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En Nicaragua un aumento en la carga de este impuesto sería aún más devastador, tomando en cuenta que se aplicaría en un contexto económico adverso para los hogares.  LA PRENSA/ARCHIVO

¿Por qué aumentar el IVA del 15% a 20% en Nicaragua sería un “suicidio” económico?

El mes pasado saltó la alarma de que Hacienda estaría analizando tocar este impuesto, según el analista político Eliseo Núñez

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Si algo tienen en común Honduras y Nicaragua,  además de ser las economías más pobres de Centroamérica, es que son las naciones que más castigan el consumo de los hogares con el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Pero a diferencia de la economía catracha, que modificó hacia arriba la alícuota de este impuesto en 2014, en Nicaragua las familias cargan con esa pesada cruz impositiva al consumo desde hace 24 años.

Los nicaragüenses, con un PIB per cápita de apenas 2,028.2 dólares hasta el año pasado y uno de los más bajos del istmo, deben lidiar por parejo con ese impuesto desde 1995 cuando mediante una reforma tributaria  se ordenó elevarlo de 10 por ciento a 15 por ciento, en una economía cuya tasa de crecimiento del PIB ese año fue de 5.9 por ciento.

Después de permanecer invariable por más de dos décadas y en una economía en recesión y de creciente necesidad de recursos en el Estado, la alarma sobre la posibilidad de modificar el IVA sonó el mes pasado cuando el exdiputado opositor Eliseo Núñez colgó en su cuenta de Twitter, que el régimen de Daniel Ortega planea subir la alícuota de 15 a 20 por ciento del Impuesto al Valor Agregado para hacer frente al pobre rendimiento de la última reforma tributaria que puso en marcha a principios de marzo pasado.

Según la versión Núñez, que hasta ahora no ha sido desmentida ni confirmada por la dictadura,  “los contactos que tengo me dicen que han pensado en un IVA diferenciado, si compras wiski pagás 25 por ciento, si compras vino un 18 por ciento, por lo que se considera un lujo, además ven ellos que el IVA es algo que no han tocando por años”.

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El propio Asesor para Asuntos Económicos de la Presidencia, Bayardo Arce en junio pasado confirmó que se estaban haciendo revisiones del rendimiento de la reforma tributaria aplicada en el trimestre pasado y de ser necesario se impulsarían nuevos ajustes, pero sin dar más detalles.

El informe de ejecución presupuestaria en la primera mitad de este año revela que la reforma tributaria en cuatro meses  de vigencia ha generado 4,442 millones de córdobas en ingresos adicionales, un monto aún insuficiente para cubrir un déficit presupuestario que antes del ajuste fiscal superaba los 10 mil millones de córdobas.

De ese pobre desempeño de los ingresos, el IVA es en parte uno de los responsables. Debido a la caída del consumo de los hogares como consecuencia del creciente desempleo y la incertidumbre, a través de este impuesto se recaudó 11,782 millones de córdobas hasta junio, inferior a los 11,999 millones en igual periodo del año pasado. Esto a pesar que en la reforma tributaria reciente el régimen ordenó quitar la exoneración y exención del IVA a diversos productos de demanda nacional.

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En ese contexto, ¿es momento de ajustar el IVA tras 24 años invariable? ¿Qué consecuencias puede traer para Nicaragua si aumenta aún más la carga de este impuesto? ¿Puede una rebaja de IVA alentar el consumo? ¿Qué consecuencia tendría en la tasa de pobreza un aumento de este impuesto?

Mientras los consumidores hondureños y nicaragüenses pagan la carga del IVA más alta de Centroamérica, en el otro extremo se ubican Panamá y Guatemala con alícuotas de 7 y 12 por ciento, respectivamente.

Según el  Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi),  en el istmo la modificación más reciente del IVA lo aplicó Honduras en 2014  (del 12 al 15 por ciento), le sigue Panamá en 2010 (del 5 al 7 por ciento), Guatemala en 2001 (del 10 al 12 por ciento), Costa Rica en 1997 (del 15 al 13 por ciento), mientras que Nicaragua  y El Salvador (10 al 13 por ciento) lo hicieron por última vez en 1995.

Róger Arteaga, exdirector de la General de Ingresos (DGI), manifestó que entre más elevado sea el IVA, el desarrollo de los países es menor, al menos eso es lo que demuestra la estructura impositiva en Centroamérica.

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Al respecto, Arteaga sugiere echar una mirada al istmo: “Honduras y Nicaragua que son los países que tiene los IVA más altos, mire como es la economía de estos dos países, con esos indicadores es bien fácil saber de que el IVA no ayuda mucho al desarrollo de la economía”.

Arteaga explica que el IVA es un impuesto que afecta a todo consumidor, sin discriminar estrato social y por tanto un ajuste puede afectar. “No importa el concepto, no importa si usted es rico, si usted es pobre, se lleva a todos parejo, porque paga el mismo impuesto el rico por una Coca Cola como el del barrio más pobre del Nicaragua, el IVA es de los impuestos que no discrimina entre ricos y pobres, entre los que tienen más y los que tienen menos, no es como el IR que es un impuesto que se puede manejar de cobrar más al que tiene más y cobrar menos al que tiene menos, esa es la características que no es buena del IVA”.

En Nicaragua el IVA fue el responsable de recaudar el 33.9 por ciento del total de los ingresos públicos el año pasado, con cuyos recursos se financia más del noventa por ciento del gasto total.

Más IVA más pobreza

De confirmarse la versión de Núñez, de un posible aumento del IVA en Nicaragua, el primer impacto lo sentirían los pobres, porque la tasa de este flagelo se incrementaría de manera simultanea al aumento de precio. El Icefi lo explica así: “sin importar la dimensión, es la contracción en la capacidad de compra de la población, proporcionalmente en mayor forma para la población de menores ingresos. El efecto que se presentaría, y que no es deseable, es que empujaría a un porcentaje de la población hacia la pobreza, al reducir su capacidad de consumo”.

En Honduras, según un estudio del propio Icefi, publicado en junio del 2018, cuando se elevó la alícuota de 12 a 15 por ciento en el 2014, al menos 15,000 hogares cayeron en pobreza, además de reducir el consumo de alimentos, aumentar la desigualdad en distribución del ingreso y elevar la pobreza en los hogares con jefatura femenina. Este ajuste del IVA ocasionó que dicha economía se alejara de la posibilidad de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030.

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En Nicaragua un aumento en la carga de este impuesto sería aún más devastador, tomando en cuenta que se aplicaría en un contexto económico adverso para los hogares.  La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) estima que este año el consumo caerá un 6.6 por ciento este año, el cual el año pasado tuvo una contracción de 4.8 por ciento.

En paralelo, según Funides,  la caída de la economía provocará que la pobreza  aumente entre un 29.1 y 29.8 por ciento. Es decir, que al terminar este año entre 1.90 y 1.95 millones de nicaragüenses vivirán con 1.76 dólares o menos diario.

De hecho, según el Icefi  como segundo efecto de un aumento en el IVA en Nicaragua, las personas priorizarán su consumo hacia los bienes que considera más importantes, distorsionando su decisión y reduciendo la compra de los bienes que consideran menos importantes.

“Por ello, las empresas que venden los bienes menos importantes, entre ellos, ropa, calzado, diversión, comida que se compra fuera del hogar, etc. venderán menos, produciendo cierta contracción de la producción y del empleo. Por supuesto también está el efecto negativo sobre la producción que ocasionaría potencialmente el incremento a los combustibles, transporte, electricidad”, explica.

Sería un “suicidio” económico

Núñez indica que un aumento del IVA sería otro detonante para la migración. Y con ello se cumpliría las proyecciones de Funides, que prevé este año se desate una segunda oleada de nicaragüenses hacia el exterior, tras la que se desató el año pasado huyendo de la represión. En esta ocasión, sería por profundización de la recesión.

“La idea de aumentar el IVA en esta economía de Nicaragua, que es una de las más deterioradas en años, sería otro balazo en la sien al pueblo, porque a la economía al subirle el IVA vas a reducir sustancialmente el consumo, porque la gente va ver que va pagar más por el queso, por la carne, por la misma coca cola, eso va provocar que la gente consuma menos y al consumir menos se deprimiría más la economía y si ya estamos en recesión, pasar el IVA del 15 al 20 por ciento, ya sería el suicidarse, porque podríamos caer en una depresión y ya rescatar una economía de una depresión es mucho más difícil que rescatarla de una recesión”, dijo Arteaga.

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El Icefi recomienda que antes de aumentar el IVA o cualquier otro impuesto, las autoridades deben reducir el incumplimiento tributario. “Es decir reducir los niveles de evasión de los actuales impuestos, así como evaluar su gasto tributario. Lamentablemente debido a que dichas cuantificaciones no se conocen para Nicaragua, no se conoce cuánto se pierde por estas acciones”, señala

¿Bajar el IVA para apuntalar el consumo?

¿Y si se baja la carga del IVA en lugar de subirlo para reanimar el consumo? Este es uno de los planteamientos que hace el economista y catedrático Luis Murillo, aunque admite que es poco probable que en un contexto de caída de ingresos en el Estado, el régimen de Ortega aplique una medida de este tipo.

“El IVA debe ser de carácter progresivo, es decir que cuando la economía crece si se puede aplicar un aumento, pero en este contexto no es propicio porque la economía se deterioraría aún más, más bien por el contrario debería incentivarse el consumo bajando el IVA, pero eso no lo harán”, dijo Murillo.

Además señaló que aplicar un IVA escalonado- es decir que se eleve la alícuota para productos que suele demandarlo la clase media alta- tampoco es la solución, por el contrario se vuelve más complejo y burocrático el trámite.

Icefi, el problema es político

El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales  señala que la carencia de información sobre gasto tributario en Nicaragua, imposibilita determinar si los ajustes en las exoneraciones y exenciones afectaron o no a la economía o si aún hay más espacio fiscal para hacer ajustes en este aspecto.

“Aquí el problema es que si se le pregunta a las personas que antes no pagaban impuestos y ahora tienen que hacerlo, su respuesta es inmediata argumentando que dicha medida afectará la producción, el empleo, pero lo que debiera haber es una evaluación de la situación, para evitar dicha discrecionalidad”, enfatiza.

El organismo hizo hincapié que en período de contracción productiva y económica se debe promover el incremento del gasto, del déficit y de la deuda, para recuperar la capacidad productiva del país, para luego, cuando ya la economía haya recuperado su ritmo normal, se aumenten los ingresos vía impuestos y se regrese a la normalidad fiscal.

“No obstante debe recordarse nuevamente que el problema de Nicaragua no es derivado de un ciclo económico… es un problema político”, dijo.

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