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El engaño que no engaña

Cuando llegué a un país europeo del sur a ocupar el cargo de embajador, el saliente no había pagado las cuentas de arrendamiento del local ni los servicios públicos. Lo llamé para que explicara y me respondió que jugara la cuca mona, es decir que dijese que se iban a pagar las cuentas para no pagarlas.

Tenía años de no escuchar sobre esa figura, pero a aquel le sirvió para embolsarse cierta cantidad de dólares enviados desde Managua, ¿pero qué le podía interesar a la cuca mona, sinónimo de mentir, jugar sombra, embaucar o engañar?

El personaje regresó al país, abrió un banco con dinero de socios extranjeros, e igualmente les jugó sombra. Adiós dineros, banco liquidado y no fue enjuiciado. Se había aliado con otra cuca mona, entonces en la oposición política, pero con jueces y magistrados en su nómina.

Un hijo del personaje fue nombrado posteriormente diplomático en un lugar del centro de Europa. Dos jóvenes de allá se asociaron con él para abrir un negocio en Managua; y de nuevo la cuca mona. Los jóvenes salieron huyendo de Nicaragua creyendo que no existía ese ser legendario por ser desconocido para ellos.

En el sur de Italia le llaman a eso ser “furbo”, es decir vivián, y no es prerrogativa de esa cultura. Aquí se le llama cuca mona, igualmente resabio en la cultura popular de un pueblo que alguna vez fue subyugado. Así ha sido el diálogo entre la Alianza Cívica y el régimen hasta la fecha: acuerda para no cumplir, insiste en que cumple sin hacerlo, miente pretendiendo que se le crean sus mentiras.

Eso fue lo que el régimen intentó hacer en Medellín en la reciente Asamblea de Cancilleres de la OEA, que le creyeran sus engaños. Para esto el régimen envió a un afrodescendiente típico de aquí para hablarle a afrodescendientes típicos de las islas del Caribe. Los de allá hablan inglés británico académico, y son cancilleres. El de aquí sin embargo no se atrevió a hablar en inglés, por ser criollo local supongo, incomprensible para los británicos. Pero era el único afrodescendiente posible de enviar por su condición de vicecanciller, aunque sin elocuencia para hablar en español.

Es conocido, y por experiencia diplomática directa, que los afrodescendientes de las islas del Caribe se coordinan para tener posiciones de consenso en los organismos internacionales, pero algo le está fallando al régimen. No los logra convencer con sus engaños de cuca mona. La verdad es evidente, y se disemina por canales diplomáticos y por las organizaciones de derechos humanos. Solo dos diminutos Estados insulares del Caribe votaron en contra de la resolución sobre Nicaragua, que condiciona al gobierno para que cumpla con lo acordado con la Alianza Cívica, entre otras condiciones.

El autor es doctor en Derecho.

Opinión engaño archivo
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