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Un analista sin agenda política

Conocí muy bien a Bosco Matamoros en los ochenta, durante mis tiempos de exilio, cuando fui miembro del primer Directorio de la UNO, con el doctor Arturo Cruz Porras y el ingeniero Alfonso Robelo tras la renuncia del doctor Adolfo Calero en 1986, y más tarde, tras la integración del Directorio de la Resistencia Nicaragüense, conformado por el doctor Adolfo Calero, el ingeniero Alfonso Robelo, el ingeniero Alfredo César, Arístides Sánchez, Azucena Ferrey y el suscrito. Él fue asesor de ambos directorios.

Por eso puedo dar fe de la seriedad analítica y sin agendas políticas propias de Bosco Matamoros y cuando habla, le escucho con más atención que la que pongo a otros analistas políticos que a diario salen en los medios, pero que están “matriculados” con una tendencia política y más bien parecen voceros, no analistas independientes.

Matamoros es un analista mesurado, pausado y serio de la problemática nacional. Es además un especialista en los temas de Washington, donde también son expertos y comparte honores, con el doctor Francisco Aguirre Sacasa y el doctor Arturo Cruz Sequeira, que son analistas serios. Trataré de sintetizar los puntos medulares, que concuerdo y hago propios, de una entrevista concedida por Matamoros al Canal 10 el pasado lunes 14, bajo el llamativo tema: “obstáculos a la solución de la crisis”.

La crisis de Nicaragua se podría profundizar más luego que la Unión Europea aprobara un marco jurídico para aplicar sanciones personales y/o generales a Nicaragua, pudiendo suspender incluso el acuerdo de asociación porque este está sujeto a una condicionalidad democrática. Todos deberíamos de estar preocupados por la crisis de Nicaragua, porque todos tenemos un grado de responsabilidad en la misma: el gobierno mayormente por provocarla con sus políticas y la oposición en menor grado, por su capacidad limitada, para no llamarla incapacidad, de resolverla.

Sobre la unidad: las organizaciones se están convirtiendo en una especie de “asamblea constituyente” del nuevo Estado, cuando aquí el tema fundamental es un proceso electoral para elegir a una nueva Asamblea, que tendrá el mandato de rediseñar el estado.

Afirmó que todos debemos de participar en esta gran coalición y que ni la Alianza Cívica, ni la UNAB deben de arrogarse la representación única de la oposición o de Nicaragua, y deben incluir a los partidos políticos conservando cada quien su propia identidad, pero con su correcta ponderación, porque entre las más de 80 organizaciones que conforman la UNAB, hay algunas que podrían alcanzar en un “átomo familiar” de 3 miembros. Matamoros hizo amplias consultas en el espectro ideológico de quienes se consideran centro-derecha y no se sienten representados en la Alianza Cívica y la UNAB, que se quieren erguir como en “los astros” de la política nacional y están cayendo en una especie de “narcisismo político”. Es urgente formar una verdadera y amplia coalición nacional.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

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