llegó hasta Diriamba, en Carazo, para mediar en los enfrentamientos en la Basílica Menor de San Sebastián fue agredida verbal y físicamente. Entre ellos estaba el obispo Silvio Báez, el cardenal Leopoldo Brenes, el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, los sacerdotes Miguel Mántica y Edwin Román.

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En diciembre pasado en un acto público Ortega vociferó contra los sacerdotes: “Yo sé quiénes estaban detrás de los tranques, alentando los tranques, es decir, alentando los crímenes, que por principio, como cristianos, como pastores debían rechazar totalmente”.

El 23 de abril monseñor Silvio Báez partió hacia Roma obedeciendo a un llamado del papa Francisco. Por la posición crítica del obispo hacia el gobierno, se cree que el viaje se trató de una forma de exilio, además que también recibió amenazas de muerte y sufrió asedio.

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