Cuando el presidente de Estados Unidos anunció en marzo del año pasado que estaba a punto de imponer aranceles a los bienes importados desde China, varios directores corporativos se unieron a su discurso para apoyar el plan.
Entre ellos estaba Marillyn Hewson, la directora ejecutiva de Lockheed Martin, la mayor empresa fabricante de armas del mundo.
“Tenemos algunos de nuestros mejores líderes empresariales justo detrás de mí”, dijo Trump justo antes de pedirle a Hewson que dijera unas palabras.
Pero al momento de presentarla le cambió el nombre, llamándola “Marillyn Lockheed“, y la describió como la ejecutiva de negocios líder del país.
“Compramos miles y miles de millones de dólares de ese hermoso F-35”, uno de los aviones que produce la firma.
Más allá de la anécdota, la relación entre Trump y Hewson ha sido estratégica para el mandatario a nivel comercial y político.
De cara a las próximas elecciones presidenciales, Trump ha utilizado al fabricante de armas como un gran ejemplo de su slogan “Made in America” en varias ocasiones, particularmente desde el punto de vista de la creación de empleos.
Y Hewson, no ha perdido la oportunidad para destacar que su armamento es fabricado en casa.
Así lo hizo en un video difundido por la Casa Blanca a través de su cuenta en Twitter, donde Hewson destacaba la fortaleza del THADD, el sistema antimisiles construido por su firma.
“Es un excelente sistema, hecho en Estados Unidos, y estamos muy orgullosos de estar aquí hoy”.
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En otra ocasión, durante una visita presidencial a una subsidiaria de Lockheed Martin en Milwaukee, Hewson y Trump intercambiaron felicitaciones desde un podio y Hewson anunció que la compañía planeaba contratar a miles de trabajadores.
“La principal razón de eso, señor presidente, es porque las políticas procrecimiento que usted ha implementado, con la reforma de impuestos y regulatoria, están marcando una diferencia, no solo para Lockheed Martin, pero para los negocios estadounidenses”.
“La más poderosa”
Hace unos días la revista Fortune la eligió como ganadora del ranking de las mujeres más poderosas del mundo de los negocios por segunda vez.
Entre los logros de Hewson destacados por la publicación, está el aumento de 8% en las ventas de la empresa el año pasado, gracias a un número récord de contratos.
En paralelo, “su enorme programa con el F-35 fighter jet está creciendo constantemente, a pesar de algunos obstáculos inesperados, incluida la decisión de EE.UU. de rechazar los planes de Turquía de comprar más de 100 de los aviones”, señala Fortune.
“La compañía está compensando el negocio perdido, con un nuevo gran acuerdo para sus F-35 que está en proceso con el Departamento de Defensa, así como un contrato de US$1.100 millones para proporcionar helicópteros a la Marina”.
“Los inversores parecen respaldar la estrategia de Hewson, ya que el precio de las acciones subió 16% en el último año”, agrega.
Confesiones en una carta
Hewson nació en Junction City, Kansas. A los 9 años su padre murió de un ataque al corazón y su madre se hizo cargo de la crianza de cinco hijos.
En una carta publicada en la prensa estadounidense, Hewson escribió que la fortaleza de su madre “me enseñó todo lo que necesitaba saber sobre liderazgo“.
Cuenta que colaboró en casa con el cuidado de sus hermanos menores. “Asumir esas responsabilidades nos hace más fuertes, sabios y más autosuficientes”.
Años después estudió negocios y economía en la Universidad de Alabama, donde conoció a su futuro esposo, quien finalmente se quedaría en la casa para criar a sus dos hijos, según el periódico The Wall Street Journal.
Después de egresar de la universidad, Hewson trabajó en la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. e ingresó a Lockheed Martin en 1983, como ingeniera industrial.
Dentro de la empresa trabajó en cinco áreas de negocio: sistemas de información, misiles, sistemas para misiones y entrenamientos, aeronáutica y sistemas espaciales.
Y tras un exitoso desempeño, en 2013 se convirtió en directora ejecutiva de la firma.
Hoy, a sus 65 años, está al mando de una empresa valorada en más de US$100.000 millones, que por las características del negocio, tiene un gigantesco poder estratégico en la defensa de Estados Unidos y un papel clave en términos políticos y económicos.