Genaro Llanez, de 54 años, fue encontrado muerto en un potrero del cerro de la comunidad de San Luis, en el municipio de Telpaneca, Madriz, al quitarse la vida de dos disparos en la cabeza y tórax y horas después de creer que había matado con la misma arma a su expareja Brenda López Gutiérrez, de 32 años.
Versiones de los lugareños, señalan que Llanez había llegado la mañana del miércoles al empalme de la comunidad de Laguna de Santa Rosa, en el municipio de Condega, en el departamento de Estelí, y tras localizar a López la siguió hasta alcanzarla, y después de sostener una acalorada discusión le realizó un disparo de arma de fuego. El proyectil impactó en el abdomen.
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Tano Rodríguez, habitante de la zona en la que fue atacada López explicó que había oído la discusión primeramente por un celular que reclamaba Llanez a López y después escuchó la detonación del arma de fuego hasta ver caer herida en el suelo a la víctima, quien comenzó a pedir auxilio, “yo vi cuando el hombre se sacó la pistola y le disparó a la mujer y después salió huyendo”, dijo Rodríguez.
Creyendo que su víctima había muerto, Llanez huyó con el arma, un revolver calibre 38, según fuentes policiales, montado a caballo de la zona de Condega hacia la zona colindante de San Luis, en Telpaneca, donde a eso de la 1:00 de la tarde de ese mismo día fue encontrado muerto en un cerro con un orificio en la región de la cabeza y en el pecho, producto del impacto de bala. Se presume es de la misma arma que este portaba.
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Según familiares de López, la víctima aún se encuentra en estado muy delicado en una de las salas del hospital San Juan de Dios, de la ciudad de Estelí, donde fue intervenida quirúrgicamente. La afectada, después de ser herida de bala y debido a la gravedad de las lesiones, había sido trasladada en una unidad de bus al centro de salud de Condega.
Llanez se habría quitado la vida al parecer para no enfrentar la justicia y creyendo que su expareja había fallecido. Por su parte la sobreviviente del femicidio frustrado expresó que tenía alrededor de un año de haberse separado de su agresor, pero éste nunca la dejó en paz y le amenazaba para que continuara conviviendo con él.