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nutrición, alimentación

El Segundo Objetivo de Desarrollo está enfocado en poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. LA PRENSA/ARCHIVO

Los últimos datos sobre nutrición infantil en Nicaragua son desde 2012

Especialistas de Unicef señala que las políticas para combatir la desnutrición familiar en Nicaragua tienen que enfocarse en tener objetivos e indicadores claros sobre este problema.

María Pérez tiene cuatro hijos, uno de ellos de año y medio. La alimentación que recibe el niño es igual a la de toda su familia: pan y café, arroz y frijoles. Y a veces, cuando María recibe su quincena, el menú puede variar. A pesar de que ella tiene un bebé, no le ajusta para darle una comida diferente. No tiene los recursos.

Esta situación se repite en miles de hogares nicaragüenses y es parte de las estadísticas de desnutrición con las que cuenta Nicaragua. En agosto de este año, Rosario Murillo, vicepresidenta designada por la dictadura, expresó que en el 2015 existía 5.8 por ciento de desnutrición aguda y 13.7 de desnutrición crónica en menores de 5 años, pero que “lograron bajar dos dígitos en cada una de las especialidades”, sin profundizar en el tema.

Para la doctora María Delia Espinoza, de Unicef, esto significa una buena noticia porque verdaderamente el país “ha hecho progresos significativos” en el tema. Sin embargo, hizo un llamado a no quedarse solo con los datos, porque aún hay retos que se deben enfrentar en conjunto con otros sectores, como salud, educación, sector privado y familia.

Los últimos datos de nutrición

Los últimos datos que se cuentan sobre el tema de desnutrición Nicaragua se remonta en el 2012 cuando la Encuesta Nicaragüense de Demografía y Salud (ENDESA) realizó un estudio y arrojó que el 17.3 por ciento de las niñas y niños menores de cinco años sufrían de desnutrición crónica y un 4.9 por ciento de desnutrición crónica severa. La zona rural fue la más afectada con el 21.8 por ciento mientras que en la zona urbana se registró 12.8 por ciento.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés) en su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2019, señala que en el 2018 en América Latina casi 4 de cada 10 niños y niñas menores de cinco años sufrían deficiencias en vitaminas y minerales como el hierro y el yodo.

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“Tenemos que hacer énfasis de no quedarnos solo con los datos. Los datos nos sirven para orientarnos cómo estamos pero lo importante es tomar acciones de país, y una acción de país es de manera integral y todos debemos estar involucrados porque se trata del Estado, donantes, sector privado y es un tema de la propia familia”, manifestó.

Censo desconocido

El Ministerio de Salud (Minsa) realizó en agosto un censo nutricional a nivel nacional, que fue validado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo los resultados no han sidos publicados, por lo que se desconoce las estadísticas de dicho trabajo.

“Si un niño no recibe la alimentación adecuada significa que a ese niño le va a costar aprender. Debemos impulsar acciones no aisladas, tomar acciones integrales. Lo más importante es que los países tengan objetivos e indicadores claros sobre la nutrición infantil”, expresó la funcionaria de Unicef.

El costo en Nicaragua de comer sano

Espinoza señaló que una buena alimentación para los menores de cinco años tiene que ver con cantidades, variedades y porciones, dejando a un lado la comida chatarra, pero es un tema que pocas familias manejan.

“Es un tema fundamental. No lo podemos ver como un tema aislado. Esto se trata de desarrollo humano. Si a nosotros nos falta una nutrición adecuada desde temprana edad, con mucha firmeza, desde el nacimiento o desde el vientre de la madre, nosotros estamos perpetuando el ciclo vicioso de la pobreza y la malnutrición”, declaró.

La especialista aclaró que el tema de desnutrición no está ligada solamente a la zona rural, donde más se presenta la desnutrición, sino también de la importancia que le da cada familia. “Las ciudades están viviendo desiertos alimentarios y pantanos alimentarios porque no tenes acceso a comida de calidad, pero abunda la comida chatarra, azucarada y sobrecargada de grasa; pero por otro lado en el campo, producto de la globalización, cambio climático y las campañas agresivas que tiene la industria de alimentos, estamos cambiando los patrones alimentarios”, lamentó Espinoza.

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