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Femicidio premeditado

En el mes de julio continuaron los femicidios, pero esta vez con algunos casos premeditados. El femicidio premeditado es un crimen atroz y de los más espantosos debido a que el criminal planifica con plena sangre fría asesinar a un ser que duerme con él, que lo protege, lo alimenta, que se entrega a él, pero el hombre ha pagado para que la asesinen.

Cuando el asesino usa el sicariato el criminal intenta burlar la justicia, pero las investigaciones lo descubren. En otras ocasiones una planificación tan horrenda, (siempre hacia la mujer) proviene de otra mujer y también se encuentran como el cómplice necesario a otra mujer.

En la comunidad Santa Isabel, jurisdicción del municipio de Jinotega, asesinaron a una mujer a garrotazos, como sucedía en la prehistoria. La mujer iba acompañada por una hijastra de 14 años, los vecinos manifestaron que miraron a la adolescente junto a un hombre, iban “como que iban huyendo”.

En una comunidad rural del municipio de San José de Bocay, siempre en Jinotega, una adolescente de 16 años, logró decir antes de morir que fue envenenada por su pareja.

En la comunidad San Pedro, jurisdicción de Ticuantepe, unos delincuentes asesinan a una mujer que viajaba en camioneta con su esposo, las investigaciones revelaron que el autor intelectual del crimen era el mismo cónyuge.

El 28 de julio en Miami la joven nicaragüense Winnie Daniela Mendoza, de 21 años, fue asesinada por un tío político.

El caso de la doctora Raynéia Da Costa Lima, la joven brasileña asesinada por un paramilitar, volvió a ser agredida esta vez por el régimen al dejar en libertad al asesino.

Según denuncias de las ex presas políticas en el Centro Penal mal llamado La Esperanza, algunas presas políticas fueron abusadas sexualmente a pesar que la directora del penal es una mujer y que bajo su responsabilidad se encontraban las reclusas. Esta directora ¿dejaría indefensas a sus familiares más cercanas si la dictadura se lo pide?

A través de un video vimos cómo en la delegación policial de Masaya unas mujeres jóvenes son verdaderas máquinas devastadoras, muy peligrosas incluso para sus familias.

La abogada defensora de Derechos Humanos fue víctima del policía orteguista abusador. Este olvida que no está en su casa y que debe cumplir con su Ley que establece dar un trato digno a las personas, respetando su honor y dignidad, velando por su vida e integridad física y psíquica. Y era su obligación comportarse con honorabilidad y dignidad, velando por conservar el prestigio personal e institucional. Pero no lo hizo y por el contrario solicita una sanción cuando no es una facultad que le corresponde, violando su propia Ley policial.

El autor es comentarista político.

Opinión Femicidio Jinotega archivo
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