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Pollos asados en Managua

Noviembre del 2019. Una nueva alternativa de empleo informal en Nicaragua es la venta de pollos. LA PRENSA/U.Molina

La historia tras el boom de los pollos asados en Managua: la nueva alternativa de sobrevivencia económica

Ante el desempleo y la crisis económica que azota a Nicaragua surge una alternativa: la venta informal de pollos asados. Descubra los secretos tras este comercio emergente

La imagen se ha vuelto común desde hace meses a orillas de calles y carreteras de Managua: estufas artesanales hechas de reciclados barriles de metal, llenos de brasas sobre las cuales se asan lentamente decenas de pollos partidos, en medio de nubes de humo que se extienden sobre las vías e inundan el ambiente con un agradable olor a asado.

Usualmente la imagen se complementa con un toldo plegable de vinil a colores, con suerte unas mesas con sillas plásticas, termos y útiles de cocinas a la vista, gente comiendo a la orilla de los fogones y personas ajetreadas llevando y trayendo platos, volteando los pollos sobre la brasas, atizando el fuego y aderezando ensaladas y encurtidos.

Ahí encontramos a Teresa Sánchez soplando las brasas de un fogón en Carretera a Masaya. Dice, de entrada, que está ahí “por pura necesidad”: La despidieron el 30 de junio de 2018 de una empresa distribuidora de alimentos, donde laboraba despachando pedidos de bodega desde 2017.

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FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

Del desempleo al empleo precario

Con ella se fueron al despido 17 personas más y así perdió su sueldo de 8,300 córdobas mensuales más bonos por ventas y seguro social.

Pasó en el desempleo tres meses hasta que unos asiáticos de una empresa de zona franca la contrataron para asar pollos en un quiosco de Carretera a Masaya, por 100 córdobas diarios.

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Aprendió el oficio de adobar y asar pollos, unió fondos con su pareja y un cuñado y desde marzo de este 2019 invirtieron en un termo grande, un toldo usado, una estufa de barril, tres mesas y su juego de sillas y artículos de cocina, comenzaron a vender sus propios pollos, contrataron a dos ayudantes de cocina y ahora sobreviven de eso.

“No nos va mal, sacamos para la comida, los gastos de la casa y los reales para la escuela de los chavalos”, narra.

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La inversión para iniciar un nuevo negocio de pollos asados, es de las menores en el empleo informal. LA PRENSA/Uriel Molina

El “boom” de los pollos asados

Ella vende, en promedio, unos 45 pollos diarios, pero los fines de semana logra vender hasta 80 en un solo día y en ocasiones especiales, más de 100 servicios de pollos asados.

El servicio es básico: un pollo asado de entre dos y media y tres libras, con cuatro tortillas, una taza pequeña de ensalada o cebollín cuesta 200 córdobas y la mitad, o como llaman ellos “Medio Pollo”, cuesta 100 córdobas.

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El servicio completo, dice ella, da para alimentar a una familia de hasta a cinco personas y deja una ganancia aproximada de entre 35 y 40 córdobas por pollo entero asado.

“No es un mal negocio”, dice ella, Un hombre que está al lado suyo, se queja:: “Al inicio era mejor, pero ahora un montón de gente se ha metido a vender lo mismo y eso nos ha bajado las ventas”.

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Los negocios de venta de pollos asados empezaron a surgir en las afueras de Managua, pero actualmente se están instalando en todos los barrios. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

La feroz competencia del mercado

En efecto, antes y después de su quiosco, hay otros negocios que ofrecen exactamente lo mismo, a los mismos precios y en las mismas condiciones.

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En algunos sectores, como en Ticuantepe y Carretera a Masaya, restaurantes ya establecidos se han sumado a la competencia contra los pequeños vendedores, al sacar sus propios toldos y estufas al frente de sus locales y con el mismo valor de venta: 200 córdobas el pollo entero y 100 el medio pollo asado con sus aperitivos.

A diferencia del resto del menú, esta oferta no paga impuestos si se compra para llevar, pero si el cliente pide bebidas u otro tipo de alimentos dentro del local se le clava el 15 por ciento de impuestos y en algunos casos, 10 por ciento adicional por “servicios”.

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Algunos restaurantes formales ha entrado a la competencia de los pollos asados, al ofrecer el servicio al mismo precio que los puestos informales. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

Los pollos de Juan Caldera

Al negocio se ha sumado el empresario de venta de pollos y huevos y miembro de la recién creada Asociación de Promoción al Desarrollo y Sostenibilidad, Juan Caldera, quien rentó un terreno sobre la pista La Radial para ofrecer los pollos asados.

“Es lo que yo llamaría economía creativa: la gente busca la mejor manera de salir adelante y lo hace con un servicio que requiere poca inversión y siempre va tener demanda, a como es la comida servida”, explica Caldera, quien ingresó al negocio de los pollos asados en octubre pasado y tras invertir en infraestructura, ha visto mejorar la venta de 30 pollos diarios al inicio, hasta a 100 servicios al día en fines de semana.

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Antes de rentar el local y ofrecer el servicio, Caldera dice que indagó el mercado naciente, valoró los beneficios y desventajas del negocio y luego se instaló ofreciendo algunos beneficios más que los pequeños comerciantes no ofrecen en su mayoría, como servicios higiénicos, cubiertos, trastes de madera y estacionamiento propio.

 

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Los negocios de pollos asados en Managua han surgido como alternativa económica en medio de la crisis de Nicaragua. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

Los números del negocio de los pollos asados

Su experiencia, dice, le ha servido para crear ocho plazas de empleos y competir con restaurantes establecidos en la zona comercial de Altamira.

“La gente emprendedora se está metiendo a este negocio porque es de poca inversión: un termo, una estufa, un toldo, un saco de carbón y 30 pollos para comenzar. Estamos hablando de 10,000 córdobas de inversión mínima”, explica el empresario.

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“Por cada pollo vendido te quedan de ganancia entre 25 y 35 córdobas por servicio. Si le metés calculadora, en 20 servicios de pollos que vendás, te ganás hasta 500 córdobas. Si mejorás las condiciones de tus servicios, y lográs vender más, obviamente vas a ganar más y al cabo de dos o tres meses podés recuperar la inversión inicial”, explica Caldera.

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Juan Caldera, empresario vendedor de pollos y huevos, también ha ingresado al negocio de la venta de pollos asados en Nicaragua. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

La “invasión” de los pollos en Managua

En pollos asados La Fondita, sobre la pista principal de Altamira, entendieron que si no podían contra la competencia, tenían que unirse a ella.

Ahí los dueños, que para esta entrevista evitan revelar sus nombres por razones personales, tenían un pequeño comedor de fritanga y “comida corriente” en un local rentado.

Los servicios, refrescos incluidos, andaban entre 100 y 125 córdobas por ración y sus clientes eran principalmente trabajadores de las pequeñas empresas del sector.

Pronto, sobre su mismo anden, empezaron a colocar toldos, mesas, sillas y estufas. “Solo el humo se nos venía para acá, bajamos las ventas de comida porque los clientes preferían comprar pollo y de plano que no les salía mal: con un pollo de 200 pesos bien comen cuatro personas y les sale el almuerzo a 50 córdobas a cada uno”, cuenta el dueño del negocio.

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Muchos negocios de comida formal, han tenido que sumarse a la venta de pollos asados para afrontar la competencia y sobrevivir económicamente. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

Los secretos tras el negocio de los pollos al carbón

Un pariente de él, que ya tenía un local informal sobre la Carretera Nueva a León, frente al cerro Motastepe donde se han instalado alrededor de 20 negocios de este tipo, le proveyó los insumos necesarios para arrancar el negocio de los asados de pollo: el toldo, la estufa y los contactos de los distribuidores de pollo.

“La clave es el pollo. Debe ser fresco y suave, congelado no sirve de mucho porque cuando se desagua pierde peso y cuesta adobarlo y asarlo rápido”, explica.

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La fórmula de la inversión le ayudó a superar la crisis: como ya tenía un local con servicios higiénicos y condiciones de comedor popular, la venta de pollos asados le dinamizó el negocio y no solo le regresó la clientela, sino que la aumentó.

Ahora dice que piensan abrir una sucursal más en la colonia Centroamérica, donde ya existen otros competidores de pollos asados.

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Si bien los nuevos negocios de pollos asados ayudan a la economía de pequeños negocios, también generan sus problemas, como la ocupación de los espacios públicos y la generación de humo.
LA PRENSA/U.MOLINA

“Competencia brutal” dice sociólogo

“La competencia en este pequeño negocio se está volviendo brutal”, dice el economista y sociólogo Cirilo Otero, del Centro de Iniciativas de Políticas Ambientales (CIPA).

CIPA realiza mensualmente un informe de seguridad alimentaria que además le permite medir la actividad económica popular, y por medio de ello se han enterado del fenómeno de la venta de pollos en Managua y municipios aledaños a la capital.

“En una cuadra surge uno cada semana, luego al final del mes hay tres puestos más y a los dos o tres meses uno o dos sobreviven, los más grandes se tragan a los más pequeños”, dice Otero, quien achaca el fenómeno a la crisis socioeconómica que afecta al país desde el estallido de las protestas sociales de abril de 2018, que provocaron le represión estatal y la masacre de más de 328 personas.

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Desde hace más de un año, los pequeños negocios de pollos asados evidencian la crisis económica de Nicaragua. LA PRENSA/Uriel Molina

Aquella herencia nefasta de Daniel Ortega en los años 90

A Otero este fenómeno le recuerda la situación que se generó tras la derrota de Daniel Ortega y el Frente Sandinista en 1990, tras diez desastrosos y sangrientos años de dictadura sandinista.

Cuando salió Ortega del poder el país estaba económicamente en bancarrota y el Estado empezó a despedir a miles de supernumerarios que engrosaban las nóminas de las instituciones públicas, incluyendo militares y policías, quienes pasaron a acogerse a los Planes de Licenciamiento Económico.

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“En esa época vos mirabas en cada cuadra que surgía una ventecita, un caramanchel, la gente no gastaba su dinero de una vez sino que lo invertía en pequeñas ventas informales para sobrevivir”, recuerda Otero, quien asocia aquella situación de desastre económico que heredó Ortega en 1990, con la actual situación económica provocada por la dictadura de Ortega y su pareja, Rosario Murillo.

ventas ambulantes
Las ventas ambulantes han sido siempre alternativas de empleo informal ante la pobreza y falta de oportunidades en Nicaragua. LA PRENSA/Héctor Esquivel.

Economía en añicos bajo represión de Ortega

The Economist Intelligence Unit (EIU) advirtió en septiembre pasado que el desempleo en Nicaragua aumentará fuertemente este año y el próximo, y vendrá en descenso hasta el 2021, lo que en consecuencia afectaría el consumo y aumentaría los niveles de pobreza en el país.

El desempleo el año pasado alcanzó un 5.5 por ciento y según EIU este año llegará a 9.1 por ciento y el próximo año rozaría el 10 por ciento. Es decir casi el doble de la tasa que se tenía en el 2018.

El informe de coyuntura “Nicaragua en Crisis”, publicado en mayo de este año por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) detalla que este año entre 49 mil y 61 mil personas habrán perdido su empleo, con lo que el saldo de desempleados al final del año —tomando en cuenta los empleos que se perdieron el año pasado— se ubicaría entre 227 mil y 239 mil personas sin trabajo.

Desempleo en Nicaragua
Desde abril de 2018, en Nicaragua se han perdido más de 200,000 empleos. Ante la primera oportunidad, miles de nicaragüenses corren a buscar un puesto laboral, mientras otros emprenden pequeños negocios informales. LA PRENSA/ARCHIVO

Fritangas bajo “amenaza”

El fenómeno ha venido a presionar a los tradicionales negocios de fritangas, quienes ahora tienen en la venta de pollos asados a su mayor competencia.

En términos de economía familiar, el consumo de un pollo asado resulta menor que el consumo de carne roja en una fritanga según las estimaciones de CIPA.

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Cada pollo pesa oscila entre dos y media y tres libras y cuesta 200 córdobas ya preparado, mientras que un servicio de carne asada cuesta en promedio 120 córdobas y contiene 50 por ciento menos cantidad de comida que un pollo.

Y en términos de inversión frente a una fritanga, el negocio de pollo es igual o más barato aunque la razón sea casi siempre la misma: la falta de un empleo formal y las necesidades económicas.

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El precio más barato de los servicios de comida de pollos rápidos, han creado una competencia fuerte contra las tradicionales fritangas del país. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

Los costos de la inversión en pollos asados

Para invertir en pollos asados se requiere un termo grande que puede costar entre 2,500 y 4,500 córdobas según capacidad; las mesas y su juego de sillas pueden costar desde 950 córdobas nuevas; un toldo se puede rentar en 1,500 córdobas al mes o comprarlo desde 150 dólares; la estufa, según la capacidad de volumen, oscila entre 1,800 y 2,900 córdobas con sus parrillas.

El precio de los pollos, según el distribuidor, varía: el producto nacional puede costar entre 128 y 135.

Los pequeños comerciantes lo piden usualmente entero y “suave”, es decir, no congelado. Otros distribuidores venden, de igual modo, pollo extranjero, que es más grande y cuesta entre 125 y 130 córdobas el pollo entero sin vísceras.

Impacto ambiental del negocio de los pollos

Para el sociólogo Cirilo Otero, si bien el fenómeno de la venta de pollos asados es beneficioso para las economías familiares, también trae sus “contra”.

Uno de ellos es el impacto ambiental, ya que los pollos se asan al carbón y éste proviene en su gran mayoría de la tala ilegal de árboles.

El fenómeno, de hecho, ha elevado la demanda de carbón y ha aumentado el precio de ese combustible.

En diciembre el precio del saco de carbón se cotizaba hasta en 240 córdobas en el mercado Oriental, actualmente su costo oscila entre 300 y 340 córdobas.

Economía de sobrevivencia en Nicaragua

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El surgimiento de los negocios de pollos asados ha provocado el aumento del consumo del carbón, lo cual tiene dos efectos: mayor demanda de leña y más contaminación con humo. FOTO/LA PRENSA/Uriel Molina

LA PRENSA: ¿Qué significa ver que cada vez aumenta la cantidad de puestos de pollos asados en las calles de Managua?

“Tiene dos significados: primero, la economía nicaragüense es de sobrevivencia, es decir, se negocia y se vende para comer, no para crecer económicamente. Nicaragua desde hace muchos años (20 quizás) tiene un dato económico peligroso, de cada 10 actividades económicas, siete son informales y solamente tres son formales”.

“De tal manera que la economía nicaragüense no ha mostrado crecimiento sostenido, sino parcial y muy frágil. Segundo, el país, no produce suficientes bienes y servicios, solamente se dedica a la re-venta de bienes y servicios producidos en otros países”.

“Es decir, trabajamos fundamentalmente en la esfera de la circulación, no así en la esfera de la producción, que es precisamente la que genera riqueza. Esta economía es dependiente y no hace crecer el producto nacional. Actualmente somos importadores, casi neto, de alimentos básicos”.

LA PRENSA: ¿Qué es lo positivo y que es lo negativo de esta actividad comercial?

“Lo positivo es que da de comer al día a la unidad familiar que lo realiza. Solamente al día”.

“Lo negativo: es una actividad insostenible y de pronta caducidad, por dos razones: Una, el mercado de consumidores no crece rápidamente, son los mismo compradores y eso produce tres actores/oferentes, uno se establece y se desarrolla consistentemente, se apropia del medio físico de venta, hace mayor inversión; dos, no hay cambios en el negocio, no crece, ni cae, pero no gana lo suficiente; tercero, quiebra total y la familia se come lo que tiene, sale del mercado de oferentes o de competencia”.

LA PRENSA ¿Hay algún impacto en el ambiente y la salud para los involucrados en este negocio?

“Sí, hay un impacto negativo porque las personas que inician el negocio de venta de asados no tienen experiencia y lo hacen desde la realidad del hogar. Ocupa los utensilios de la familia y no lograr separar la actividad comercial de los intereses familiares, por falta de experiencia empresarial. Negocio es negocio y familia es familia”.

“Dos: la producción y el consumo excesivo de humo y de calor (temperatura) es dañino para la salud respiratoria, daños en la piel, y sobre todo en la vista, que es lo que más sufre frente a las estufas. Además, esta actividad de comerciantes fortuitos consume leña, carbón y otros productos de la naturaleza que producen calor en forma excesiva y sin control”.

Desempleo en Nicaragua

El “lado oscuro” de los pollos asados

Otros aspectos negativos de los negocios de pollos asados son los siguientes:

  1. Impacto ambiental por el consumo de carbón y leña, que repercute en el negocio ilegal de la tala de árboles.
  2. Contaminación ambiental por el uso que emana del consumo de leña y carbón.
  3. Potencial afectación a la salud de cocineros y trabajadores informales al estar expuestos al humo.
  4. Inseguridad vial: la mayoría de puestos informales de pollos asados ocupan aceras y espacios peatonales, obligando a la gente a caminar por las vías. Del mismo modo, al instalarse a orillas de carreteras, dificultan el tráfico vehicular porque los automóviles ocupan una parte de la carretera para estacionarse al comprar o consumir.
  5. Problemas sanitarios: en muchos casos, al no tener las condiciones necesarias para almacenar los residuos de los pollos, los vendedores los colocan en bolsas de basura a orillas de las vías o en contenedores pocos herméticos, lo que atrae a perros y gatos que rompen las bolsas de basura y la riegan, lo cual a su vez atrae a moscas, cucarachas, ratas y otros.

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