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Bolivia y los revolucionarios del fraude

Lo que sucedió en Bolivia se volvió tan importante para Nicaragua, porque desde el principio empezamos a vernos en ese espejo.

Fraudes

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que en los tiempos que corren, el fraude electoral es una herramienta revolucionaria. Así lo ven ellos. Como el anarquismo antes, como el terrorismo después, y como la guerrilla armada luego. ¡Olvídense del Che Guevara! Las nuevas camisetas deberían llevar los rostros de Tibisay Lucena, de Venezuela; María Eugenia Choque Quispe, de Bolivia; o la gloria del sandinismo, Roberto Rivas. Y si antes había entrenamientos en campamentos guerrilleros donde les enseñaban arme y desarme de la carabina o el Fal, los nuevos guerrilleros son adiestrados en cómo convertir 30 votos en 400. Y viceversa. Por supuesto, Daniel Ortega es la referencia legendaria de esta revolución de asaltantes electorales. Entender esto es vital para comprender lo que sucede en América Latina.

Golpe suave

Un día leí a uno de estos teóricos de pacotilla describiendo cómo se han cumplido en Bolivia las etapas de lo que ellos llaman “el golpe suave” de Gene Sharp. “Miren, miren”, decía, “como se ha cumplido. Primero son las acusaciones de corrupción y fraude, luego vienen las manifestaciones callejeras por el malestar causado, después aparecen organizaciones pidiendo el restablecimiento de la institucionalidad y a continuación exigen la renuncia de Evo”. Vaya. Así hasta yo. Es como pronosticar que si te metés al agua te mojás. Porque todo el análisis ignora al fraude y la corrupción como causa, y lo que se viene después como efecto.

Lógica

Si alguien roba y hace fraude es lógico que le acusen de fraude y corrupción. Si la gente se siente robada es lógico que salga a la calle y, es lo más normal del mundo que se le pida la renuncia al ladrón, y luego que le procese y castigue. Por ladrón. Lo que sucede es que esta corriente “revolucionaria” de la que les hablo, considera que robarse las elecciones es una forma legítima de mantener el poder y desde su particular forma de pensar no debería tener consecuencias.

Espejo

Lo que sucedió en Bolivia se volvió tan importante para Nicaragua, porque desde el principio empezamos a vernos en ese espejo. Es un escenario muy parecido al que podríamos llegar pronto. Y lo que suceda ahí, ya sea para un lado o para el otro, es muy probable que suceda aquí. Bolivia es parte de una batalla mucho más grande que incluye, por supuesto, a Nicaragua. Que el fraude haya fracasado es una señal positiva para nosotros.

Un paso adelante

¿Se imaginan si el fraude hubiese impuesto otra vez a Evo Morales? Estaría Nicaragua con “los pies hinchados”. Que haya fracasado significa que no siempre estos revolucionarios del fraude pueden salirse con la suya. Sin embargo, ojo, ellos también toman nota y seguro estarán haciendo los ajustes desde ya para sortear una salida “a la Evo Morales”. O sea, si aquí estamos pensando que se evitará el fraude haciendo lo mismo que hizo la oposición en Bolivia, tengan por seguro que Ortega ya está un  paso adelante preparándose para que eso no suceda.

Penco

¿Se acuerdan de Wilfredo Penco? Uruguayo. Vino como jefe de la misión electoral de la OEA en 2016. Ya había participado si como observador en las elecciones de 2008 y de 2011. Lo anduvieron de turista electoral. Todo lindo, dijo. Si por los informes de Penco fuera, el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua sería el mejor del mundo. Una calamidad de personaje.

 Diferencias

Hasta ahora Ortega se ha impuesto fraude tras fraude porque ha encontrado todo a su medida. Observadores como Penco. Una oposición acomodada a lo que “tengan a bien darles el comandante” y unos empresarios dispuestos a hacerse de la vista gorda ante la pérdida de las libertades en nombre de una paz social que ya no existe. Si bien la actitud del ejército fue crucial en Bolivia, no olvidemos que ahí hubo también líderes que llamaron a la calle a reclamar por el fraude, empresarios que cerraron sus negocios en protesta y, sobre todo, una OEA que dejó de hacer turismo electoral y describió tal cual es este nuevo ataque revolucionario.

Moneda al aire

Tampoco se trata de celebrar lo que sucedió en Bolivia como un triunfo de la democracia. Es un paso. Uno importante. Pero Bolivia todavía es una moneda al aire. No sabemos qué va a salir de ahí. Lo importante es que ya se salió de un régimen que tenía la intención de perpetuarse por los siglos de los siglos, y ahora toca a los bolivianos cuidar para dónde va su país. Igual pasará con Nicaragua. Primero salir de la dictadura y luego cuidar que ninguna persona o grupo de poder se vuelva a hacer cargo de nuestro destino. Esa es la otra lección que debemos observar y tomar de lo que suceda en Bolivia.

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