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Róger Marín ha sido el líder de staff del Bóer desde el retiro de Álvaro López; sin embargo, en esta final aún está en deuda y considera que esta noche será su momento. LAPRENSA/OSCAR NAVARRETE

El Bóer lanza su última bala con Róger Marín que ya le ganó a Fidencio Flores en esta temporada

El Bóer necesita levantar los brazos, aunque los párpados estén cerrados de tantos golpes recibidos. No hay mañana para los que perdieron la estafeta de favoritos y ahora se encuentran en el foso de los leones

El Bóer necesita levantar los brazos, aunque los párpados estén cerrados de tantos golpes recibidos. No hay mañana para los que perdieron la estafeta de favoritos y ahora se encuentran en el foso de los leones. Ahí está el Bóer sin dirección ni arnés para ser rescatado, tampoco encuentra esa divinidad para calmar a los hambrientos melenudos que saborean el título frente a sus ojos con Fidencio Flores como líder de la colina para dar el golpe de gracia. Los Indios han visto como a sus abridores (con excepción de Braulio Silva) les han arrancado el brazo, a batazos, a pellizcos, con agresividad y, sobre todo, con determinación.

Róger Marín ha pasado meditando, muy enfocado pensando en el partido de este martes, el cual podría ser el último del Bóer en Primera División este año. Y el recuerdo del abridor capitalino se detiene en mayo, exactamente el día 17, Marín fue más que Fidencio Flores, su rival de esta noche por segunda vez en el 2019. Ese día alcanzó su victoria nueve de la temporada, todos sus sentidos se acoplaron y el dominio fue una consecuencia del control. En cinco entradas solamente permitió dos imparables: uno de Leyner Arteaga y otro de Marvin Martínez, hasta ahí, mientras el Bóer sacudía a Flores con un doble de Álvaro Rubí que impulsó las únicas dos carreras del encuentro recortado a cinco entradas por la lluvia.

“No hay excusas, debo mostrar quien soy y lo que soy capaz. En estos juegos es donde los mejores deben sobresalir y yo ya le gané a León con Fidencio y lo puedo volver hacer. No tengo presión, tengo deseos de salir a entregarme”, responde un Marín relajado en su casa después de la sesión de entrenamiento del día. “Hoy tuvimos una reunión y siento que vamos a ganar. Los batazos que me conectó León no eran de larga distancia, sino roletazos que terminaban siendo imparables. También la defensiva se nos cayó y eso afectó un poco”, concluyó Marín.

Da la impresión por las filas en taquillas este lunes que la fanaticada boerista no abandonará a su equipo herido de muerte y con olor a muerto. Con miles en las tribunas, una alineación rival encendida, un Fidencio intratable en el montículo y pensando que no hay mañana, más que el entierro, Marín a sus 36 años tratará de encontrar ese momento de divinidad sorpresiva y salir del foso de los leones. ¿Podrá hacerlo?

ASÍ ESTÁ CADA UNO

El conjunto de León es líder tanto de bateo como de picheo y por eso está estacionado a un paso de la corona, que puede lograrla este martes (6:00 p.m.) en el Estadio Nacional Dennis Martínez.

La tropa leonesa batea para .345 con 28 carreras anotadas y conecta 48 imparables en los cuatro desafíos.

Marvin Martínez es el mejor del equipo ofensivamente con .647 (11 hits en 17 turnos), mientras que Arnol Rizo es segundo con .500 (6 imparables en 12 turnos).

Por parte del Bóer, su mejor arma que era el bateo está caído (.219), ligando 30 imparables y anotando solo 15 carreras en cuatro juegos.
El Bóer permite 7.41 carreras cada nueve entradas, mientras León 2.06.

Deportes Bóer Róger Marín archivo

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