Mientras los bolivianos celebraban este domingo el fin de casi 14 años bajo el dominio de Evo Morales, que intentó retener el poder a través de un fraude electoral, Nicaragua avanzaba en el mes número 19 desde que explotó el reclamo nacional para que Daniel Ortega también abandone la Presidencia, algo que Bolivia logró en 20 días de presión social.
Morales y Ortega provienen de la misma cepa ideológica y política: dos izquierdistas que pasaron sobre las Constituciones Políticas de sus países para reelegirse en la Presidencia, con claras pretensiones mesiánicas, que han sacado a millones de la pobreza a través de crecimientos económicos sostenidos y que por tanto merecen permanecer en el poder por tiempo indefinido.
Ambos mandatarios llegaron al poder casi al mismo tiempo. El 22 de enero de 2006 Bolivia celebró el ascenso por primera vez de un indígena al poder, Evo Morales; casi un año después (el 10 de enero de 2007), lo hacía Ortega, que acumulaba viejas mañas adquiridas en los ochenta.
A Ortega el rechazo social le estalló en abril de 2018, a Morales en octubre del año siguiente, cuyos esfuerzos por quitarlos del poder ya dieron frutos en Bolivia, en Nicaragua todavía no. En ambas luchas fueron los jóvenes los que prendieron la mecha social en las calles.
Fuerzas armadas fueron claves
En ese contexto, ¿por qué la situación en Bolivia se precipitó tan rápido? ¿Qué debe aprender Nicaragua de la lucha del país sudamericano?
Para el exdiplomático Bosco Matamoros, el papel de las fuerzas armadas ha sido clave en la crisis Boliviana, tanto la Policía como el Ejército se plegaron a las demandas de los bolivianos, que denunciaron el fraude electoral en complicidad con las autoridades electorales bolivianas, que ahora serán procesadas.
“El informe de la OEA es contundente. Hubo fraude y Evo Morales ha cometido delitos electorales”, dijo vía telefónica a LA PRENSA. Matamoros destaca que tanto la Policía como el Ejército han respetado las manifestaciones y que eso les ha permitido conservar la institucionalidad.
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Para el especialista en relaciones internacionales las diferencias entre las fuerzas armadas de Bolivia y las de Nicaragua son “abismales” y asegura que “mientras se mantengan las instituciones se puede frenar cualquier pulso arbitrario de un gobernante”.
En Nicaragua, Ortega puso al mando de la Policía a su consuegro, Francisco Díaz, lo que le asegura lealtad y utilizar las fuerzas policiales para trabajar como grupos de choques para contener cualquier intento de protestas en las calles, tras retomar el control luego de la denominada “Operación Limpieza”, que bañó de sangre las vías públicas el año pasado.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) habla de más de 300 víctimas mortales durante la parte más fuerte de la represión en Nicaragua; mientras que Bolivia, donde la Policía se unió al pueblo, las víctimas hasta el momento suman tres personas.
La cifra mortal boliviana muy baja en comparación la primera semana de protestas en Nicaragua, donde siete días después desde que los nicaragüenses salieron a protestar por unas brutales reformas a la Seguridad Social, el país registraba un saldo mortal aproximado a 30 personas, incluido un periodista.
De hecho el exdiputado Eliseo Núñez también señala como punto de inflexión en la crisis de Bolivia el actuar de la Policía y el Ejército. Además, resaltó que otra diferencia es que Evo Morales no es “tan letal como lo es Daniel Ortega”.
“La posición del Ejército en Bolivia fue clara. En Nicaragua nunca lo fue, más bien le dieron un espacio a Ortega para reforzarlo. La cobertura de las instituciones por ejemplo. El Ejército de Nicaragua se hizo cargo de la alcaldía de Managua de donde salían los paramilitares. Eso los reforzó”, opinó Núñez.
Pese a los señalamientos de Núñez, el mismo cuerpo castrense nicaragüense ha rechazado en varias ocasiones dichos señalamientos hechos por opositores. Los reportes de los organismos de derechos humanos internacionales realmente han mencionado en sus reportes a la Policía Orteguista de estar detrás de la masacre, que operaban en coordinación con civiles armados, conocidos como parapolicías.
La ausencia de esa figura de parapoliciales en Bolivia también es un factor que explicaría porque la lucha de los bolivianos fue menos sangrienta que en Nicaragua.
Otro de los puntos que destacó Núñez y que fueron claves en el desarrollo de los acontecimientos en Bolivia es que en el país sudamericano “existe un sistema judicial mucho más independiente”.
Este mismo domingo la Fiscalía de Bolivia ordenó investigar a los miembros del tribunal electoral. Para eso se orientó la creación de una “Comisión de Fiscales Especializados”, que tendrán a su cargo estas investigaciones.
En Nicaragua, el poder judicial está plegado a los intereses del orteguismo. Los organismos de derechos humanos han señalado a la justicia nicaragüense de “fabricar” pruebas contra los que reclaman la salida de Ortega del poder, situación que llevó a la cárcel a más de mil autoconvocados.
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Bosco Matamoros consideró temprano, antes de que se conociera la renuncia de Morales, que si este no se apartaba del poder corría el riesgo de manchar los aspectos “positivos que logró en su gobierno y perjudicar a su partido de cara a las nuevas elecciones.
En esa línea, Núñez aseguraba que muy “difícilmente Morales pueda sostenerse en el poder o presentarse de nuevo a las elecciones”.
“Evo Morales va a tener que salir del poder para poder solucionar la crisis. Pensó que podía robarse unas elecciones y salir sin consecuencias”, finalizó Núñez que además afirmó que otro punto clave dentro de la crisis de Bolivia es que “allá no tiene a un Daniel Ortega atornillado al poder o a policías que son malos nicaragüenses que matan a otros nicaragüenses”.
El papel de los empresarios
Otro punto que diferencia la reacción de la oposición es el paro indefinido que mantuvieron los empresarios y la sociedad civil en Bolivia, a diferencia de Nicaragua que solo se han realizado paros de 24 horas, lo que no ha mellado en el sostén económico de la dictadura, que vive de los impuestos y de donde se financia a las fuerzas parapoliciales.
“En Nicaragua no quisieron los empresarios”, señala Núñez, que también menciona que en Nicaragua el estallido social fue fuera del contexto electoral de Bolivia, lo que le permitió a la oposición de ese país tener liderazgos claros y mayor unidad.
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“Aquí nacieron muchos liderazgos pero estaban muy disperso. En Nicaragua hubo más enojo que organización a diferencia de Bolivia que tenía claro a sus líderes”, dijo Núñez.
Luego de un llamado a Morales para que dejara el poder en un plazo de 48 horas y al no cumplirse, la oposición llamó a radicalizar el paro nacional y ejercer más presión a Morales.
Alianza felicitó a Bolivia
LA PRENSA consultó al respecto a Juan Sebastián Chamorro, miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la democracia, y este solo reenvió un comunicado de la Alianza Cívica donde reconocen el primer informe de la OEA y felicitan a la Policía y al Ejército de Bolivia por su postura.
Al terminar la tarde de este domingo, Morales dio por finalizado casi sus 14 años de gobierno, mientras Ortega acuerpado por la Policía, el Ejército, la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, el presidente de la Asamblea Nacional, la noche del sábado reafirmaba que no se iría del poder y no habrán elecciones anticipadas sino hasta el 2021, cuando concluye su periodo de gobierno.