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Rafael Solís, magistrado, Daniel Ortega

El exmagistrado Rafael Solís era considerado uno de los operadores políticos de mayor confianza de la pareja dictatorial. LA PRENSA/ARCHIVO

Corte Suprema de Justicia se “quita” la máscara en el caso de Rafael Solís y lo llama golpista

En la solicitud de destitución como magistrado, la Corte usa como argumento que Solís se sumó “a la política antipatriótica y proimperialista” al dar declaraciones en medios de comunicación internacionales donde denunció los crímenes contra las protestas y señaló a Ortega y a Murillo de instaurar una dictadura en Nicaragua.

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) acusó a Rafael Solís Cerda —padrino de boda de la pareja Ortega-Murillo— de “canalla”, “vendepatria” y de ser parte del “golpismo” para solicitar su destitución como magistrado de ese órgano, trámite que ejecutará la Asamblea Nacional el próximo martes 1 de octubre.

Para los juristas José Pallais y Eliseo Núñez, es un grave precedente para el sistema jurídico en Nicaragua que los funcionarios de la Corte Suprema den argumentos políticos y levanten acusaciones sin pruebas contra Solís, por cuanto ante la opinión pública se han desnudado como un órgano partidario que responde a los intereses de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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La solicitud de destitución de Solís Cerda fue enviada el 24 de septiembre a la Primera Secretaría del Legislativo, siendo firmada la carta por el secretario de la Corte, Rubén Montenegro Espinoza.

Montenegro “con instrucciones” de la Corte Suprema hace del conocimiento a la Asamblea que Rafael Solís Cerda “huyó del país en el mes de diciembre del 2018, formando parte del grupo de canallas y vendepatrias que trajeron muerte, lesiones, dolor a los nicaragüenses; así como destrucción a los medios de vida, edificaciones públicas y privadas, ocasionando grandes pérdidas al país y a las familias nicaragüenses, en su intentona golpista de abril/julio del 2018”, reza la carta.

LA PRENSA no logró comunicarse con el exmagistrado Solís Cerda para conocer su reacción.

Los graves señalamientos políticos contra Solís son los mismos con los que el régimen de Ortega y Murillo descalifica a los ciudadanos que se levantaron en protestas a partir de abril del 2018, primero contra una reforma a la seguridad social y posteriormente para exigir la salida del poder de los dictadores, mediante el adelanto de las elecciones.

Ortega nunca ha aceptado su responsabilidad en la crisis provocada por la ola de represión de sus huestes y la Policía, que han dejado al menos 328 asesinatos, presos políticos y una recesión económica que provoca el exilio de más de ochenta mil nicaragüenses.

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Solís Cerda era uno de los principales aliados de Ortega, pues le facilitó mantenerse en el poder en 2011 a través de una resolución de la Sala Constitucional, la cual declaró inaplicable la prohibición de la reelección presidencial establecida en la Constitución.

Ahora Solís es considerado un enemigo del régimen. En la solicitud de destitución como magistrado, la Corte usa como argumento que Solís se sumó “a la política antipatriótica y proimperialista” al dar declaraciones en medios de comunicación internacionales donde denunció los crímenes contra las protestas y señaló a Ortega y a Murillo de instaurar una dictadura en Nicaragua.

Solís Cerda renunció a seguir como magistrado en la Corte Suprema y a todos los cargos en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en una carta enviada el 8 de enero del 2019 al presidente de la Asamblea, el orteguista Gustavo Porras, y otra al dictador Ortega, quien también es secretario general del partido gobernante.

Los orteguistas en la Asamblea se negaron a tramitar la renuncia de Solís para evitar leer en el plenario la misiva en donde desmonta la versión de que la rebelión de abril fuese un intento de golpe de Estado. Además, advirtió que sin acuerdos resultantes del diálogo el país se dirige a una posible guerra civil.

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Su renuncia la hizo pública Solís el 7 de diciembre a través de redes sociales, sin embargo para la Corte el funcionario “abandonó sus obligaciones” ese día, por lo que ahora le acusa de incumplir sus funciones, “atentando contra el orden institucional y legal”.

Vocabulario propio de “pleitos de la mafia”

El jurista José Pallais señaló que fue la directiva parlamentaria quien violó los procedimientos legales, porque Solís interpuso su renuncia por la vía correcta al dirigirla a Porras, quien preside la Asamblea.

“Venir ahora a solicitar su destitución lanzando una serie de epítetos contra una persona, en este caso un exmagistrado, no es apropiado para ser usado por un poder del Estado, porque son altamente injuriosos y con un vocabulario que son propios de pleitos de la mafia”, criticó Pallais.

La gravedad del caso, para Pallais, es que los magistrados han declarado abiertamente ser un tribunal partidario y no apegado a las leyes.

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Aunque el actuar del aparato judicial se ha criticado en la crisis sociopolítica, “han perdido toda compostura y respeto de la figura jurídica, convirtiéndose en un panfleto, ya que la Corte ha colocado a Solís como enemigo político”, afirmó Pallais.

Corte queda anulada, afirma jurista

Eliseo Núñez, jurista y opositor, expresó que es preocupante que las autoridades de la Corte Suprema emitieran opiniones partidarias para pedir destituir a Rafael Solís como magistrado, por cuanto se han anulado como tribunal para seguir conociendo de los procesos de los opositores al régimen, pues desde ya queda claro que fallarán contra ellos por política y no por razón jurídica.

“Ya la pluma de doña Rosario (Murillo) llegó a la Corte, porque con esa carta donde se emitió una opinión política contra una persona, la Corte deja en nulidad toda sentencia que tenga alrededor de los casos de la crisis. La Corte misma ha anulado con esa confesión pública cualquier indicio de credibilidad, lo cual es grave porque asumió una posición política y no jurídica”, dijo Núñez.

Política Daniel Ortega Rafael Solís Rosario Murillo archivo

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