Después terminar la misa en conmemoración a los asesinados del 8 de julio de 2018, la Policía Orteguista (PO) asedió este viernes a la feligresía, exreos políticos y a familiares de las víctimas que se encontraban en el interior del templo San Antonio en la ciudad de Jinotepe, Carazo quienes realizaron un plantón exigiendo justicia por los mártires y libertad para los reos políticos que aún se encuentran en las cárceles del país.
Tras el asedio de las fuerzas especiales de la PO, quienes llegaron a bordo de dos patrullas, los manifestantes decidieron abandonar el templo. A una señora que se disponía regresar a su vivienda, dos oficiales le arrebataron una mochila para requisarla, luego le fue regresada.
El templo fue adornado con chimbombas azules, blancas y negras. En las gradas del altar se ubicaron fotografías con velas encendidas de los autoconvocados asesinados en las barricadas del departamento. También se ubicó un mural con sus rostros, el cual fue adornado con la bandera de Nicaragua.
Igualmente en la entrada, se situó un banner con fotografías de las protestas y barricadas que se instalaron en el 2018. En el encabezado se leía “Carazo siempre en pie de lucha”.
Antes de iniciar la eucaristía, los policías rodearon el barrio San Antonio, donde se ubica la parroquia y en cada esquina requisaban a los peatones y a la feligresía. A los vehículos, no se les permitió el paso.
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Sandinistas festejan
Un grupo de simpatizantes sandinistas, cuando se realizaba la misa, marcharon por las principales calles de la ciudad para recordar la muerte de Carlos Fonseca Amador.
En la eucaristía el sacerdote Gonzalo Rodríguez, instó a los presentes a tener un acercamiento con Dios y a evitar caer en las provocaciones. Habló del perdón y de la justicia y bendijo las fotografías de los difuntos. Algunos feligreses en su mayoría jóvenes a manera de protesta en contra del régimen de Daniel Ortega, decidieron portar la bandera azul y blanco como capa con el escudo invertido.
Roger Reyes, miembro de la Coalición Departamental de Carazo (CDC), en su intervención, habló también de la justicia y de la perseverancia. Pidió un minuto de silencio para honrar a los asesinados y luego hizo mención de sus nombres, donde los feligreses gritaban presente. Una vez que los manifestantes abandonaron el templo, la policía se marchó también del lugar.
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