Un hombre murió por un balazo y otro fue acuchillado en bares distintos de los municipios de Wiwilí y Santa María de Pantasma, ambos en el departamento de Jinotega, donde sigue aumentando la lista de muertes de naturaleza homicida, superando las cifras policiales de años anteriores.
En uno de los casos, José Santos Torres Sevilla, de 45 años, murió tras recibir un impacto de bala asestado presuntamente por Holman Josué Pineda Chavarría, a la 1:00 p.m. del domingo 15 de septiembre en el bar llamado La Capulina, en el caserío de El Carmen, del municipio de Wiwilí.
A través de la nota de prensa 46-2019, inusual en este tipo de casos, la Policía en Managua afirmó que Pineda, de 25 años, “en estado de ebriedad discutía con otro sujeto, en ese momento desenfundó su arma y realizó varios disparos, provocando que los ciudadanos que se encontraban en el bar se retiraran intempestivamente”.
Uno de los disparos, según la nota policial, impactó a Torres Sevilla, quien murió posteriormente. Mientras tanto, Pineda huyó y dejó abandonado un revólver calibre 32, con el número de serie borrado, con el cual habría cometido el crimen.
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Según habitantes del lugar, un hombre identificado como Celso Maradiaga era quien estaba peleando con Pineda, antes que este disparara en el bar.
Otro acuchillado
Mientras tanto, en un bar del poblado de Praderas, cabecera municipal de Santa María de Pantasma, la noche del 15 de septiembre fue acuchillado un joven identificado preliminarmente como Marlon Tórrez, presuntamente por José Byron Rivera, de 27 años.
Según reportes extraoficiales, la víctima estaba en el bar y, sin mediar palabras, el sospechoso lo atacó con el cuchillo y huyó junto a dos personas que le acompañaban.
Tórrez fue llevado a un centro asistencial, pero falleció a las 4:00 p.m. del 16 de septiembre.
80 muertes este año
Con estos casos, suman 80 muertes de naturaleza homicida este año en el departamento de Jinotega, superando las 76 que la Policía registró en todo 2018.
Las cifras de 2019, extraoficiales por el secretismo policial, excluyen casos ocurridos en circunstancias distintas, como las muertes del soldado William Alfredo Aguilar Gómez, un civil llamado Juan López Guillén y una mujer sin identificar, abatidos durante un “enfrentamiento” entre el Ejército y un grupo de supuestos delincuentes, el 11 de febrero en La Rinconada, jurisdicción de San José de Bocay.
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Tampoco reflejan hallazgos de cuerpos que presentaban golpes y que preliminarmente la Policía calificó como “muertes accidentales” por supuestas caídas.
La lista de 2019 tampoco incluye los asesinatos del excontra Edgard Montenegro Centeno y su hijo adoptivo Jalmar Zeledón, emboscados el 27 de junio en Trojes, Honduras. Ambos participaron activamente en los tranques del año pasado en El Cuá y Wiwilí. A Edgard le llamaban “Comandante Cabezón” y su hermano Oliver fue asesinado este año en El Cuá.
Mientras que el opositor Francisco Sobalvarro, conocido en las filas de la antigua Contra como “Berman”, residía en El Cuá; nunca se involucró en protestas, pero recibió múltiples amenazas y se exilió también en Trojes, donde lo asesinaron el 13 de julio.