El pasado diecisiete de octubre el doctor Arturo Cruz, en un evento auspiciado por la Cámara de Comercio Americana Nicaragüense (AmCham) en su calidad de orador invitado, expuso lo que para él debería ser la meta de la oposición al régimen Ortega-Murillo. El tema de su exposición fue: Mirando hacia el futuro, la necesidad de un nuevo rumbo. Como siempre su gran capacidad de oratoria cautivó a la concurrencia compuesta en su mayoría por empresarios, políticos opositores y profesionales.
Debo confesar que, a pesar de haber escuchado más de una vez la grabación de su disertación, no me quedaron claros algunos conceptos sobre cómo salir airosos en nuestra lucha por recuperar la democracia perdida. Coincido en que la empresa privada es el motor de nuestra economía y que debilitándola nos debilitamos todos, pero disiento cuando intenta distanciarla de su compromiso de aportar a la lucha del pueblo contra la dictadura que nos oprime a todos por igual. La defensa que hizo de los empresarios, cuyo compromiso primario según sus palabras, es crear empleos y seguir moviendo nuestra economía aun a pesar de la circunstancia política que atravesamos, esto ha causado gran polémica en las redes sociales.
Otra aseveración que ha generado mucha controversia fue la afirmación de que nos olvidemos de crear nuevos partidos, que nos abocáramos a lograr la gran unidad y que una vez lograda, el reto era encontrar el vehículo ideal.
Hace algún tiempo leí que los norteamericanos habían inventado una bomba que solo mataba seres vivos, pero no destruía edificios. Fue tanta la controversia que generó, que el presidente Carter tuvo que detener su fabricación. Hasta donde mi memoria alcanza, todas las luchas sociales han dejado secuelas en las sociedades que las han sufrido, entre ellas el descalabro de sus economías. Si nuestros empresarios creen que pueden salir incólumes ante la remota posibilidad de la continuidad de Ortega en el poder más allá del dos mil veintiuno, les tengo una mala noticia, no va a ser así.
Ahora permítanme referirme a dos aseveraciones que estoy seguro que fueron vertidas de buena fe, pero con un tremebundo desacierto. Me refiero a la afirmación de que no hacen falta más partidos políticos y que los CxL son el vehículo ideal para lograr el triunfo de la oposición en las futuras elecciones. A mi juicio lo que en realidad hace falta es un liderazgo con una hoja de vida que genere confianza y con suficientes testosterona para ponerse al frente de esta lucha.
En cuanto al partido Ciudadanos por la Libertad, celebro que ya el gran capital tenga el partido de su preferencia, pero confieso que personalmente me gustaría poder elegir.
El autor es analista político.