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Dos días después de una fragorosa batalla, que fue una especie de aliento fresco dentro de un ambiente cada vez más árido como el boxeo, las imágenes de Naoya Inoue y Nonito Donaire, parecieran agigantarse entre los fanáticos.
En una época en la que el boxeo es cada vez más impresionante en su difusión y cada vez peor interpretado sobre el ring, esta pareja de gladiadores intercambiaron metralla por un galardón, pero también por el honor.
El oleaje fue intenso y la pelea llegó a estar tan pareja que pudo haberse ido hacia cualquier lado, pero Inoue desplegó su clase, ritmo, velocidad y potencia para prevalecer ante un veterano que no se guardó nada y que jamás dio ni pidió tregua.
Lo de Inoue fue increíble. Cortado sobre la ceja desde el inicio, pudo haber cambiado su plan de pelea. Pero él solo sabe ir hacia el frente y eso fue lo que hizo ante un rival que no le tuvo piedad y que intentaba acabarlo.
Vimos entonces a un nipón que fue capaz de asimilar un golpeo serio, defender la zona afectada y disparar en todo momento, mientras construía una ventaja que se hizo más visible en el round once, cuando tumbó a su oponente.
Pero para que una pelea sea grandiosa, se requiere del concurso de ambos y el filipino hizo su parte. Mostró coraje para sostenerse en medio del vendaval y ofreció poder para estremecer a un rival que se tornó imparable.
Donaire martilló su derecha con insistencia, pero una vez que Inoue supo como esquivarla, su ataque se vio afectado y en su pretensión de golpear con ambas manos, se acercó y recibió un castigo más intenso de su adversario.
Estamos claros que en el pasado ha habido combates mejores que este, muchos más, de eso no hay duda. Pero en un presente lamentable, lo que ellos hicieron fue grandioso en beneficio de un deporte visto con reservas.
Donaire e Inoue traen esperanzas a un deporte cada vez más maquillado por la mercadotecnia, pero insustancial en sus exhibiciones.
Dos días después del duelo, aún podemos apreciar en nuestra memoria el oleaje intenso de dos guerreros que pelearon por el honor y dieron esperanza al boxeo, cuya credibilidad ha estado muy golpeada.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR