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Los incendios en el Amazonas

Antes que nada, el “pulmón del planeta” son los océanos, no los árboles, ya que generan entre el 50 y el 90 por ciento —según cuál experto— del oxígeno global gracias al fitoplancton marino. Por otro lado, como señala Ian Vázquez, si bien para el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil en 2019 se produjeron 83 por ciento más incendios que en 2018, el destacado experto

Daniel Nepstad asegura que el aumento es de solo 7 por ciento sobre el promedio de los últimos diez años.

En cualquier caso, el poder de la propaganda es notable. Los Estados, los políticos con el fin de beneficiarse y esconder sus culpas están haciéndole creer a la opinión pública que son los únicos que pueden resolver el problema y que, por tanto, necesitan más poder y dinero. Pero el problema lo crearon los políticos. Fueron campesinos los responsables de encender el fuego, pero incitados por el gobierno. Evo Morales aprobó un decreto que permitía la quema controlada de bosques en los departamentos amazónicos bolivianos de Santa Cruz y Beni, donde comenzaron los fuegos, extendiéndose luego al Brasil.

Por otra parte, se entregó tierra de manera gratuita y, si bien puede parecer muy “caritativo”, esto acarrea dos problemas. Por un lado, que no se valore y, por tanto, no se cuide la propiedad y, por otro lado, que los ocupantes no tengan los recursos necesarios. El propio Morales dijo que las “pequeñas familias, si no chaquean, ¿de qué van a vivir?” Sucede que estas familias pobres no tenían el equipamiento necesario para deforestar, y transformar en cultivables las tierras, con lo que no tenían otra solución que quemar la maleza. Son las personas comunes las que con más fuerza se dedican a la preservación de la naturaleza. Los caballos, por caso, no se extinguen porque están en manos privadas cosa que, básicamente, no ocurre con otros animales al borde de la extinción.

Según Jarret Wollstein, durante los años sesenta, Brasil se embarcó en un masivo desarrollo de su selva amazónica. El Estado construyó miles de kilómetros de caminos con subsidios, otorgó préstamos baratos a los granjeros y ganaderos e, inclusive, les proveyó transporte gratuito. Los granjeros quemaron los bosques. La agricultura del Amazonas era rentable únicamente debido a los subsidios. En contraposición, en Nueva Zelanda, el gobierno dejó de subsidiar a los agricultores. Lo que resultó muy beneficioso para el medioambiente, dado que estos utilizaban los subsidios estatales para convertir artificialmente, mediante la utilización de pesticidas y fertilizantes contaminantes, tierras que no eran rentables según el mercado.

El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.
@alextagliavini

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