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/ Benjamín Ríos Paz

Los héroes nicaragüenses

Después de 16 meses del estallido de las protestas contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quiero compartir mi apreciación acerca de lo que considero otra manifestación de la dialéctica política-social que se ha presentado en Nicaragua a través de su historia.

Los conflictos sociales constituyen el hilo tensor de la historia de Nicaragua desde su independencia. Las numerosas guerras civiles han sido una constante de nunca acabar. Muchos de estos conflictos armados se han debido a la mala administración de los políticos que en busca de sus intereses transgreden la Constitución. El poder absoluto, el interés económico y las influencias en el Estado son las acciones más notables efectuadas en la política nacional.

En la población el daño ocasionado ha sido devastador. Las muertes de personas durante cada uno de los conflictos son abrumadoras. Sin embargo, el ciclo de violencia se repite cada cierto periodo. La sociedad nicaragüense ha creado un inconsciente colectivo violento que aparece por un estímulo externo, la política. En este punto surge el arquetipo del héroe, quien aparece como el guerrillero que da la vida por su patria. Aquí se puede ubicar a Sandino, un símbolo de las luchas guerrilleras de Latinoamérica.

La expresión “defender la patria” tiene una connotación azuzadora. Los políticos la han utilizado para lanzar a la población a confrontaciones innecesarias. Los hechos acaecidos desde el 18 de abril del año 2018 son pruebas suficientes que sustentan la tesis mencionada. Las políticas deficientes del partido de gobierno fueron el detonante para que la población saliera a las calles a protestar. El sentimiento de libertad se materializaba en las voces de un pueblo cansado de un sinnúmero de irregularidades en el cumplimiento de las leyes y la Constitución. Posterior a esto, las manifestaciones pasaron de protestas por el respeto a la legalidad a una lucha de egos que buscan la toma del poder a cualquier costo. Otra vez rugió el fusil y se tiñó con sangre de hermano el suelo nicaragüense.

La juventud de este tiempo tuvo la mala suerte de enfrentarse a situaciones hostiles, pues decidieron derrocar al régimen de facto por la vía de la fuerza. Pensando que la “patria” los necesitaba, muchos de estos jóvenes salieron a las calles. Murieron pensando que ofrendar sus vidas los hacía dignos de ser llamados hijos de la patria. Ahora solo falta cumplir el sueño de tantos jóvenes asesinados. Además, resta redirigir la visión de patriotismo a las problemáticas comunes de la época. Por ejemplo, deben ser llamados patriotas los que no tiran basura a las calles, los que no talan los bosques, los que no contaminan el medioambiente. Las ideas de la guerra y la violencia deben ser desterradas de las mentes de los nicaragüenses.

El autor es licenciado en ciencias de la educación.

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