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Mercado, Calentamiento Global y pobreza

Los mercados son un elemento esencial del intercambio de mercancías donde se generan promesas de pagos en el presente o a futuro a diferentes niveles en las cadenas de valor. ¿Pero, es por medio de los cambios en la dinámica comercial que la dependencia absoluta del mercado está centrada en satisfacer las necesidades y demandas del consumidor? ¿Qué pasa con el emisor del producto?

Mercado

El mecanismo económico de oferta y demanda reina en al ámbito comercial. Los precios internacionales están reglamentados por la demanda, el flujo de mercancías a nivel global y por la percepción de valor reflejado en las bolsas de valores, donde se transa la compra y venta de productos, mercancías y servicios. Una pequeña e insignificante inconsistencia en la percepción, en la desconfianza específica y/o dudas sobre una región geográfica sin importar la razón de la oferta, puede ser causante de una distorsión de precios tan importante que podrían llevar a la falta de liquidez a países o regiones enteras. Gran cantidad de países con economías en desarrollo, basan su oferta comercial nacional en la demanda internacional de productos denominados “commodities” cuyo destino comercial es la exportación. La caída de precios, volatilidad de los mercados y costo elevado de préstamos a corto plazo, los costos ocultos y la práctica de soborno pernicioso son sus características. Puede servir como un ejemplo no muy lejano el caso del desplazamiento del cacao, café, algodón y las oleaginosas en la Nicaragua de los años ochenta.

Por otra parte, existe un mercado interno, cuyo orden deja mucho por desear en términos de volumen y estabilidad de demanda, almacenamiento de productos básicos, las oscilaciones extremas de los precios en las hortalizas y hasta en los granos básicos, son un buen ejemplo. Como producto de una dinámica ambivalente de precios, ocurren pérdidas incalculables de productos perecederos, cuya valía se ve reducida hasta la mínima expresión, dejando efectos importantes como la pérdida económica por el lucro cesante y endeudamiento, la merma de alimentos por degradación o descomposición y el efecto negativo perdurable de la agricultura tradicional sobre el medioambiente que se verifica en contaminación y degradación de los recursos naturales, lo que se denomina a escala planetaria, como Calentamiento Global.

Calentamiento Global

El Calentamiento Global es una realidad. La pérdida de la capacidad de las fuentes pluviales de auto-regenerarse es crítico para agua de superficie, como ríos y manantiales. En el campo productivo, el dominio global de grandes transnacionales establecen sus prioridades en la productividad por encima de cualquier indicador ambiental que los aleja de los principios éticos en términos de protección ambiental, seguridad y soberanía alimentaria, los intereses de los productores y la inocuidad de los productos que demandan los consumidores. No actuar ahora impone a las nuevas generaciones retos ambientales ineludibles, sin precedentes y casi imposibles de vencer. Nuestra huella de carbono crece en la medida proporcional a nuestra comodidad citadina. Es posible que nuestro destino ha sido delineado por el egoísmo de intercambiar riqueza material efímera en el presente, por la inviabilidad de un futuro incierto.

¿Qué previsiones se han tomado con el Calentamiento Global y las opciones productivas convencionales?

Antes y después del “quiebre de París”, la información proveniente de los grandes consorcios e instituciones especializadas han entregado, en el caso del Cambio Climático, algunos resultados de interés global para enfrentar este fenómeno. No obstante, las organizaciones de relevo a quienes les toca poner en marcha iniciativas para mitigar y hacer contribuciones contundentes para la solución del problema se ven invisibilizadas.

La Pobreza

Una gran parte de países con una economía basada en la agroexportación, no han logrado reducir sus índices de pobreza, ni beneficiar de forma contundente a los sectores productivos más relevantes. En consecuencia, cientos de miles de personas, emigran desde Latinoamérica hacia USA, España u otros destinos, donde se pueden procurar recursos para la manutención de sus familias y la realización de sus proyectos de vida, a corto y mediano plazo.

El desarraigo cultural y la mano de obra como mercancía es la nueva modalidad con la que lidian nuestros hermanos migrantes, ante el drama humano de pobreza, exclusión e inseguridad. Todo esto, en medio de la vanidad indolente de las naciones más ricas del mundo, cuyas acciones, dejan esperando resultados evidentes de su intervención efectiva sobre la población pobre del mundo.
¿Existe una agenda oculta en las operaciones, la gestión y el uso de los recursos destinados a resolver los problemas de sostenibilidad de los sectores productivos? ¿Por qué, con tantos recursos no es posible establecer una coordinación adecuada que contribuya a garantizar el futuro de los medios de vida de los productores y la responsabilidad ambiental de los consumidores?

El poder del conocimiento como herramienta para el desarrollo

La situación de las crisis cíclicas y recurrentes en diferentes rubros productivos, por citar un ejemplo, como el café, han puesto en evidencia un problema sistémico que abarca otros rubros alimentarios de primer orden, como el cacao y los cereales.

En Nicaragua, la crisis económica del café se vio agravada por el fenómeno social de confrontación sociopolítica que limitó el acceso al financiamiento y que cobrará factura durante el presente y al menos, durante los siguientes tres ciclos bianuales del cultivo.

Estamos ante una disyuntiva que nos pone a meditar sobre la viabilidad de nuestro actual modelo agroexportador y la estructura institucional de mercado, ante el que somos vulnerables. La pobreza prevalece y el modelo de producción convencional, no da señales de cambios positivos que generen menores impactos al medioambiente. Continúan las quemas de bosque y su explotación indiscriminada, la contaminación de las aguas, recurso elemental que nos permitirá enfrentar un futuro inmediato, las crisis alimentarias que, a nuestro ritmo de degradación, no tardarán en llegar.

Debemos desarrollar todo el andamiaje cultural que ayude en la transformación del pensamiento colectivo. Es muy importante construir en las diferentes dimensiones de la sociedad un cúmulo de conocimientos y la estructura institucional que conduzcan a la innovación de nuestros productos, la eficiencia de los procesos, el carácter constructivo de las organizaciones y el funcionamiento de sistemas que lleven a los actores productivos más significativos para la generación de ciencia aplicada a nuestro desarrollo.

El conocimiento es la base fundamental para el desarrollo. Bajo las actuales condiciones del mercado y sus características, no podemos quedarnos a la saga del sueño remoto del pasado, distraídos en nuestras propias luchas internas, corroídos por mutuas desconfianzas y juegos de poder sin sentido. La pobreza sigue avanzando, nos atrapa en el juego de la ignorancia y enturbia nuestra visión hacia el futuro. La premisa del progreso debe ser la única promesa permeable en la piel de la patria posible, con un futuro factible y sustentable para las futuras generaciones.

El autor es experto en agronegocios, desarrollo, innovación y cadena de valor.

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