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La Iglesia y la institucionalidad

En distintas ocasiones he escrito que la Iglesia no es ideología sino Asamblea, pueblo de Dios. Su etimología lo precisa.

Hoy señalo que la Iglesia sí es una institución, instituida por Jesucristo, con una cabeza, un cuerpo y un orden jerárquico que se encarga que todas las coyunturas, tejidos y células funcionen. La jerarquía es responsable de cuidar la salud de cada miembro de la Iglesia y gobernarla de acuerdo a la Palabra: “Si quieren ser los primeros…”

Se entiende por institución cada uno de los órganos fundamentales de una sociedad o de un Estado, de donde se desprende la responsabilidad que tiene el Estado de velar por las instituciones. Es casualmente esta preservación y existencia de las instituciones, lo que permite evaluar el grado de institucionalidad de cualquier Estado. De allí que se hable y cuestione a un Estado diciendo: “Se ha barrido con las instituciones, se ha acabado con la institucionalidad”.

La Iglesia ha constituido un órgano fundamental en la vida de nuestra sociedad y el Estado como tal debe contribuir a su presencia, Estados fuertes, orgánicos y organizados lo hacen. Es importante para el Estado de Nicaragua replantear su actuación con la Iglesia. Dentro del diseño del Estado, el gobierno funge como el coordinador que garantiza que las instituciones ejerzan su misión en todo su territorio y con la soberanía que le es inherente a cada una. La Constitución en su artículo 14 señala que el Estado de Nicaragua no tiene religión oficial, lo que no libera al Gobierno de su responsabilidad de cuidar la preservación de la Iglesia.

La Policía, con el asedio intimidatorio a las iglesias y parroquianos, contradice la función del Gobierno que es mantener la vida institucional de la nación. El gobierno debe oír voces desapasionadas, interesadas en nuestra Nicaragua que le decimos que esos despliegues alienantes de fuerza policial, bloqueando la libre circulación al padre Edwin Román y su feligresía violan sus derechos humanos, atentan contra la Iglesia-institución, quebrantando de esta manera la institucionalidad del Estado. Estas acciones tan grotescas desvirtúan a lo interno la fortaleza del Estado e internacionalmente hace que en los foros se le estigmatice de opresor, como ocurrió recientemente en la OEA.

A lo individual cada quien puede tener propias creencias, que la hostia consagrada representa el cuerpo de Cristo o es una “galletita” (allá él) pero el Estado Nicar debe respetar la Iglesia, como la institución fundacional que es. Sinceramente y viéndonos a los ojos, es menester una rectificación. La Iglesia nicaragüense debe invocar su institucionalidad y el Gobierno encauzar su gestión por el camino de la urbanidad, el civismo, la humanidad y la dignidad del ser nicaragüense. De esta manera será posible la convivencia, el trabajo y la paz.

El autor es médico.

Opinión Iglesia Institucionalidad archivo
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