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Ahora son cuatro

El 9 de diciembre de 1994, el entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, convocó la primera Cumbre de las Américas en Miami. En esa reunión, los países del hemisferio, con excepción de Cuba, celebraron los avances de la democracia en el hemisferio y se comprometieron a profundizarlos. También acordaron una mayor integración económica del continente y a luchar en contra del crimen organizado especialmente de estupefacientes y el lavado de dinero.

Fueron tiempos de optimismo. La “Guerra Fría” se había acabado con la desaparición de la Unión Soviética, y se hablaba de que parte de los gastos militares de las grandes potencias se asignarían a combatir la pobreza como parte de un “dividendo de la paz”.

En nuestro hemisferio algunos especulaban que, con el envejecimiento de Fidel Castro, Cuba se sumaría a las democracias del continente. Y como señal de la prioridad que Washington le daba al subcontinente, Clinton creó el cargo de “Embajador Especial para las Américas” y nombró a su secretario de la Presidencia, Mack McLarty, a este cargo.

Al acercarse el 25 aniversario de esa cumbre, sus logros son mixtos. El “Área de Libre Comercio de las Américas” nunca despegó. Y el Nafta —a como se conoce el tratado de Libre Comercio Norteamericano que integran Canadá, Estados Unidos y México— ha sido renegociado por la Administración Trump que alega que ha perjudicado a Norteamérica. Aún no se ha promulgado el nuevo tratado.

En 2006 entró en vigencia DR-Cafta, el tratado de libre comercio entre Norteamérica y los países del Caribe. Este sigue funcionando y ha beneficiado enormemente a Nicaragua. De él dependen aproximadamente 120,000 empleos en nuestras zonas francas.

En cuanto a la lucha contra el crimen internacional, los países del hemisferio han tomado pasos importantes para impedir el lavado de dinero. La creación de unidades de análisis financiero, incluyendo en Nicaragua, ha ayudado en este proceso. Pero estupefacientes siguen fluyendo desde el sur, sobre todo de Colombia, hacia los mercados insaciables en Estados Unidos.

Es en el área de la democracia en que el fracaso del espíritu de la Cumbre ha sido más notorio. En 2006 Nicaragua se sumó a Cuba como país en que no se celebraban elecciones libres y creíbles. Y poco después, la Venezuela de Maduro también entró al club. Con los comicios recientes de Bolivia, ahora son cuatro sus miembros. Con la volatilidad política del hemisferio, ¿caerán otros dominós? El tiempo y el actuar de los demócratas en el continente nos darán la respuesta a esta pregunta.

El autor fue canciller de Nicaragua y diputado a la Asamblea Nacional de Nicaragua.

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