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El mal chiste que vivimos

Si no fuese por las consecuencias, este sería un gobierno para echarse a reír. Cada día aparecen con cada cosa, y no sabe si es que viven en un eterno día de los inocentes o de verdad el chiste va en serio

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Un chiste

Si no fuese por las consecuencias, este sería un gobierno para echarse a reír. Cada día aparecen con cada cosa, y uno no sabe si es que viven en un eterno día de los inocentes o de verdad el chiste va en serio y es que así son ellos. Pero, cuidado. Así habrán pensado los norcoreanos allá por los años 50 y miren donde están ahora. Viven un mal chiste. Estos son pues, algunos apuntes que me hacen dudar la sanidad mental de quienes hoy controlan a Nicaragua. Seguro usted tiene muchos ejemplos más. Veamos:

Circo

Aunque usted no lo crea, diría Ripley, tenemos en Nicaragua una Asamblea Nacional que nombró como su presidente a un diputado muerto y destituyó de su cargo a un magistrado de la Corte Suprema de Justicia que renunció 10 meses antes. Así van, un día dan por vivo un muerto y al siguiente matan a otro muerto que daban por vivo. Un circo.

Sin personal

Este es un chiste que solo entenderán los nicaragüenses. Un día de estos un par de ancianos se quejaba en un canal de televisión, porque unos malandrines se habían metido a su propiedad. Fueron a la Policía con sus papeles en mano para que la autoridad los sacara. La respuesta del jefe policial fue, según los ancianos, que no tenían personal para atender su denuncia. Y oyendo a esos ancianos alguien imaginará a una pobre Policía de pantalones rotos, sin personal, sin combustible, sin vehículos… Para ponerse a llorar.

Retador

Uno espera que el jefe policial de una ciudad importante sea un hombre preparado en técnicas policiales, capaz de trabajar bajo presión, valiente enfrentando el crimen y con dominio de sus emociones por el tipo de trabajo que tiene. Pues, hace poco vimos un video donde el jefe de la Policía de León llega a acosar a una familia, vocifera desde la calle como si fuese el loco del barrio y reta a los golpes a quienes se encontraban dentro, entre ellos una anciana de más de 90 años, acuerpado por unas cinco patrullas y al menos 20 agentes. Valiente ¿no? Y… ¿no era que no tenían personal para atender las denuncias de delitos?

Juicios

Los juicios. ¡Ay los juicios! Podría hablarles de la vez que un polvo blanco certificado como cocaína en la prueba de campo se convirtió en talco durante el juicio, o la ocasión en que juzgaron a un pobre hombre que robó dos plátanos en el mercado, pero prefiero recordarles que aquí hubo una masacre y los mismos paramilitares que la ejecutaron agarraron luego a un montón de inocentes para juzgarlos. Con frecuencia esos mismos paramilitares que ejecutaron los asesinatos y agarraron a los inocentes como chivos expiatorios, servían de testigos, y algunas veces hasta de jueces para condenar a los desgraciados.

Vicepresidencia

En este país la vicepresidente no está para sustituir al presidente durante sus faltas, ni para hacer trabajos delegados por el presidente como manda la ley, sino que es una especie de extensión del mismo cuerpo, de tal forma que donde va uno va el otro. Una estafa en términos administrativos, porque se pagan dos por el trabajo de uno. Nunca veremos a doña Rosario Murillo viajando sola a tal país para representar a Nicaragua, o recibiendo ella a unos y él a otros visitantes, porque la misión en su vida parece ser acompañarse mutuamente, por amor o desconfianza, como si fuesen marido y mujer.

¿Comedia o terror?

No sé como va a recoger la historia esta etapa de la vida de Nicaragua. Tal vez nuestros nietos o bisnietos se van a reír, porque la verdad es muy descabellado todo lo que está ocurriendo, pero, por ahora, nosotros no podemos verle la gracia al asunto. Mucho dolor ha causado y está destruyendo el país en que vivimos. Los chistes del régimen tienen para nosotros la gracia que tendría Pennywise, el payaso asesino, en la película It. No es comedia. Es de terror la película que vivimos.

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