La decisión del régimen de Daniel Ortega de gravar desde las sardinas hasta las sopas preparadas demuestra que está desesperado en buscar dinero, lo que contradice el discurso oficial de que la economía está bajo control y que la reforma tributaria va por buen camino, consideraron analistas.
El dictador Ortega ordenó el pasado 25 de julio, a través del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), quitar el arancel cero del Impuesto al Derecho Arancelario de Importación (DAI) a 16 productos, entre ellos sopas preparadas, cepillo de dientes, desodorantes y jabón de tocador.
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En el acuerdo ministerial, la dictadura señala que la intención del “Gobierno de reconciliación” es adoptar las medidas necesarias para “satisfacer” la demanda de bienes de consumo y materias primas a fin de que lleguen a los nicaragüenses a “precios razonables”.
Sin embargo, esto fue rechazado por Juan Sebastián Chamorro, presidente de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), quien lo calificó como una gran mentira y un acto desesperado del régimen. “Es la desesperación que tiene el gobierno para recaudar recursos de cualquier lado, y encontró una huaquita para conseguir más plata a través de la imposición de impuestos de estos productos”, expresó.
Además agregó: “Siempre que ocurre este tipo de aumento de impuestos aumenta las distorsiones económicas, aumenta el contrabando y en un contexto de disminución de la actividad económica es muy poco lo que vaya a recaudar”.
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Al régimen de Ortega le urge recaudar unos 317 millones de dólares para cubrir su abultado déficit presupuestario, ante los problemas que está afrontando para colocar deuda y obtener mayores recursos externos. En tanto, el titular de Hacienda, Iván Acosta reveló esta semana que la implementación del ajuste fiscal le había generado adicionalmente 4,442 millones de córdobas en cuatro meses de aplicación.
“Hemos compartido con ellos, pues que la tendencia de la reforma va por buen camino, el impuesto de ingreso sobre renta, el Impuesto del Valor Agregado, lo que tiene que ver con el impuesto sobre las ganancias de capital, van por buen camino”, dijo Acosta.
Acelera depresión económica
Róger Arteaga, exdirector General de Ingresos (DGI), expresó que gravar con más impuestos los productos de consumo básico de los nicaragüenses significa profundizar más la recesión del país.
“Esta economía está en cuidados intensivos y quitarle recursos a los productores y consumidores lo que va a hacer es deprimir más la economía y probablemente caigamos en una depresión económica, que significa menos producción, empresas cerradas, gente despedida, entonces se deprime la producción, el consumo y seguimos hundiéndonos”, señaló Arteaga.
A inicios de este año el régimen orteguista ya había realizado una reforma tributaria con la que quitó la exoneración del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a varios productos de consumo masivo, entre ellos productos de uso en el hogar, de higiene personal, alimentos y vestimenta. Esto conllevó a que la canasta básica cerrara la primera mitad del año en 14,084 córdobas, un poco más de 670 córdobas, con respecto al período antes que se aplicara la reforma tributaria a finales de febrero.
Para Juan Carlos López, asesor en temas de defensa de los derechos de los consumidores, las últimas medidas del régimen provocarán que la canasta se acelere a alcanzar los 15 mil córdobas.
López teme que el régimen comience a afectar con mayor celeridad los productos que se consumen masivamente para aumentar su capacidad de recaudación para hacer frente a su crisis de dinero para financiar el gasto público.
“Hay una desesperación política del gobierno de poder recaudar económicamente para poder gravar las brechas fiscales que existen desde el presupuesto y la manutención de la administración pública (…) es una bomba de tiempo para poder gravar (los productos) con el Impuesto del Valor Agregado”, declaró López.
Por su parte, Arteaga consideró que el régimen al seguir gravando los productos de consumo masivo lo que ocasionará es que la gente rebaje la demanda de estos, lo que al final impacta su intención de recaudar más dinero.
“Si antes con una sopa Maggi y dos huevos hacían un tiempo de comida, ahora se van a ir con los huevos y el agua caliente, es buscar alternativas. La reacción va a hacer que el pueblo consuma menos”, dijo.
Provocar caos económico
Arteaga manifestó que los economistas no encuentran justificación del actuar del régimen, pero que detrás del panorama oscuro de la economía del país está el problema político que el dictador Ortega se niega a resolver. “Esto nos lleva a pensar que están tratando de provocar un caos económico para esconder el caos político, porque esto es un problema político y no económico. Hasta lo hace pensar a uno que Ortega está buscando cómo hacer cara su salida, entre más difícil esté la situación, él va a poder exigir mejores condiciones para su salida del gobierno”, analizó.
Reducir gasto público
Asimismo Arteaga señaló que gravar con impuestos los productos no solucionará los problemas de recaudación del régimen, porque lo que se debería hacer es reducir el gasto presupuestario. “No es por gravar la sopa Maggi o la pasta de dientes van a tener más ingresos, no, eso no va a dar más ingresos, lo que va a hacer es profundizar la recesión, y lo otro es que hay que entender que no es poniendo más impuestos que van a resolver este asunto sino reduciendo el gasto presupuestario, y en vez de reducir están metiendo más asesores y eso significa más carga presupuestaria”, indicó.
Golpea a los más vulnerables
Azucena Castillo, exministra de Comercio y diputada liberal, declaró que es importante saber que pese a la recaudación forzada y subejecución del gasto público en los rubros y servicios, cuánto es el déficit que enfrenta el régimen.
“En esas condiciones de déficit presupuestario, ¿qué otras políticas ideará el gobierno, además de quitarle la exención del DAI (Derecho Arancelario de Importación) a productos que golpearán más a los sectores vulnerables?”, planteó.
Para la exministra de Comercio, si el régimen orteguista sigue actuando bajo esta estrategia “está incidiendo en la descapitalización de la economía, encareciendo la producción en todos los sectores, y los servicios como turismo y el crédito”.