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pueblo, somoza, dictadura

Enanos, enanitos y paquidermos

Los empresarios organizados en cámaras hicieron el mea culpa por su asociación con los enanos hasta las matanzas de un tal 2018, y no pudieron dar marcha atrás

Un viaje introspectivo para explorar la naturaleza humana comienza con la observación exterior. Unos hacen ese viaje consciente y rigurosamente, otros en sueños. Los que viajan conscientemente navegan como pensadores con mente abierta y curiosa. Estos son los que dejan un legado permanente en la historia. No pueden dejar de expresarse cuando ven el todo. Es una urgencia que les viene desde la totalidad del ser, que se depura en el intelecto por la experiencia y la reflexión. Y no hablo de los griegos antiguos. Sobre los que sueñan: “Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe; y en cenizas le convierte la muerte”. (Calderón de la Barca, dos mil años después de los griegos antiguos). Y qué decir de Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, la sátira encriptada de los gobiernos de la época conocidos por él, viendo a los pequeños liliputienses como perversos y sin escrúpulos para gobernar. Este fue el viaje de Gulliver al país de los enanos, una alegoría sobre los gobernantes que se creían grandes y eran pequeños.

Los empresarios organizados en cámaras hicieron el mea culpa por su asociación con los enanos hasta las matanzas de un tal 2018, y no pudieron dar marcha atrás. Ellos también serían enanitos (según se dirá en breve) pues igual que Alicia en el País de las Maravillas, persiguieron un conejo blanco cayendo en una madriguera donde encontraron un mundo reinado por la malvada Reina de Corazones, la de mal genio, que condenaba con la pena de muerte a quien se le oponía. La reina reinaba con el Rey de Corazones y con todos sus naipes esbirros, los enanitos. Estos últimos más pequeños que los mismos enanos.

Los enanos en ese país alucinante eran solo una pareja, pero los enanitos se encontraban en todas partes. Eran diputados, ministros, procuradores, policías, jueces, magistrados, diplomáticos, militares, CPC, CLS, alcaldes, concejales, juventudes del partido, paramilitares, rectores universitarios, falsos periodistas —incluyendo pequeños paquidermos—, falsos estudiantes, falsos sindicalistas, pandilleros, pequeños empresarios serviles, y demás enanitos. Oportunistas todos sin ideología alguna. La pareja de enanos pretendían tener el control absoluto del país por los medios arriba señalados, porque los hongos que comían, como Alicia, los hacía soñar que eran grandes. Los enanitos por su parte obedecían las órdenes de los enanos para evitar la ira de la Reina de Corazones. Con su caterva de enanitos así andaban los enanos en el País de las Maravillas, cada vez más paranoicos y más muertos en vida. A su fallecimiento, el mausoleo, en vez de adornado con símbolos reales de perros, gatos y paquidermos, fue adornado con sapos; y los enanitos se dispersaron. Hablando del 19 de julio recién pasado.

El autor es doctor en Derecho.

Columna del día Empresarios enanos archivo

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