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Zöe Bell, cine

Zoë Bell y Quentin Tarantino. LA PRENSA/Tomado de internet

Zöe Bell, coordinadora de acrobacias, en Había una vez… en Hollywood: Quentin Tarantino me quiso para este papel

Zöe Bell asegura que durante el rodaje de la cinta convivió más tiempo con los actores Brad Pitt y Mike Moh. "El mayor problema, en términos del trabajo que debíamos llevar a buen puerto con Brad, fue su itinerario", asegura

Nacida en la Isla de Waiheke, en Nueva Zelanda, Zöe Bell comenzó su carrera como doble de escenas peligrosas cuando salía de la adolescencia, fungiendo como la doble de Lucy Lawless en la serie televisiva de culto Xena: Warrior Princess (1998-2001). Tras el final de la serie, Bell realizó pruebas para el thriller de artes marciales de Quentin Tarantino, Kill Bill Vols 1 y 2 (2003/2004), lo que tuvo como resultado que el director la eligiera para ser el doble de Uma Thurman.

Ese primer y afortunado encuentro fue filmado por Amanda Mitchell para su documental Double Dare (2004), que gira en torno a Bell y a su colega de acrobacias Jeannie Epper. Después de ver esta obra, Tarantino se sintió muy inspirado y escribió un papel especial como ella misma para Bell en Death Proof, un homenaje a las películas de “explotación” de los años setenta. La cinta fue exhibida a la manera de un programa doble junto con la cinta Planet Terror de Robert Rodríguez, como parte del proyecto emprendido por este dúo en 2007: The Grindhouse Project.

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A pesar de que prosiguió trabajando en cintas hollywoodenses tan diversas como Oblivion, Iron Man 3 y 27 Dresses, Bell no tardó en convertirse en una parte importante del repertorio de Tarantino, trabajando como doble para Diane Kruger y Melanie Laurent en Inglorious Bastards (2009), desempeñando un pequeño papel como rastreadora en Django Unchained (2012) y manejando un carruaje en The hateful Eight, en la que encarna a la condenada Six-Horse Judy. Esta vez no sólo aparece como Janet, la ríspida esposa de un doble televisivo, sino que asimismo se desempeñó como coordinadora de dobles acrobáticos en Había Una vez… En Hollywood: su crédito más prestigioso a la fecha.

¿Cuándo te enteraste de la más reciente cinta? ¿Sabías acaso que Quentin trabajaba en un nuevo proyecto? ¿O te tomó por sorpresa?

Estaba al tanto. Como parte de la familia y el universo de Quentin, uno se entera como por ósmosis, pero a finales de 2017 decidió buscarme. Quería debatir acerca de los posibles coordinadores de acrobacias, y enseguida arrojó una pregunta: ‘Si yo te considerara para coordinadora de acrobacias en este cinta, ¿te interesaría?’ le dije que sí, enfáticamente. Y entonces, tal y como suele pasar tanto en la vida como en este negocio, no supe más de él. Entregué mi solicitud a la DWW [el Taller de Dirección para Mujeres], que es parte del AFI (American Film Institute). Fui aceptada y acababa de comenzar los cursos preliminares a principios de 2018 cuando recibí su llamada oficial. Por ello me vi en un dilema de alto perfil, por decirlo de algún modo: atrapada entre una oportunidad increíble y otra maravillosa.

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¿Cuándo leíste el guión por primera vez? ¿Lo leíste en casa de Tarantino, como el resto del equipo?

Abandoné el Instituto ese día y me dirigí a la oficina de la productora, en Sunset. Tuve que dejar mi mochila, mi laptop y mi teléfono afuera y encerrarme en una pequeña sala a fin de leer todo menos el final, porque éste debía esperar a un mejor momento. Lo leí una sola vez y luego tuve fingir que lo había absorbido todo. Mira, esto lo que ocurre con las películas de Tarantino- son tan multidimensionales, con capas y capas de información, de detalles para conocedores, de referencias, que la absorción de todo ello de un solo tirón es casi imposible. [Risas] Uno se siente relativamente estafado. Yo me digo: ‘Maldición, quiero leer esto tres o cuatro veces más. ¡Y ahora mismo!’.

¿Sabías que a la vez obtendrías un papel en la película?

Anteriormente, siempre me quedaba muy claro qué papel esperaba él de mí, o lo que había escrito para mí. En este caso no percibí un papel obvio y no se me ocurrió preguntarle, porque lo que habíamos charlado acerca de mi trabajo como coordinadora de acrobacias peligrosas pesaba mucho en mi mente. No fue sino hasta que firmé contrato y nos encontrábamos ya de lleno en la preproducción, que me adentré en su oficina y le dije: ‘Quentin, ¿y si aparezco en tu cinta?’ Y él respondió, ‘Ah, por supuesto. Lee todo de nuevo y dime si se te ocurre algo para ti’. Así descubrí un papel que me pareció particularmente divertido, sobre todo si yo lo interpretara y con el público en mente. Le describí mi idea y le encantó. Me dijo, literalmente: ‘Eso es realizar el casting más asombroso’. Y más tarde añadió: ‘Tristemente, me parece que ayer cortamos esa escena y no la usaremos más’.

¿Cómo describirías el papel que sí pudiste interpretar al final?

Me desempeño como la esposa de Kurt Russell, Janet. Kurt es Randy, el coordinador de dobles [en el programa de TV Lancer, en donde Rick Dalton ha hecho una aparición como estrella invitada], por tanto tenemos un pequeño meta-momento ahí, soy coordinadora de acrobacias en la vida real, en 2018, y a la vez interpreto a la esposa de un coordinador de acrobacias en 1969.

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¿Cómo fue que te quedaste con el papel?

Fue algo muy espontáneo. Sucedió cierto día, a causa de algunos asuntos en la agenda. De la nada, Quentin dijo, ‘Ah diablos, ¿sabes qué sería fenomenal?’ Y, claro, se trata de Quentin, así que si algo le parece fenomenal, seguramente lo es. No sé qué tanto quiere él que yo cuente en este momento, pero fue un momento sincrónico, algo muy hermoso y, en última instancia, el papel que ahora desempeño es mucho mejor, muchos más un rompecabezas que aquél que tenía en mente originalmente para mí misma. Y fue tan divertido. Creo que hacía años que no me divertía tanto desempeñando un papel.

¿A qué atribuyes esto?

Quizás a que no he actuado mucho estos últimos dos años. Había perdido esa desesperación inherente a la actuación. Esa insegura necesidad se había esfumado. Yo no tenía nada que perder, fue algo muy espontáneo y surgió gracias a esta perfecta y pequeña tormenta. Básicamente había pasado las primeras dos semanas observando a Leo y eso me inspiró. Cuando la oportunidad se presentó, me dije: ‘¡Estoy lista! Coloquen un sombrero vaquero en mi cabeza y llámenme Janet!’. Y luego, además de esto… Seamos honestos, ¡estoy compartiendo pantalla con Kurt Russell y Brad Pitt y en una posición que me permite torturarlos un poco! Cada vez que hacíamos un corte, Quentin estaba desternillándose de risa y Brad me decía, ‘¡No sabía que tuvieras algo así dentro de ti!’ Mientras tanto, Kurt me miraba como un padre orgulloso. Fue un día muy especial. Conservo la escena escrita a mano – ¡para enmarcar!

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¿Qué porcentaje de tu experiencia aportaste al papel?

Me liberó mucho poder extraer aspectos de ese costado personal. No suelo ponerme loca sin razón. No hubo ninguna preparación- Quentin me decía, ‘Disfrázate cuanto antes, comenzaremos ahora mismo’, y esa misma noche escribió la escena que aparece en la cinta. Sinceramente, ¡no hice sino canalizar a mi mejor Kurt Russel!

¿Existen realmente matrimonios en donde uno y otro se dediquen a las acrobacias en cine o televisión?

Claro que sí. Esa mujer, tiempo atrás, que se encontraba tras bambalinas, que era la que en realidad lo dirigía todo, la que podía poner a la estrella arrogante en su lugar y que lo hacía frente a todo mundo si la estrella se descuidaba – esa mujer existe. Por supuesto.

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¿Qué fue lo primero que discutiste con Quentin acerca del trabajo de acrobacias extremas?

Lo primero que hicimos fue repasar el guión y subrayar las escenas que evidentemente incluían secuencias de acción – peleas, incendios, etcétera – y más tarde echamos un vistazo a cosas menos obvias. Como la conducción de automóviles, con los actores al volante. En muchas ocasiones no supone nada más que un paseo y algunas implican aumentar la velocidad en las vías rápidas. Mucho de esto se convierte en el costado técnico, algo en lo que Quentin no se involucra. Las charlas con Quentin son como las de cualquier jefe de departamento, en otras palabras, yo le digo, ‘Cuéntame tu visión. Más tarde me reuniré con mi equipo y daremos con una manera de materializarla, luego hablaremos de la producción y desarrollaremos la logística- finanzas, itinerarios, recursos, etcétera”. En gran medida se trata de una especie de rompecabezas.

¿Recibiste ayuda?

Conté con un caballero llamado Rob Alonzo, mi mano derecha. Fue el coordinador y coreógrafo de luchas, pero, en general, lo que le señalé fue: ‘Esta es mi primera vez, buscaré tu apoyo. Te otorgaré el crédito de co-coordinador y tú me permitirás utilizar tu experiencia y juntos nos reiremos mucho’. Fue brillante. Zack Duhame fue el doble de Brad y un auténtico acierto. Y nosotros tres nos convertimos en los directores de este numerito. O sea que me rodeé de un equipo estelar. Una gran parte de nuestra labor consistió en mapear desde el principio aquello que necesitábamos definir, tomando en cuenta el tiempo que requeríamos para ello así como el momento. Porque una buena porción de la creación cinematográfica y particularmente en un set de Quentin, no es otra cosa que la espontaneidad. Obviamente sus diálogos son idénticos a como están escritos, porque ahí radica la poesía, y él es muy específico en cuanto a lo que ve y la manera como lo desea. Pero asimismo existe una especie muy hermosa de creatividad espontánea – siempre hay lugar para ello. Lo que debes buscar es una buena planeación a fin de que todo permita una libertad fluida, la aparición de la magia.

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¿Es éste tu primer crédito como coordinadora?

Bien, pues en realidad no. (risas) Coordiné un programa minúsculo llamada Bitch Slap, algo que no contaba más que con el presupuesto más bajo del mundo. Entrenaba a mis actores en el patio frontal, sobre una manta. Así que, sí, ésta es en realidad mi primera vez. Sobre todo en lo tocante a la preproducción, las reuniones del equipo de producción, el cálculo de presupuestos, las contrataciones, los itinerarios, los tratos con compañías de seguros – todos es de una cualidad muy distinta en un proyecto de esta magnitud. No quiero sonar vieja, pero extraje mucho de mis veinte años de experiencia como doble acrobático y de mis dieciocho como parte del mundo de Quentin, de hablar el lenguaje de Quentin, así que pude abrevar en muchos sitios y cuando por fin nos sumergimos en el rodaje, yo ya tenía mi propia cadencia. Contrata gente adecuada, prepárate bien, escucha, prioriza la seguridad, sé flexible, mantén la mente abierta… Fue un honor inigualable, Quentin me quiso para este papel. Simplemente maravilloso.

¿Cómo describirías la coordinación de la conducción de automóviles en una película de época?

Fue algo muy ambicioso. Nuestros chicos de los automóviles mostraron su grandeza. Pero, nuevamente, yo sólo contrato a los mejores. Los chicas y chicas de las acrobacias que he contratado para los coches tienen experiencia en todos los planos, incluyendo toda una variedad de vehículos, así que pueden meterse en uno de ellos y decirme: ‘Esto es lo complicado de este auto, pero puedo lidiar con ello de esta forma’. O bien, ‘Esto supondrá un problema’. Por supuesto que hay que ceder un poco, pero una buena preparación, la contratación inteligente y la comunicación correcta se traducen en la resolución perfecta de los problemas.

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¿Con qué actores pasaste más tiempo laboral?

Con Brad. Y Mike Moh.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos con él?

Honestamente, el mayor problema, en términos del trabajo que debíamos llevar a buen puerto con Brad, fue su itinerario. Tenía otras cosas que hacer, viajaba, además de que trabaja de tiempo completo en la cinta. Por ello no pudimos darnos el lujo de decirle: ‘Hey, vamos a reunirnos contigo cuatro horas cada día a lo largo del próximo mes y medio…’ Afortunadamente, él se mostró interesado, dedicado y comprometido intelectualmente. Físicamente es muy inteligente. Y este rasgo sirvió para suavizar las dificultades. Rob y yo decidimos que podíamos hacerlo pasar por un intenso entrenamiento de movimientos. Yo no iba a definir las escenas de peleas sino hasta que Quentin diera el visto bueno, por tanto trabajamos mucho a fin de hallar un estilo y una forma de movimiento que pareciera propio del personaje (Cliff) y que a la vez luciera cómodamente en el cuerpo de Brad. Entrenamos de este modo varias veces y, por ello, al final, cuando añadimos la coreografía, los movimientos ya eran parte de su cuerpo. La rememoración requerida fue intensa para la escena del Avispón Verde, porque todo debía ser capturado en una sola toma, pero la familiaridad de Brad con los movimientos ya era aparente. Asimismo gozamos del beneficio adicional representado por Mike Moh [quien interpreta a Bruce Lee], un auténtico campeón. Se trata de un experto en artes marciales, una persona realmente comprometida con su arte, humilde, dispuesta a estar ahí en todo momento, siempre y cuando le fuera posible. Y así, estos dos lograron desarrollar una compenetración física excelente. Sin duda, uno de esos momentos de satisfacción que justifican tu carrera.

Brad tiene otra escena de pelea, en Spahn Ranch. ¿Qué puedes decirnos al respecto?

Charlamos varias veces al respecto con Quentin y a esas alturas ya teníamos a Brad bastante entrenado. Tal y como ocurre frecuentemente con Quentin, creo que todo lo que ocurre frente a la cámara forma parte del relato. La gente no cesa de hablar acerca de sus diálogos, y hay una buena razón para ello. Pero siempre me ha parecido – porque la acción fue mi propio diálogo durante largo tiempo- que Quentin coloca la acción en ese mismo plano. La acción sólo puede estar ahí en función de la historia o si te permite entrever la mentalidad o intención del personaje, o bien de lo que le está ocurriendo. Por ello, para la escena en Spahn Ranch, nos devanamos los sesos para descifrar si Cliff debía realizar algunos trucos o si todo se resolvería en un solo golpe. Estábamos abiertos a cualquier posibilidad, pero todo quedó definido poco antes de la fecha de rodaje.

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Obviamente, Brad sabe un par de cosas acerca del mundo de los dobles, pero, ¿alguna vez se acercó a ti para preguntarte algo?

Le he enseñado todo lo que sabe. ¡Todo lo que realiza en pantalla es obra mía! (Risas) No, por supuesto que no, claro que le ofrecí información, y conversamos muchísimo, pero eso siempre forma parte del trabajo en equipo. Rob es un fanático de la historia en lo tocante a las artes marciales, así que charlamos inmensamente al respecto, de manera realmente orgánica. Detesto la manera como la gente maltrata esa palabra, pero sí que hubo algo orgánico al interior de este proceso, el trabajo con los actores y los dobles, todo ello – no pudimos evitar el surgimiento de semejantes conversaciones. Y tengo la impresión de que él investigó por su cuenta este asunto de las familias de dobles acrobáticos, porque aportó algunos detalles. Pero en general nos enfrascamos repetidamente en esa clase de charlas. Me encantaría pensar que eso le sirvió, de una u otra manera.

¿Trataste alguna vez a Leo?

Nuestros caminos no se cruzaron mucho, pero una de las secuencias que realizamos con él es sin duda la más horrenda de todas.

¿Te refieres a aquella escena de la película sobre la Segunda Guerra de Rick Dalton, The Fourteen Fists of McCluskey, que podemos ver el tráiler?

Sí, exactamente. ¡La quema nazi! (Risas) Qué intensidad. Estábamos en un minúsculo set con un lanzallamas… Es obvio que esa cosa despide un calor tremendo – ésa es su función – pero a la vez provoca retrocesos (similares a los de ciertas armas de fuego). Leo está allá arriba, el calor asciende, y él debe mirar abajo e intentar incinerar a ocho personas. Eso, en sí mismo, es una especie de juego mental que sólo podrías reconocer si te hallaras en una situación parecida. Le doy todo el crédito por ello. Se comportó como un campeón.

¿Realizaste escenas con Margot?

No hubo escenas con ella, en realidad. Hay una escena en la que entrena con Bruce Lee, pero el día de la filmación tuve que ausentarme. Hablé muchas veces acerca de esa escena con Quentin y Rob estuvo en el set, y éste último conoce su oficio. De vez en cuando debía estar presente durante los rodajes de las escenas automovilísticas de Margot, y en cierta escena ella debe brincar y atrapar un juego de llaves.

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¿Crees que ella se lo ha perdido?

Es gracioso, me he dedicado a estas cosas desde que tenía diecisiete, puedo notar a la primera cuando alguien posee la aptitud física, emotiva y mental para la acción. Y con Margot pensé: ‘Haría una cinta de acción con ella enseguida’. Esos tres integrantes del elenco me impresionaron profundamente. Bueno, prácticamente todos los miembros del elenco, y estamos hablando de un elenco enorme. Todos, y creo que esto habla muy bien de Quentin, se sentían realmente orgullosos y emocionados a causa de su participación en esta película, más allá del tipo de papel que les tocara en suerte en este entramado. Hay muy pocas manzanas podridas en un set de Quentin. Es genial.

¿Cuándo viste por primera vez la cinta terminada?

La he visto una sola vez. En Cannes. Ver cualquier cosa en Cannes supone una experiencia muy intensa – ¡pero qué público tan maravilloso para compartir una muestra! Me voló la cabeza. Y lo mismo pensé cuando leí el guión. Me dije: ‘Tengo que verla por lo menos otras cinco o seis veces más. ¡Estoy pasmada!’

¿Qué recuerdas de aquella noche?

Tuve que atravesar tiempos difíciles el año pasado, en el plano personal. Asimismo durante el rodaje. Por momentos pensaba: ‘Recuerdo tal día’. Me ocurrían demasiadas cosas a la vez. Y esto se mezclaba con: ‘Carajo, esto es tan increíble y demencial como me lo esperaba’. Me sentí orgullosa desde el primer momento. Suena ridículo y quizás condescendiente, pero estoy orgullosa de Quentin. Soy muy sentimental. Me sentí orgullosa de Brad y Leo, y de Margot – de todo el elenco. De todo el equipo. Y por supuesto, me siento particularmente orgullosa de mi equipo y de nuestro trabajo. En ciertas ocasiones, alguna cosa fenomenal acontecía y yo exclamaba, ‘¡Qué joya! Dios, ¡ese es mi trabajo!’ ¿Me entiendes? Porque nunca antes había visto una cinta de esa magnitud con mi trabajo incluido, con ese despliegue, ¿no es cierto? Y luego, la enloquecida ovación, me inundó el orgullo en ese instante, lo digo en serio. Al final del día, ésa fue la experiencia cúspide para mí. Seguramente así se siente cuando ganas un torneo de futbol y enseguida te marchas a los vestidores, con esas vibraciones altamente cargadas y muy buenas para todo el equipo.

¿Qué te hace sentir la cinta? Mucha gente se ha mostrado sorprendida a causa del emotivo final

Me encanta la relación entre Cliff y Rick, y por razones obvias, esta clase de cosas han guardado siempre un gran sentido para mí. Vi la escena en los diarios, porque no estuve ahí el día en cuestión, y pensé: ‘Así es, absolutamente. Oh sí. Es tan precioso’.

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