Desde el comienzo de las protestas en Nicaragua, en abril de 2018, los estudiantes universitarios han advertido a los seguidores de Daniel Ortega que el dictador no se los llevará en el avión cuando se vea obligado a dejar el poder y se tenga que marchar del país. Los acontecimientos ocurridos en Bolivia son una muestra.
Evo Morales, quien renunció a la presidencia el 10 de noviembre, decidió refugiarse en México, según él, para preservar su vida que corría peligro. En el avión con él viajaban únicamente cinco personas: dos familiares: su hermana Esther Morales Ayma y su hija Eva Liz Morales Alvarado; y dos funcionarios: el exvicepresidente del país, Álvaro García Linera, y la exministra de Salud, Gabriela Montaño. Viajaba además una persona que no ha sido identificada. Los diarios bolivianos informaron que el exvicepresidente García Linera ya había sacado del país a su familia.
Estos son los pasajeros del avión rumbo a #mexico el Ex Dictador, su Hermana, su hija, El Ex Vice y la Ex Ministra de salud . Otra persona no identificada. La esposa del Vice Claudia y Alba salieron de #BOLIVIA con anterioridad. @AristeguiOnline @ElUniversalDF @jcvelizmorejon pic.twitter.com/KbU4pPI7HX
— Samy Schwartz (@samyschwartz) November 12, 2019
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Cuando Evo Morales viajaba a México con dos familiares y dos funcionarios, en Bolivia eran arrestados 34 miembros de tribunales electorales de diferentes partes del país, acusados de ejecutar el fraude electoral que le estaba dando el triunfo en primera vuelta en las elecciones del 20 de octubre. Entre los detenidos hay vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los tribunales departamentales, además de un funcionario del gabinete de Morales, señaló el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, según un comunicado del Ministerio Público de Bolivia.
El mismo día de la renuncia de Morales fue arrestada María Eugenia Choque Quispe, quien horas antes había renunciado a la presidencia del TSE, pero ella tampoco alcanzó en el avión que llevó a Morales a México.
El antecedente en Nicaragua
Nicaragua tiene el antecedente de la caída de la dictadura somocista. El 17 de julio de 1979 fue el día en que el dictador Anastasio Somoza Debayle se marchó del país, tras el triunfo de la Revolución Sandinista. Son muchas las historias de guardias somocistas que dejaron abandonado su uniforme militar para buscar refugio y esconderse de los guerrilleros sandinistas.
Monseñor Juan Moreira, sacerdote de Granada, contó a LA PRENSA el año pasado que durante la dictadura de Somoza los sandinistas se refugiaban en las iglesias, para escapar de la guardia somocista, y cuando Somoza dejó el país, eran los guardias que llegaban a las iglesias a pedir refugio, para escapar de los sandinistas. “El 17 de julio (1979), cuando Somoza se fue y la Guardia evacuó la ciudad, huyendo de las tropas sandinistas, el primer refugiado que tuvimos en la casa cural fue un guardia. Los seminaristas le dieron ropa civil y dejó ahí tirado en la casa cural el uniforme militar y las armas”, recordó el sacerdote.
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Monseñor Moreira recordó esto el 10 de septiembre de 2018, en momentos que las iglesias católicas del país estaban siendo asediadas y atacadas por simpatizantes de Ortega, debido a que brindaron refugio a estudiantes universitarios y manifestantes opositores al régimen de Ortega. “La gente que ataca a la Iglesia es ciega, porque algún día ellos pueden necesitar ese refugio que quieren violar”, dijo en esa ocasión monseñor Moreira.