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Ortega-y-Maduro, Nicaragua, Venezuela

Los dictadores Daniel Ortega y Nicolás Maduro. LA PRENSA/Archivo

Informes de la ONU demuestran que Daniel Ortega y Nicolás Maduro usan el mismo modelo represivo en Nicaragua y Venezuela

Reprimir manifestaciones, detenciones forzadas, despidos arbitrarios, censurar medios de comunicación independientes, politizar instituciones del Estado, torturar y asesinar son parte del modo de operar de ambos regímenes

Los informes de monitoreo de derechos humanos que hasta ahora ha presentado Naciones Unidas —en fechas diferentes— sobre Venezuela y Nicaragua, evidencian que el dictador Daniel Ortega utiliza el mismo modelo represivo de la dictadura de Nicolás Maduro: represión, secuestros, tortura o muertes.

Ambos informes también dejan fuera de lugar las palabras de Luis Almagro expresadas el pasado 25 de junio de que “Ortega gobierna Nicaragua, Maduro reprime Venezuela”.

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El informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) sobre la situación de los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela, que abarca de enero de 2018 a mayo de 2019, y Violaciones de derechos humanos y abusos en el contexto de las protestas en Nicaragua, del 18 de abril al 18 de agosto de 2018, evidencia la violencia y represión que sufren tanto venezolanos como nicaragüenses, con métodos muy similares.

Reprimir manifestaciones, detenciones forzadas, despidos arbitrarios, censurar medios de comunicación independientes, politizar instituciones del Estado, torturar y asesinar son parte del modo de operar de ambos regímenes.

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En el documento sobre Nicaragua, publicado en agosto de 2018, el organismo internacional menciona a “elementos armados progubernamentales”, o parapolicías, que trabajan en coordinación con la Policía Orteguista (PO) para reprimir las manifestaciones; mientras que en Venezuela se hacen llamar “colectivos” los grupos armados civiles progubernamentales.

Estos mismos grupos trabajan con el propósito de imponer el control social y reprimir cualquier protesta en contra de los dictadores.

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Hasta el 25 de junio se contabilizaban en el país 102 presos políticos que aún siguen en las cárceles, mientras que en Venezuela se registraban 793 reos políticos hasta el 31 de mayo.

“Según la ONG Foro Penal Venezolano, por lo menos 15,045 personas fueron detenidas por motivos políticos entre enero de 2014 y mayo de 2019. De ellas, 527 fueron detenidas en 2018 y 2,091 entre enero y mayo de 2019. El resto fueron liberadas sin haber sido llevadas ante un juez”, se lee en el informe.

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Los presos políticos excarcelados en ambos países viven bajo el miedo de ser encarcelados nuevamente y es otro de los motivos por los que se ven obligados a exiliarse. “El temor a volver a ser detenidas ha llevado a varias de ellas a dejar el país”. Unos 62 mil nicaragüenses han huido a países vecinos, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), por su parte más de cuatro millones de venezolanos han salido de su país, detalla el informe de derechos humanos sobre Venezuela.

“Trato cruel, inhumana o degradante”

“Se sometió a las mujeres y los hombres detenidos a una o más formas de tortura o trato o pena cruel, inhumana o degradante, como la aplicación de corriente eléctrica, asfixia con bolsas de plástico, simulacros de ahogamiento, palizas, violencias sexuales, privación de agua y comida, posturas forzadas y exposición a temperaturas extremas”, especifica el documento sobre las torturas que realiza el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) de Venezuela.

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Estas mismas prácticas de tortura, o en su mayoría, también son utilizadas por la PO con el fin de hacer “confesar” e intimidar a las víctimas.

Torturas psicológicas, como amenazas de muerte, quemaduras con pistolas de electricidad o cigarrillos, el uso de alambre de púas, golpizas con puños y tuberías e intentos de estrangulación, fueron parte de las torturas que realizó la PO. “Algunas mujeres fueron objeto de violencia sexual, incluyendo violación, y señalaron que son comunes las amenazas de abuso sexual. Los detenidos varones también denunciaron casos de violaciones, incluyendo violaciones con rifles y otros objetos”, recoge el informe de Oacnudh sobre Nicaragua.

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En ambos países también se censura y se persigue a periodistas y medios de comunicación, además se intenta “estrangular” a los medios opositores reteniendo sus materias primas. En Venezuela varios medios escritos han dejado de circular; en Nicaragua los medios se encaminan a esa cruel realidad.

Crisis: cinco años versus un año

La crisis de Venezuela se venía dando desde el 2014, pero se recrudeció cuando Maduro impuso en el 2017 una Asamblea Constituyente perpetua que reemplazó al poder legislativo legítimo, de mayoría opositora. La crisis de Nicaragua explotó con las protestas sociales por la negligencia de Ortega con el incendio en la Reserva Indio Maíz, seguido de la reforma al Seguro Social, en abril de 2018.

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Ambos gobiernos han sido sancionados por Estados Unidos por ser violadores de derechos humanos, sin embargo ni Maduro ni Ortega están dispuestos a dejar el poder, pese a que en ambos países la población exige elecciones adelantadas.

Y si bien en Nicaragua no hay aún una crisis humanitaria, como ocurre en Venezuela, lo cierto es que la economía se encuentra en recesión y según la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social el país se encamina a una depresión, lo que aceleraría una segunda oleada migratoria.

Cuba, el modelo represivo

Pablo Cuevas, de la CPDH, se atrevió a decir que Ortega es “maestro” de Maduro, y que ambos son discípulos de Fidel Castro.

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“La escuela es Cuba y Fidel, y Ortega y Maduro son discípulos de formar escuadrones de choque, que en cada uno de sus países tienen sus nombres y algunas diferencias, pero al final son los mismos”, resaltó Cuevas.

Para Cuevas, solo es “cuestión de tiempo” para que Ortega lleve al país al rumbo de Venezuela y ser como Maduro.

“Aquí hay un deterioro integral de calidad de vida, de aquí en diciembre, si las cosas siguen igual, estaremos más cerca de compararnos como Venezuela”, refirió.

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