La Selección Nacional de Futbol se ahogó con la brisa de la noche. Se enfrentó a un conjunto 176 en el ranking de la FIFA con alergia crónica a la pelota, predestinado a ser goleado por cualquier rival con un poco de noción y orden de juego, más efectividad en la delantera. Desgraciadamente ese no fue Nicaragua, que se atoró ofensivamente y murió por glotonería de ineficiencia. Durante la conferencia de prensa Henry Duarte fue enfático en su primera frase: “Salgo con tristeza”.
Y es que no puede haber otro sentimiento al ver una involución. “Nos faltó fineza. No estamos adaptados a jugar teniendo la pelota”, agregó más tarde mientras los periodistas disparaban al técnico. ¿Culpa del técnico? Obviamente tiene una cuota de responsabilidad, pero los mayores causantes del penoso juego fueron los mismos jugadores, que vieron desde el minuto uno lo endeble del oponente y el desafío se les fue haciendo viejo sin poder romper las redes.
San Vicente y las Granadinas marcó los dos goles, el de ellos y el de nosotros. “En el gol hubo un error, pero no puedo atacar a los muchachos que están apenas debutando. Ellos nos quitaron el ritmo durante los 90 minutos y el portero ayudó mucho para eso. Sentí mucha ansiedad por parte de nosotros”, señaló Duarte.
Aunque sorprendió el técnico cuando se refirió al rival: “Son fuertes, potentes y muy rápidos”… Tal vez en un mundo paralelo, pero ayer en el Estadio Nacional no fueron eso. Sencillamente Nicaragua se ahogó en la brisa.