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sacerdotes, Nicaragua, orteguismo

El orteguismo ha atacado a 18 sacerdotes desde abril de 2018 en los departamentos del país. LA PRENSA/Reproducción web

Las 30 agresiones del régimen orteguista a la Iglesia Católica en el último año

Este martes se cumple un año de que las turbas agredieron a los obispos en la Basílica San Sebastián, en Diriamba. Desde junio de 2018 el régimen orteguista ha agredido, asediado y amenazados sacerdotes

“Queremos la paz”, “asesinos”, “vendepatria”, estas fueron las palabras con las que hace un año, el 9 de julio de 2018, un grupo de simpatizantes del Frente Sandinista atacó a una delegación de la Arquidiócesis de Managua que llegó a la Basílica San Sebastián, en Diriamba, para proteger a un grupo de ciudadanos que se resguardaban y que eran asediados por los orteguistas en el templo.

No solo fueron ofensas, también hubo agresiones: a monseñor Silvio Báez lo hirieron en un antebrazo y le dieron un golpe en el estómago y a monseñor Miguel Mántica lo hirieron en el rostro. El cardenal Leopoldo Brenes, el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y el sacerdote de Masaya, Edwin Román, también fueron golpeados.

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La ciudad de Diriamba, al igual que los municipios de Dolores y Jinotepe, habían experimentado horas de horror. Un día antes, el orteguismo ordenó la Operación Limpieza que dejó al menos 24 muertos, según informes del Cenidh.

Desde que iniciaron las protestas en contra del régimen orteguista en abril de 2018, los obispos y sacerdotes de Nicaragua han apoyado a los manifestantes abogando por el respeto a sus derechos humanos, el cese de las agresiones y la persecución, la liberación de los presos políticos. En varios templos hubo atención médica para los heridos y también hubo otros que funcionaron como centros de acopio de víveres. El apoyo de los sacerdotes ha sido mal visto por los orteguistas, quienes los han señalado de “golpistas”.

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Los sacerdotes han sido agredidos, amenazados y al menos dos se encuentran en el exilio. Los templos han sido profanados, destruidos y saqueados. LA PRENSA hizo un recuento y contabilizó al menos 30 agresiones contra la Iglesia Católica en el último año.

Los sacerdotes agredidos y amenazados

Silvio Báez

Ha sido tachado de “golpista” y “satánico”. Fue agredido por las turbas en Diriamba, amenazado de muerte, asediado por motorizados en su vivienda. En un intento por desprestigiarlo, el orteguismo difundió un audio para vincularlo al supuesto intento de golpe de Estado y pedirle al papa Francisco que lo trasladara a otro país. A pesar de la campaña en su contra por ser un crítico del régimen, Báez ha asegurado que seguirá firme con su ministerio episcopal. En abril de este año, Báez informó que se trasladaría a Roma a petición del papa Francisco. “Yo no he pedido salir, he sido llamado por el santo padre”, dijo. En la misma conferencia que anunció su partida reveló que hubo un plan para asesinarlo.

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Miguel Mántica

A monseñor Miguel Mántica, párroco de la iglesia San Francisco de Asís, los simpatizantes lo hirieron en el rostro cuando intentaba, junto a otros sacerdotes, terminar el asedio contra un grupo de ciudadanos que quedaron atrapados en la Basílica San Sebastián, en Diriamba.

Edwin Román

La represión y el asedio del orteguismo contra el padre Edwin Román ha persistido durante casi un año por haber apoyado a los manifestantes desde su casa con baldes de agua para que se lavaran las heridas, en las calles abogando por su liberación y atendiendo a los feligreses en la parroquia San Miguel, en Masaya, que está a su cargo. En una ocasión fue empujado y amenazado por el comisionado orteguista Ramón Avellán; en otra fue perseguido por motorizados y camionetas Hilux; y fue retenido y golpeado por agentes de la PO en Nindirí. El pasado 13 de febrero de 2019 agentes policiales lo retuvieron cerca del empalme del barrio Monimbó. No le hicieron prueba de alcoholímetro, pero la PO aseguró que andaba en “estado de ebriedad”, le requisaron su vehículo y lo golpearon.

La última agresión a Román ocurrió este miércoles 03 de julio cuando fue amenazado de muerte por tres agentes de la PO, quienes le aseguraron que le darían “plomo”. Él salía de la ciudad de Masaya a visitar a sus familiares cuando fue agredido verbalmente. “Es ganas de ofender, de molestar. Yo no les iba haciendo nada”, aseguró a LA PRENSA.

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Pedro Méndez

El cura de la parroquia María Magdalena, en Monimbó, Masaya, fue golpeado en julio de 2018 por paramilitares. La brutal agresión ocurrió durante la “Operación limpieza” que llevó a cabo la Policía Orteguista y los paramilitares en la ciudad. Ese ataque dejó varios muertos y heridos.

Abelardo Mata

Al obispo de la Diócesis de Estelí, monseñor Juan Abelardo Mata, las turbas orteguistas lo atacaron con morteros cuando se desplazaba por el sector de Nindirí, en Masaya, en julio del año pasado. El sacerdote, quien ha es un crítico del orteguismo, pasaba por un retén en el sector de la rotonda cuando unos hombres lo bajaron del vehículo. El sacerdote, que regresaba de oficiar una misa de cuerpo presente en Granada, no resultó herido, pero tuvo que refugiarse en una vivienda debido al asedio que persistió en su contra durante más de una hora. Los paramilitares le gritaron “Judas, golpista y asesino”.

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Durante una misa en Estelí, monseñor Mata denunció la presencia de paramilitares en el interior de los templos católicos del departamento y alertó el aumento de amenazas de muerte contra sacerdotes católicos y la presencia de paramilitares en el interior de los templos católicos de ese departamento.

Raúl Zamora

Aunque el sacerdote Raúl Zamora Guerra no ha sido agredido físicamente, vivió en carne propia el ataque de los paramilitares contra los estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN – Managua) el 13 de julio de 2018. Zamora expuso su vida para trasladar en su camioneta a los jóvenes heridos de bala hasta la parroquia Jesús de la Divina Misericordia, en Managua, de la cual está a cargo. Los paramilitares también atacaron a balazos el templo destruyendo las instalaciones y la imagen de la Divina Misericordia; y dejando atrapadas a varias personas, entre ellas, periodistas.

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Rolando Álvarez

El obispo de la Diócesis de Matagalpa también ha sido víctima de amenazas y campañas de difamación en las redes sociales. Los orteguistas lo acusaron de guardar “armas, medicamentos y provisiones” en la catedral San Pedro Apóstol para los manifestantes que protestaron contra el régimen en esa ciudad; además de refugiar a los “delincuentes” en los colegios San Luis, Santa Teresita y San José; y en el Centro Diocesano de Pastoral La Cartuja.

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En septiembre pasado, Álvarez fue señalado de “terrorista” y “asesino” por simpatizantes del orteguismo cuando fue obligado a bajarse del vehículo en el que se movilizaba. El asedio y la agresión fueron grabadas en un video difundido en las redes sociales.

Jairo Pravia y Marlon Velásquez

A los presbíteros Jairo Pravia y Marlon Velásquez se les acusó de formar parte “del estado mayor de los mareros” y reunirse en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en Sébaco, para planificar “la salida de los delincuentes y armas que tienen en dicha iglesia”.

La campaña de desprestigio en su contra a través de las redes sociales ocurrió tras mediar en la liberación de Jarvin Urrutia, un ciudadano que fue retenido en el tranque que se levantó en la ciudad en junio del año pasado por los manifestantes en protesta contra Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Juan de Dios García

Fue amenazado de muerte por fanáticos orteguistas por haber mediado en las manifestaciones que realizaron los ciudadanos contra el régimen en Carazo, y hasta febrero de este año se desconocía a qué templo fue transferido tras estar a cargo de la iglesia Santiago en Jinotepe.

Esto son nueve sacerdotes que han sido atacados, agredidos y asediados por fanáticos orteguistas. LA PRENSA/Reproducción web

Vicente Martínez Bermúdez

En junio de 2018, al párroco de la iglesia Santa Lucía, en Ciudad Darío, un grupo de encapuchados lo retuvo en el kilómetro 90, en la entrada a la ciudad. Uno de los encapuchados le apuntó en la sien derecha con un fusil AK y lo amenazó con matarlo. “Vos sos la próxima víctima. Ándate con los pies bien contados porque sos la próxima víctima”, le dijeron los hombres al sacerdote, quien les respondió que no les tenía miedo.

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Juan Antonio Calero

Al párroco de la iglesia San Juan de Dios Bautista, ubicada en Masatepe, hombres armados intentaron secuestrarlo en junio del año pasado. El intento de secuestro fue denunciado en la página de Facebook de la parroquia. “Sujetos encapuchados atacaron el barrio Villa Progreso” con armas de fuego. El padre logró “salir rápido de la casa cural y se encuentra sano y salvo”, se leía en la publicación.

Alfredo García

El párroco de la Iglesia San Cristóbal, en Managua, fue amenazado en junio de 2018 por paramilitares, según informó la Arquidiócesis de Managua. “ Responsabilizamos a esos grupos de cualquier cosa que hagan en contra de nuestra parroquia. Agradecemos a la comunidad que ha estado pendiente de nuestra parroquia y les invitamos a estar en constante oración”, aseguró García.

Edgar Cubillo, Alfonso Paisano y Heberto López

Los presbíteros originarios de la ciudad de Boaco fueron señalados de “cómplices” de la muerte del simpatizante del FSLN, Gastón Palacios. Las acusaciones las hicieron, a través de las redes sociales, dirigentes de varias instituciones estatales en junio pasado. Cubillo, quien acompañó las manifestaciones en la ciudad, también fue señalado de dirigir el tranque ubicado en el empalme de Boaco. Los señalamientos de complicidad se dieron porque Paisano y López fueron a visitar a la cárcel a los tres ciudadanos que fueron procesados por el crimen.

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Augusto Gutiérrez

Las amenazas de muerte y la posibilidad de ser encarcelado por supuestamente financiar al terrorismo llevaron al párroco de la Iglesia San Sebastián, en Masaya, a exiliarse. Este es el primer caso de un sacerdote que tuvo que salir del país por el asedio, persecución y amenazas. Durante la lucha que se mantuvo en el barrio Monimbó, el sacerdote César Augusto Gutiérrez ayudó a los manifestantes con alimentos y bendijo a las víctimas de la represión del régimen. “Que me iban a matar, de que me iban a hacer una emboscada, que no les importaba si iba acompañado o solo, que yo estaba muy metido con los muchachos, y que por eso me querían matar”, relató a LA PRENSA.

Gutiérrez desmintió las acusaciones de que haya recibido dinero de un narcotraficante “y que yo agarré ese dinero y lo repartí a los muchachos en los tranques”. Aseguró que eso era “una cosa falsa totalmente”.

Pedro Denis Obando

En junio de 2019 el sacerdote Pedro Denis Obando, párroco de la Catedral de Estelí abandonó el país por las amenazas de muerte que recibía, principalmente de paramilitares que lo presionaban para que se convirtiera en informante de los movimientos de monseñor Mata. El obispo de la Diócesis de Estelí, quien ayudó a salir del país a Obando, aseguró vía telefónica a LA PRENSA que éste era continuamente asediado porque también denunciaba las violaciones a los derechos humanos.

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